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Salí de mi casa cuando tenía 8, de ahí en adelante me dedique a robar y asaltar para poder comer.

No termine la escuela, simplemente era un vago

Pero eso era mucho mejor que ver a tu mamá tener relaciones en la misma cama donde tu duermes, para poder pagar la renta

Papá nos abandono cuando mi madre le dijo que esperaba un hijo, así que simplemente nunca debí de existir.

O al menos eso pensé

Esa tarde cuando abrí la puerta de esa tienda de autoservicio pasee los ojos por todas la cantidad de galletas qué había, haciendole caso primeramente a mi estómago, hasta que escuche una voz, algo única diría yo, saludarme.

Ahí atrás del mostrador había un chico

Su cuerpo era delgado y traía un mantel supongo del lugar, encima

Una mirada rápida de su parte que hizo mi corazón vibrar 

Él simplemente la bajo, con timidez, como si sus ojitos hicieran algo malo.

Me gusto la manera en que se balanceo sobre sus pies, incluso lo vi morderse los labios nervioso.

Abrí la boca pero no pude responder

Sus mejillas estaban un poco sonrojadas y quería pasar mis manos en ellas

Me acerque a pasos firmes a él

"la pistola"

"la caja registradora"

"hambre"

Me d-das una-a goma-

El asintió, talvez pensando que era torpe y se acomodo un poco

observe sus manos, largas y finas, hasta que luego tenia el chicle enfrente de mi.

busque en mi bolsillo la última moneda qué me quedaba, la puse entre sus dedos entonces el susurro un gracias.

Su voz me gustaba

Busque con mis ojos su mirada, entonces vi en ellos una inocencia pura, hasta podía decir que había  magia en ellos.

Sonreí instantáneamente y el imitó mi gesto, estirando sus labios sin mostrar sus dientes.

Saliendo de ahí  solo pude maldecirme.

Maldecirme por que quería ver esa carita de nuevo, por que quería escuchar su voz de nuevo, porque quería perderme en sus brazos y dejar de existir.

ThiefDonde viven las historias. Descúbrelo ahora