Capítulo 11

892 48 1
                                    

Las manos de Jhon eran fuertes pero suaves.

- ¿Dónde estaban chicos?- pregunto Nath.

- Eeeh.- Dijimos al uniso Alan, Sebas y yo.

- Por ahí. - respondió Sebas.

- Pues aquí, allá, caminado por la fiesta.- Alan también intervino.-

-¿Si, Angy? - Es la primera vez que Jhon me llama Angy,  se siente raro. Acaso... ¿Nos están interrogando?

- Si, si estábamos por ahí, aquí, allá, caminando por la fiesta. Así casual. - respondí.

- Por cierto les presento a mi novio.- Dijo Nathaly, mientras tomaba de la mano a Justin.
Los chicos a pesar de que todos hubiésemos preferido a Sebas como novio de Nath, le saludaron cordialmente.

- Nosotros, nos vamos. - hablo Sebas.
Y se empezaron a despedir de todos, incluso Jhon tuvo que soltarme para poder darle la mano a los dos chicos.

- Adiós, se tiene que repetir. - me dijo Sebas en voz alta. Los demás que no sabían parecieron extrañarse, más aún cuando Alan dijo un "Inevitablemente".

- Adiós ternurita, te amo. - Susurro Alan contra mi oído.

Después de eso, Nath empezó a hablar con Justin, me sentía totalmente fuera de lugar, creo que John también, por lo que nos dirigimos hacía el centro del lugar, después de bastante tiempo, todos los invitados se habían marchado, algunos meseros hijas de aquí para allá, levantando charolas en su manos, mientras que otros se encargaban de dejar impecable el lugar. A pesar de eso, mi madre se encontraba adentro, hablando con su asistente personal, además de que ahora vive con mi tía,  supongo que es  por el vacío que siente de estar tan sola, además de que Sarah, si, así se llama mi tía, Sarah ella nunca se ha casado. Me acomode en una silla frente a una de las mesas que aún no recogían,  también Jhon lo hizo, su padre ya se había ido hace buen rato. Uno de los meseros llevaba pastel envinado, no aguante las ganas, y le pedí mi sorpresa fue que John me imitó y al igual adquirió un platillo con ese delicioso contenido. Pero también era bueno acompañarle con un buen vino tinto.

Empezé a llevarme un bocado de ese exquisito pastel a la boca, mientras John me observaba, pero no me importó, necesitaba saborear.

-¿Qué,  nunca haz visto a alguien comer pastel?- Pregunté molesta.

-Si, muy pocas veces, ya sabes las chicas no suelen comer pastel, por miedo a engordar.- sonrío.

-¿Ah?-

-Si.- Susurro.

-Y por eso te quedas viendo como lo hago, mira.- asegurandome de que me viera, lleve lentamente un bocado de pastel a mi boca. Una vez que lo acabé volví a preguntar -¿Ya?.

-La verdad me da nosé, algo eh... comes raro, es decir, comes con ternura como si ese pastel tuviera algo especial.- pronunció sutilmente.

Sonreí.

- ciertamente, mi padre solía llevarme a una cafetería los fines de semana, y cuando fui creciendo solíamos ir cada vez que se pudiera ya que era complicado el cumplir esa cita semanalmente, cuando pequeña papá comía pastel envinado, y aunque no me daba, yo sabía que era delicioso, el ver como lo comía era suficiente, a mi me daba pastel de chocolate, era rico, de vez en cuando papá me daba de su rebanada aunque eso le costaba porque a mi madre no le gustaba, según estaba muy pequeña me encantaba, si mi padre estuviera aquí comería otra rebanada de pastel envinado, ahora que ya era grande podíamos compartirlo; me hace tanta falta.- Solté un suspiro,  sin darme cuenta una lágrima había rodado por lo largo de mi mejilla. John me sonreía y eso era agradable a pesar de que permanecía callado sabía que no estaba molesto conmigo.

Odio amarte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora