3: El Regalo

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En cierto sentido, Rev creía parecerse a Ronin Storm; no era tan bruto como pudo comprobar que el otro era en el poblado, pero ambos eran personas que estaban en desacuerdo con el orden establecido.

Una vez su papá le había dicho que los grandes hombres eran rebeldes (con causa) que se mostraban en contra de lo que se decidía, y no podía cuajar que él lo hubiera echado de casa tras haber seguido su consejo y rebelarse, con el afán de defender a alguien que alguna vez fue su mejor amigo. De hecho, le había dolido profundamente el que el umbra se refiriese a él como la oveja descarriada, pues esto era lo último que su familia alguna vez lo llamó, pero claramente no iba a mostrase débil frente a un ente como lo era aquel monstruo; no podía permitírselo.

Y era todo eso lo que Rev pensaba en medio del desierto, dentro de la ya invocada Taberna de Paso, y recostado en su cama. No sabía exactamente por qué, pero le había entrado la nostalgia de pensar en su familia, en su expulsión de ella, y no podía conciliar el sueño.

-Tal vez podría ir a por una copa. Creo que el bar todavía está abierto. -pensó para sí mismo, y se retiró las sabanas, para luego levantarse. Por supuesto, esto lo hizo en el más completo sigilo, porque no quería perturbar el sueño de Chase, que por una vez estaba teniendo una buena noche.

Se dirigió hacia la puerta con cuidado de no hacer ruido, la abrió rápidamente para que no chirriara como si lo haría si la abriese despacio y salió al pasillo. Una vez allí camino por este hacia las escaleras y a la planta inferior.

-Buenas noches, Rev.-la mujer gorda del mostrador le saludó al verlo aparecer.

-Buenas noches. -saludó con una reverencia, haciendo como que se quitaba un sombrero que no tenía. - ¿Podrías servirme una copa de ron, por favor?

Se sentó en la mesa más austral con respecto a las escaleras tras hacer su pedido, que por supuesto era su bebida alcohólica favorita. Cada vez que consumía ese aguardiente, se libraba de todas las tensiones.

Mientras bebía, pudo notar que un hombre embutido en un traje negro con un sombrero del mismo color ingresaba a la taberna, pero no iba a hacer un pedido, estaba acercándose a él. Y, finalmente, el hombre sentó.

-Rev, han pasado años. -saludó el tipo misterioso. No parecía poder pronunciar bien las erres, por lo cual en lugar de decir "Rev" dijo "Shev", y ésta sola característica vocal despertó las alarmas del sheriff.

-Tú eres el responsable...- Rev habló en voz baja, puesto que la señora del mostrador no tenía por qué enterarse de lo que estaba diciendo.

El interlocutor misterioso de Rev dio un asentimiento por toda respuesta.

-Claro, debí haberlo sabido. Tú me provocaste el insomnio específicamente para que bajara, específicamente para que me sentara y específicamente para conversar conmigo. -declaró Rev. Sus uñas, las clavó en la mesa. - ¿Qué carajo quieres, Mesé?

Apenas podía verle la boca, bajo la sombra que el sombrero creaba sobre el rostro del hombre, pero Rev pudo vislumbrar una sonrisa.

-Rev, sobrinito, tú sabes perfectamente porqué estoy aquí. Tus tíos y tu papá te necesitamos. -dijo el tipo, aparentemente nombrado Mesé.

- ¿Se trata de Masacre, tal vez? -Rev enarcó una ceja, ¿Para qué si no lo iban a querer los mismos que lo expulsaron?

-En efecto. Tu primo se nos escapó otra vez de las manos, y necesitamos que lo busques y lo atraigas hacia nosotros.

- ¿Para qué lo vuelvan a encerrar? No gracias, tío.

La sonrisa de Mesé se borró al instante:

El Señor OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora