La semana paso volando. Eso es lo primero que debo decir. Una jodida semana había pasado en un pestañar. Fue saltar un charco. Decir lunes y estar en domingo. Así más o menos.
Termino de arreglarme dejándome de metáforas, hoy al fin podré visitar a Ryan en su departamento. Durante el trascurso de esta semana no había tenido el tiempo para eso por culpa de los Spencer y hoy era el día que podría darle una sorpresa.
Busco alguna chaqueta cualquiera en mi armario para salir al fin, cuando tomo una algo cae al suelo al mismo tiempo en que mi teléfono suena, con rapidez tomo lo que se ha caído y voy hacia el teléfono. Me detengo de golpe, un escalofrió me recorre al ver que trata de un collar haciéndome recordar el momento en que lo conseguí, recordando aquella chica de ojos mieles y mejillas sonrojadas suplicándome que no la matase; recordándome también de que no cumplí la promesa de dejar el collar en la tumba de su madre. Observo detenidamente el collar, el apellido en la parte trasera, la delicadez de todo.
— Collins, ¿Dónde escuche ese apellido antes? — murmuro para mí
El teléfono suena una vez más, esta vez sí logro contestar, mientras me coloco el collar de la chica dispuesta a cumplir lo que prometí salgo de mi habitación.
+
Al llegar como de costumbre somos punto de atención, Joss se pierde interpretando su papel, al igual que Lillian lo cual no me importa, la rubia que no es rubia justo ahora me invita a ir con ella, pero me niego con la excusa de ir con el moreno. Aunque mi plan es 100% mejor. Camino por la acera sin rumbo, en la busca de algún cementerio cerca; cierro los ojos disfrutando de la ligera brisa mientras juego con el collar en mi cuello, tratando de hacer memoria sobre ese apellido, algún parecido a la chica de ojos grandes. La bocina de un auto hace que salga de mi momento de paz, sobresaltándome.
— Señorita Liee Connelly, si no lo recuerda le informo que McGastón está hacia la otra dirección — unos poderosos ojos gemas me desafían, bajo de la acera para acercarme al auto e inclinarme a la altura de la ventana
— Tengo algo más importante que hacer
— Suba al auto ahora mismo — iniciamos una guerra de miradas en la que me dejo ganar para así aprovechar y hacer lo mío.
Cuando arranca el auto, muevo mis pies y juego con mi falda, todo el dichoso viaje permanece en silencio, yo me dedique a acosarlo, a parecer inquita con esta situación. Detiene el auto en el estacionamiento exclusivo para personal de la institución, es cuando me las arreglo para subir a horcajadas sobre él, sorprendiéndose de mi acción levanta las manos, lamo mis labios
— Ian...— gimo su nombre
— No entiendo que quieres lograr con esto — suspira cansado.
Sonrío con malicia desabrochando mi uniforme ante de tomar su rostro y besarlo, vaya sorpresa me llevo cuando soy correspondida y sus manos aprietan mis muslos. Inicia una sección de besos y toqueteos que detiene porque debe cumplir con su trabajo como rector respetable. Cuando sus dedos estuvieron tan cerca de una estudiante.
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Para la hora de la salida, luego de coqueteos en clases con Jason, logro sacar mi teléfono de entre empujones que da la gente desesperada por ir a casa. A mí no me precisa, hay que disfrutar de la vida ¿Por qué correr?
[Rubia: Zorrita nos fuimos, pero alguien te espera.]
Llego al estacionamiento en busca de algún rostro conocido. Curiosa de quine me ha venido a buscar en esta maravillosa tarde después de clases. Solo hay más adolescentes buscando marcharse cuanto antes.
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Juegos Prohibidos #1
RomanceUn giro inesperado en el destino de Ava Kylie la lleva a tomar decisiones de vida o muerte. Pero el amor llegará a su vida para darle un nuevo juego donde tendrá que elegir entre salvar lo que quiere o cuidar lo que no tiene. + + + Libro uno de la s...