CAPÍTULO 13

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Pequeños toquecitos en la puerta son los que me despiertan la mañana siguiente. Me duele todo para solo moverme un poco. Quiero solo quedarme en cama toda la eternidad.

— Ava Kylie hija, un chico te busca — sigo en la cama sin moverme o darle respuesta alguna — ¿Te sientes bien pequeña? — asiento esperando que pueda verme y no haga que lo vea porque preguntaría por lo asqueroso que ha de estar mi rostro.

Cuando lo escucho salir me incorporo. Voy directo al baño, dándome cuenta de que no lograre nada deprimida en la cama echándome las culpas. Hago mis necesidades de aseo, al ver mi rostro con moretones aplico un poco de maquillaje para quitarles color; tomando mi teléfono que recargaba energías como yo, bajo las escaleras, llego donde papá a quien abrazo desde atrás asomando mi cabeza encontrando así unos ojos azules, Matt Carter está aquí. Mi padre se despide besando mi coronilla y dándole la mano la mano al castaño, cuando papá desaparece por fin habla y yo no estoy de ánimos para aguantar sus babosadas.

— Liee, ¿Podemos conversar? — doy la vuelta rodando los ojos

— No tenemos nada que conversar ¿O sí? — me sigue hasta la cocina, me cruzo de brazos dándole una mala mirada ¡Vamos! Matt no quiero pelear.

— ¿Estas así conmigo por lo ocurrido con Lillian?

— Mucho menos quiero hablar sobre ella, ¿Ya desayunaste? — asiente sin ganas, él sabe perfectamente que no lograra algo conmigo así, conoce mi terquedad.

— Sí ya lo hice, son pasadas las 12 Liee — sonrió inocente en su dirección ¡upss! Ese es mi error.

Procedo hacer el café para acompañar unas galletas, mientras trabajo en eso, a mi mente viene el pelinegro, no sé nada de él y eso me perturba, no puedo sacarme de la cabeza que es mi culpa. Necesitaba hacer algo, debería preguntar a Kendall cual era el plan, Diego dijo que él se encargaría y quería ser parte de ello.

— ¿Sabes algo de Andrien? — lo observo sobre mi hombro, niega, cierro fuertemente los ojos mordiendo mi labio, claro que es mi culpa. Volteo para apoyarme en la isla, intenta tomar mis manos sobre esta, pero noto su intención y ¡Vean que interesante manzana! — Pienso en ir a verlo más tarde — comento, e inmediatamente la expresión en su rostro cambia, claro que voy a ir a verlo luego, no puedo dejarlo solo.

— No puedes hacer eso — elevo una ceja indignada, ¿Cómo que no puedo? ¿Desde cuándo me prohíbe cosas? Enfadada me alejo para ir por mi café, lo dejo sin azúcar como me gusta; llevo a mis labios la taza viendo con disimulo a Matt que sigue sin darme una razón — Es peligroso Liee, para nosotros, para todos para ti — lamo mis labios ante de negar

— No me importa — intenta contradecirme, y le doy una mala mirada que lo hace suspirar; nada me lo impedirá. No le hare eso a Andrien. Rodea la isla para acercarse lentamente — Dime que hago para que no vayas a ese lugar... — pretende tocar mi rostro así que tomo otro sorbo de café, pensando en que podría aprovecharme de la situación y jugar a que el castaño ha ganado esta vez.

— Si me ayudas a limpiar mi habitación, no iré a ningún lado — ni siquiera lo piensa, simplemente asiente sonriente.

Subimos a la segunda planta, directo a mi habitación que enserio es un verdadero asco, un desorden total; termino mi café dejando la taza en una esquina sobre prendas. Ya que había pesado que Matt era más inteligente ¿Quién en su sano juicio creerá que me ha ganado?

— Comencemos para luego poder tomar una ducha — e ir a visitar a Andrien, digo en mi mente

— Podría ayudarte con eso también — rio con sarcasmo, obvio no.

Inicio levantando algunos zapatos y ordenándolos en el armario, luego paso arreglar el contenido de su interior, agradeciéndole a los chicos por darme más trabajo con lo que me han dado; escucho a Matt tararear mientras limpia recordándome a la rubia, que paso tarareando la mayoría del tiempo alguna canción. Escucho un vidrio romperse junto a un "Maldita sea" cuando noto sangre en su mano en un 2x3 estoy junto a él, con el corazón queriendo salirse de mí.

— No es nada Liee, tranquila, solo un pequeño corte — tomo su mano que sangra

— ¡Pero te desangras!

