GaaraLee

GaaraLee 1

El Comienzo

Konoha; la aldea me traía muchos recuerdos, algunos que preferiría olvidar, pero que gracias a Naruto ahora los comprendía de otra manera. Esa noche era el festival de primavera de la aldea oculta entre las hojas, Temari y Kankuro iban conmigo a todos lados. Podía ver la ilusión de Temari por ir al festival, tenía entendido que era para celebrar el romance, y sabía que se traía algo con el chico Nara; desde su primera batalla había quedado fascinada con él, aunque hacía todo lo posible por disimularlo. Kankuro no demostraba mucho interés, pero los puestos de comida llamaron su atención.

A lo lejos estaba él, ataviado con un gran atuendo, miraba con desilusión un puesto de juegos donde debías lanzar shurikens a unos blancos móviles. Me acerqué sin pensarlo. Él estaba dándome la espalda, parecía buscar a alguien entre la multitud. Había dado unos cuantos pasos dándome la espalda. Con el corazón acelerado puse mi mano sobre su hombro para detenerlo.

-¿Lee? – Pregunté. Me maldije por dentro por haber dicho su nombre en forma de pregunta. Se giró rápidamente, sus enormes ojos parecían sorprendidos.

-¿Gaara? – Dijo y comenzó a reír. Estaba confundido, ¿se estaba riendo de mí? No, parecía que estaba nervioso, asustado incluso.

-¿Estás bien? – pregunté para aligerar un poco la tensión.

-Ah... sí, ¡estoy bien! – Dijo, una enorme y hermosa sonrisa se dibujó en su rostro.

-Ya, es que te viste un poco asustado. – Dije, ¿aun me temía? Si era así, no se lo reprochaba.

-¿Qué? Para nada, ven. – Dijo regresando al puesto de juego. - ¿Competencia de lanzar shurikens?

-Vengo con mis hermanos... - Me interrumpí al recordar que Temari estaría con el chico Nara y Kankuro seguramente no había notado que me había ido, mientras llenaba una de sus marionetas con comida. – pero supongo que Temari se fue con Shikamaru y Kankuro... bueno, él puede estar solo unos minutos.

-¡Genial! Por fin podré mostrarle mis habilidades a mi rival más grande. – Dijo Lee, mucho más relajado y feliz. Me gustaba verlo así.

- Todavía no sé lanzar bien los shurikens. – Dije avergonzado. Con mi arena, lanzar shurikens no había sido necesario nunca... con Shukaku era más inútil usarl...
- Pero si yo mismo te di clases. – Dijo Lee interrumpiendo mi tren de pensamiento. Recordé las clases que me dio y lo paciente que fue conmigo. Después de perder a Shukaku sentía que mi poder había disminuido sobremanera.

- Bueno, mejoré un poco. – Admití.

Jugamos un rato, obviamente me derrotó con facilidad, pero intenté hacer evidente que me había esforzado en entrenar taijutsu, recordando las lecciones que me había dado.

-¿Qué premio desea llevar? – Preguntó el dueño del puesto de juego.
Había muchas máscaras muy bonitas, pero desde que llegué había visto la de Shukaku, los recuerdos me invadían la mente, así que evitaba verla. Lee las observaba maravillado. Sus ojos reflejaban las luces del puesto, se le veía tan feliz.
-¡Esa! – Dijo señalando la de Shukaku
-¿La del bijuu de Suna? – Preguntó el señor, quien me lanzó una mirada rápida que Lee no pareció notar. - Rara elección, pero está bien. – Dijo dándole la máscara a Lee, que inmediatamente se giró para dármela.
Por un momento no supe que hacer, al ver la cara de Shukaku frente a mí, una marea de recuerdos, me invadió, pensé en toda la gente que lastimé, en toda la gente que maté.

-¡Lo siento, no era mi inten... - Comenzó Lee a disculparse, creo que mi reacción no era lo que él esperaba, y luego recordé con nostalgia las enseñanzas de Naruto, y me dio gusto poder tener a Shukaku conmigo otra vez. Me coloqué la máscara de lado y lo miré.