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Junto a la flor de hoy, estaba un chocolate, un saboy grande.

No podía creer que éste chico realmente esté haciendo todo ésto.

¿Por qué no se mostraba ante mí?

Me daba un poco de tristeza no saber quién era él.

Con ayuda de mis amigos habíamos estado buscando pistas a ver si lo encontrábamos. Incluso un día Josh entró al salón antes que todos para vigilarlo, pero resulta que había entrado una chica—se llama Amaya—, y solamente le dijo a Josh que un chico había mandado a dejar eso ahí.

Fue lo único que conseguimos porque la chica no quiso dar más información.

El chico misterioso mandaba a otra persona a poner la flor.

¿Por qué? ¿No quiere que lo descubra?

A mí me gustaría conocerlo. Tenía ganas de conocerlo.

—Yo pienso en que es Mika—dice otra vez Andriu—. Siempre te observa, ahorita lo está haciendo. Volteen con disimulo degenerados.

Hago que me estoy acomodando el cabello y volteo completamente a dónde Mikail está con su grupo. Efectivamente me está mirando y, al ver que yo le estoy viendo ahora, se voltea.

—¿Ves? —dice Khloe.

—Le gustas al capitán del equipo,no puede ser—Isaac hace cómo que si estuviera muriendo.

—Si son idiotas—volteo de nuevo a la mesa. Ya no está mirándome.

¿Será él?

—¿De verdad hay alguna posibilidad que sea él, chicos?—inquiero observándolo.

Parece feliz riendo con sus amigos. De espalda se ve tranquilo y relajado. Lleva el sweater de su equipo.

—Puede ser—dice Khloe subiendo un hombro.

—Uno nunca sabe—sale Gael, y le lanza una papa a Andriu en el cabello.

Ella le echa ketchup.

—Bueno, me dieron ganas de descubrirlo—musito frustrada.

—Nosotros te ayudaremos chica, paciencia —Josh me guiña un ojo—. Mira, tú te acercas y le dices: ¿Eres tú el de la carta? ¡Y listo! Problema resuelto.

Frunzo el ceño.

—Es una completa mala idea—digo, negando con la cabeza.

Josh era muy gracioso. Y un payaso.

—Cálmate, Shann—me dice Andriu—. Encontraremos algo.

Yo asiento y sigo comiendo mi comida.

Llegué a casa y no estaban mis padres, como la mayoría de las veces. Solamente están viernes, sábados y domingos hasta la tarde.

Mi Nana era la que siempre estaba domingo, mi abuela por parte de mamá. Subí a mi cuarto y me quité la ropa para darme una ducha rápida.

Cuando terminé, me senté en mi escritorio, saqué mi cuaderno y el chocolate que me había dejado el chico que no sabíamos quién era hoy. Quisiera saber cuál era su truco para adivinar qué me gustaba.

Por eso me hacia dudar. ¿Es alguno de mis amigos? ¿Josh, Gael o Isaac?

Diosss. No podía con esto.

Destapé el chocolate y me lo empecé a comer y a hacer tarea también.

Estaba muy bueno. En silencio le agradecí al chico misterioso.

El chico misterioso del girasol  [REESCRIBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora