CAPITULO 3

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PUERTO DE GIZEH – EL CAIRO


- ¿crees que vendrá? – dice Lena, en sus manos había dos valijas

- sin duda, con la suerte que tengo... conozco su tipo, siempre cumplen su palaba – dice Lex

- pues yo la recuerdo sucia, grosera y descarada. No me gusta para nada –

- ¿de quién hablan? – Kara se acerca por detrás, Lena abre la boca sorprendida ante el cambio de la rubia, sus ropas eran elegantes y sus cabellos volvían a ser un rubio oro

- oh – Lena la observó con atención – hola – puso las valijas en el suelo

- que día estupendo para una aventura ¿eh? – dice Lex palmeando el hombro de la soldado y saludándola

- sí, es cierto – Kara palpa que si billetera esté en el bolsillo

- jamás le robaría a una socia, socia –

- a propósito, no me tendrás rencor por... - gesticula con sus manos recordando el golpe que le dio

- oh, no. Es cosa de rutina – el joven resta importancia

- señorita Danvers, ¿me garantiza usted directamente que esto no es un cuento?, porque si no le advierto... -

- ¿usted me advierte? Señorita, mis tropas tenían tanta fé en esa ciudad, que cruzaron Libia y entraron a Egipto buscándola. Y cuando por fin llegamos, solo encontramos sangre y arena, permítame su equipaje – agarró las valijas de Lena y se encaminó rumbo al barco, dejando al par de hermanos rezagados, Lena observó a la rubia caminar con un gesto de profundo interés, Lex se hizo detrás

- sí, tienes razón, es sucia, grosera y descarada, no me gusta para nada – Lex se burla de la estupefacción de su hermana, Lena voltea a mirarlo

- buenos días a todos – saluda James al par de hermanos

- oh ¿Qué hace usted aquí? – pregunta Lena

- vine a proteger mi inversión ¡no faltaba más! – dice el hombre subiendo a la cubierta del barco

En la noche, unas cuantas canoas se acercaban al barco principal, hombres vestidos de negro alistaban sus armas

- deja los lentes y corta las cartas Winn –

- sin lentes no veo que voy a cortar – se excusa el muchacho, Kara sale de una recamara para encontrarse con los hombres

- oh, Danvers, siéntate, nos hace falta un jugador –

- yo juego con mi vida, no con mi dinero –

- ¿nunca?, ¿y si te apuesto 500 dólares a que llegamos a Hamunaptra antes que tú? – dijo el repartidor de cartas

- ¿van a Hamunaptra? –

- sí, igual que ustedes – responde Adam

- ¿y quién ha dicho eso? – pregunta la rubia inquisitiva

- fue el – todos señalaron a Lex, quien estaba sentado con ellos jugando, Lex voltea a mirar a la rubia, ofreciéndole una sonrisa culpable

- bueno ¿apostamos? – Oliver sonríe petulante

- claro – la rubia sonríe

- ¿Qué le da tanta confianza señorita? – pregunta un hombre que leía

- ¿Qué se la da a ustedes? – pregunta la rubia

- tenemos un hombre que estuvo allí – responde Adam confiado

LA MOMIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora