↬𝙣𝙞𝙣𝙚𝙩𝙚𝙚𝙣

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Domingo, 8 de septiembre de 2019.

Los domingos eran los peores días para Jisung, casi todos sus amigos tenían planes, pero él solía quedarse en casa estudiando o mirando el móvil. Normalmente, se terminaba aburriendo de todo y se ponía a pensar, lo cual no era bueno para él, pero no podía evitarlo.

El curso apenas había empezado, así que no tenía nada que hacer y se limitó a mirar el móvil. Tampoco podía salir a la calle, porque llovía mucho. Era una tarde demasiado aburrida, ya se había cansado de todo y tan solo eran las seis. Se puso a pensar en todo lo que había pasado, buscando una explicación.

No entendía nada. ¿Por qué le había dejado exactamente? ¿Por qué no le había vuelto a hablar si habían quedado como amigos? ¿Por qué estaba sufriendo tanto? Y sobre todo, ¿por qué no lograba superarle?

No quería cumplir años en ese estado, definitivamente tenía que salir de esta, había sufrido demasiado con todo. Cuando viajaron a Europa y le encontró hablando con una chica por teléfono, con la que al final acabó saliendo, eso fue horrible para él. Ni siquiera pudo disfrutar del viaje, a pesar de que sus amigos intentaban animarle.

Miró las cortadas de sus manos, Minho le había hecho tanto daño. Se arrepentía de exteriorizar así su dolor, pero cuando lo hacía, sentía un gran alivio. A pesar de todo, seguía sintiendo algo por Minho.

Al principio de la ruptura, creyó que iba a volver, pero con el tiempo se dio cuenta de que no era así. Las primeras veces que se vieron, se hacía incómodo, pero hablaban. Después, perdieron el contacto hasta que empezó el curso. Ahí intentó odiar a Minho, intentó buscar otros chicos que le gustasen y finalmente trató de llevarse bien con él, pidiéndole disculpas por odiarle. Pero nada, Minho, había sido demasiado borde con él, así que ahora tenía algo más por lo que sufrir.

A partir de esa semana, todo iba a acabar, se lo había propuesto. No sabía de dónde sacaría la energía, pero le superaría y no había nada ni nadie que se lo impidiese.