— No seas dramática — con rapidez desgarro la tela de mi remera, enrollándola en su mano lastimada con delicadeza.

Yo no podía ser buena porque la gente se aprovecha. Estamos cerca, nuestras narices se rosan y aprovecha de mi cercanía para acariciar mi mejilla, entreabro mi boca cuando pasa su pulgar por mis labios. La carne es débil amigos, y con Matt tenemos química muy buena.

— Me gustas mucho...

Lo veo acercarse lentamente, hasta unir sus labios con los míos en un beso perezoso, sus labios son una mezcla exquisita de menta que me encoleriza y aún más cuando hace que me coloque a horcajadas sobre él de un movimiento dejando de lado el corte. Unos ojos verdosos vienen a mi mente haciendo que me incorpore, no podía perder el tiempo. No podía ir confundiendo a mis amigos por el mundo. Ahora Andrien era lo que me importaba.

+

Manejo a toda velocidad con rumbo a la cárcel, con mis manos sudando sobre el volante, pero
¡Diablos! necesito con urgencia saber que Andrien está bien, que me explique porque diablos lo ha hecho. No podía quedarme en casa sin tener noticia; debía desobedecer a los Evans. Todo fuera por el cachorrito.

Detengo mi auto no muy cerca de la estación, por si las moscas. Bajo guardando el teléfono en el bolsillo delantero; camino calmando mis nervios lo poco que falta para llegar a en frente, en la entrada dos oficiales son los encargados de cuidar, suspiro y coloco mi rostro de niña inocente. No podía fallar en mi misión,

— Buenos tardes ¿En que la podemos ayudarla señorita?

— Quiero ver a un amigo amables caballeros

— Lo siento, las visitas no están permitidas por ahora. Vuelva mañana a la hora correspondiente.

— Señor no hay alguna forma de que lo vea ahora mismo — niega pidiendo que me retire, realmente paciencia nunca he tenido también me han enseñado a conseguir lo que quiero, y realmente quiero ver a Andrien ¿Y acaso este viejo no puede hacerme le puto favor?

— Señorita le repito que se retire si no quiere tener problemas

— ¡No me voy a ir hasta ver a Andrien!

Me cruzo de brazos enfadada y aún más cuando el desgraciado de la seguridad llama criminal jodido al pelinegro, mi pelinegro, diciendo que se pudrirá en la cárcel, y eso hace que pierda la paciencia con la que deseaba manejar el asunto; con uno de mis mejores en golpes en el rostro arrugando del viejo, justo en la nariz canalizo mi enojo. El otro oficial pide que me calme empeorándolo ¡Porque estoy calmada!

— ¿Qué pasa aquí? — dejo de forcejear al escuchar una voz tras de mí, que seguramente es alguien de poder en el lugar ya que los viejos se dirigen con el respeto que no me han brindado, quiero matarlo cuando me acusan con desobediencia — Señorita... — volteo a la misma vez que paso mis manos por el cabello, mi furia desaparece instantáneamente cuando me encuentro con los ojos verdes y cabello rubio de Sean. Ahí estaba vestido de un traje casual.

— Ava Kylie, este tú, que sorpresa.

— Hola Sean

— ¿No deberías estar con Ryan? — niego con lentitud, mi ceño ya fruncido ¿Cómo porque debería estar con él? La verdad ni debería estar yendo muy lejos de todo lo que tenga que ver que Ryan Collins ¡Oh sí! Lindo apellido no sé si sonreír o llorar... — Ryan fue a la secundaria por ti, necesita hablar contigo o algo así comento

Sean cambia de tema, lo cual agradezco, preguntando lo que hago aquí, recordándome a los viejos de mierda, con inocencia en mi voz le digo sobre querer ver a Andrien.

— Ven conmigo — sonrío agradecida antes de seguirlo.

Al pasar a lado del oficial con la nariz ensangrentada le doy una sonrisa triunfante, vez nos hubiésemos ahorrado todo esto. Siempre consigo lo que quiero. Sigo a Sean por un pasillo, es hasta entonces que capto lo ocurrido ¿Nos dejaron pasar, así como así? ¿De verdad es alguien importante?

— ¿Por qué demonios nos dejaron entrar? — ve sobre su hombro para responderme

— Mi tío es prácticamente el dueño y jefe de esto, además tengo contactos — sonríe con picaría que me provoca una sensación extraña. El dinero hace cosas asombrosas, siempre lo he dicho.

Juegos Prohibidos #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora