CAPITULO 1

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HAMUNAPTRA 1923

Los hombres corrían por el desierto, ataviados en uniformes militares y disparando sus carabinas, buscaban refugiarse entre las ruinas


- los ejércitos han batallado por 3000 años, sin saber del mal oculto en la tierra –


Soldados enemigos galopaban acorralando a los miembros del ejército, los hombres, ocultos tras las ruinas apuntaron con sus armas esperando una orden de su jefe


- y, por 3000 años, nosotros los mumias, los descendientes del séquito del faraón, hemos montado guardia – una mujer enmascarada vigilaba desde la cumbre de una montaña la contienda que se daba en las arenas


Entre las ruinas, el líder del ejercitó huyó despavorido en su caballo, dos de los soldados se dieron cuenta

- felicidades, te ascendieron de rango – dice el hombre a su compañera, la rubia mira a su compañero y amigo

- ¡todos en posición! –ordena apuntando con su carabina a los enemigos - ¡FIRMES! – mira a su compañero de reojo - ¿estás conmigo? –

- oh, tu valor me da fuerzas – dice el hombre

Los enemigos se acercaban galopando a toda velocidad, y Mike, quien estaba al lado de la mujer tira la carabina y corre lejos del combate, Kara mira el trayecto negando con la cabeza para volver su vista hacia el combate

- ¡LISTOS! ¡FUEGO! – las detonaciones no se hacen esperar, disparan en todas direcciones, derribando a sus oponentes de los caballos

Pero la guarnición de Kara es mermada rápidamente, los hombres a caballo traspasan con facilidad las ruinas, matando al pelotón rápidamente, la nueva líder pelea con maestría, pero sus esfuerzos son en vano, no le queda de otra que correr por su vida, en su maratón ve a Mike

- ¡corre Mike! ¡corre! – el joven la escucha y corre a toda velocidad hacia una de las tumbas ¡entra Mike! ¡entra! – el joven entra, empezando a empujar - ¡no tranques la puerta! ¡no tranques la puerta! – gritaba la rubia, el cobarde soldado cerró por completo el sitio, dejando a la rubia desamparada, quien tuvo que esquivar los impactos de bala, corriendo y siendo perseguida por sus enemigos, la joven corrió despavorida por el desierto, hasta que cansada, se detuvo frente a un muro a su espalda, volteando para enfrentar a sus contrincantes, quienes no dudaron en apuntarle con sus armas, la joven, resignada cerró sus ojos fuertemente, esperando su inminente final... final que no llegó porque los caballos de sus enemigos corrieron asustados, arrastrando a sus dueños, la joven, sorprendida abrió los ojos, y sabiéndose en completa soledad, empezó a escuchar susurros, como rezos, volteó para ver la estatua que estaba tras ella, esta tenia forma de chacal, la joven, asustada retrocedió, bajando su mirada hacia la arena, esta empezó a levantarse agresivamente, ella corrió tratando de esquivar las arremetidas, alejándose de ello... frente a la estatua, y sobre la arena, quedó plasmado un rostro perturbador.

En la cumbre de la montaña, los mumias observaban a los pocos soldados que quedaban huir despavoridos

- no lo han descubierto – dice la líder

- ¿Qué hacemos con esa? – dice su acompañante - ¿la matamos? –

- no, el desierto se encargará de ella –


EL CAIRO – EGIPTO. 3 AÑOS DESPUÉS

MUSEO DE ARTE ANTIGUO


- "sagrarios" "sepulturas" y "arte estético" ... Sócrates, y el dios Set volumen I, volumen II, volumen III... - una joven estaba sobre unas escaleras de madera, acomodando libros en los estantes de una biblioteca – y... tut... Tutmosis ¿Qué haces aquí? – dice la joven mirando el libro con el ceño fruncido, paseó su vista por el librero de enfrente, encontrando la letra que necesitaba, colocó el resto de libros a salvo y se catapultó sobre la escalera para situar el ejemplar en su lugar, quedando suspendida en el aire sobre la escalera, completamente quieta, la escalera empezó a moverse y ella intentaba no caer - ¡auxilio! – dijo como último intento. La escalera la hizo desplomarse sobre uno de los tantos libreros, creando un efecto dominó de caída, La azabache se levantó del suelo, con los cabellos despeinados y los lentes torcidos para observar el desastre que había hecho – ups – dijo quitándose los lentes

- ¡¿Qué?! ¿Qué? – un hombre mayor miraba la escena espantado, abriéndose paso entre el desastre, gesticulaba exageradamente - ¡mira esto! – el hombre se acercaba a pasos furiosos - ¡benditos faraones! ¡tráiganme ranas!, moscas, cualquier cosa, ¡menos a ti! – señaló a la chica - ¡no hay plaga que se compare contigo! –

- perdóneme, fue un accidente – intentó disculparse

- mi querida muchacha, la destrucción de Siria fue un accidente, ¡tú eres la catástrofe! – gesticuló – ¡mira mi biblioteca! ¡no sé cómo te tolero! –

- usted me tolera porque... se leer y escribir egipcio antiguo, y puedo descifrar jeroglíficos y escritura hierática... y soy la única en cien kilómetros a la redonda, capaz de catalogar esta biblioteca – dijo la joven airada

- te tolero porque tus padres fueron nuestros mejores mecenas, por eso es... que Alá los tenga en su seno... no me importa como lo hagas, o cuánto tiempo te tome ¡recoge esta pocilga! – el hombre sale de la destruida biblioteca, la joven escucha un ruido en la exhibición conjunta y decide ir a investigar, viendo que el sitio está en penumbra, agarra una antorcha para entrar

- ¿hola? – no hay respuesta, salvo un golpe - ¿Abdul? – pregunta, sin respuesta - ¿Mohammed? – vuelve a preguntar mientras camina, acercándose a un sarcófago abierto, de manera silenciosa se asoma un poco, cuando un esqueleto hace su aparición incorporándose, y arrancándole un grito de terror a la inocente joven...

Una carcajada resuena dentro del ataúd, un hombre joven se incorpora al lado del esqueleto

- ¿no respetas a los muertos? – dice la joven ofendida mientras colocaba la antorcha en un lugar seguro

- claro que sí, es solo que a veces me gustaría unirme a ellos –

- pues hazlo pronto, antes de que arruines mi carrera como arruinaste la tuya – la joven le da una bofetada en regañina al joven mientras lo insta a salir del ataúd

- mi querida y dulce hermanita, quiero que sepas, quiero que sepas que ahora mismo estoy contentísimo con mi carrera – el joven sale del ataúd tropezando y siendo sostenido por su hermana

- ¡Lex! Ahora mismo no tengo ganas de oírte, acabo de destrozar la biblioteca, y la universidad me volvió a rechazar... dicen que no tengo experiencia en la materia –

- siempre podrás contar conmigo – dice Lex aferrándose a las manos de su hermana, la joven sonríe al tiempo que ambos hermanos unen sus frentes en un gesto cariñoso – y tengo algo que podría levantar tu animo – el hombre vuelve al ataúd, moviendo al cadáver y buscando algo

- oh no Lex, ¿otra baratija más?, si tengo que llevarme otra chuchería – el joven le muestra una caja - ... para venderla... - la azabache toma caja entre sus dedos - ¿Dónde la encontraste? – pregunta

- en una excavación en... Tebas... - dice el joven sonriendo – jamás en mi vida he hallado algo de valor, por favor dime que vale algo – la joven está centrada en descubrir como abrir la caja hasta que lo logra

- Lex –

- ¿si? –

- creo que has hallado algo – la joven saca un trozo de papel de la caja 

LA MOMIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora