Flechado 「Sulay」

VI

A medida que transcurrían los sofocantes días de verano, Yixing y Junmyeon a veces regresaban a la piscina. Junmyeon incluso le había pedido a Yixing su número para poder enviarle un mensaje y avisarle cuando fuera allí. Obviamente, Yixing se lo dio y dijo que si a todas sus propuestas. Esas veces Yixing pudo traer sus bañadores y una camiseta extra. También había dejado de preocuparse por meterse en problemas. Si Junmyeon tenía una llave eso quería decir que estaba bien, ¿no?

Sin embargo, dado que sus encuentros sucedían principalmente durante la noche, Yixing tuvo que escabullirse de su casa. Ese día que llegó tarde sus padres no estuvieron muy de acuerdo con que Yixing estuviera en la calle a esas horas de la noche. Y ya que Luhan aún estaba de viaje no podía usarlo como excusa. No tuvo más remedio que escabullirse. Se sintió como un pequeño rebelde al hacer eso, y después de seguir las reglas toda su vida fue refrescante hacer algo atrevido. Claro, también se sintió mal de ocultar esto de sus padres, pero no había nada de qué preocuparse. Tenía a Junmyeon a su lado, con suerte nada malo les sucedería.

Por otro lado, en el trabajo no hubo un día en que no hablaban sobre cosas sin sentido o significativas. Ya hasta bromeaban juntos, compartiendo chistes internos entre ellos. Alimentaros aún más animalitos callejeros, inclusive en los fines de semanas. Junmyeon sonreía y frecuentemente se reía más junto a él, haciendo que el corazón de Yixing se agitara constantemente. Pero todavía seguía siendo serio con los clientes (pero si dejo de gritar o mostrar su enojo). Este cambio en actitud hizo que Yixing se sintiera más especial de lo que probablemente era para Junmyeon.

En fin, había sido uno de los veranos más memorables de su vida. No obstante, todas las cosas buenas llegan a su fin. Y para decepción de Yixing, el retorno a la escuela estaba a la vuelta de la esquina.

Así comenzó la última semana de agosto y su última semana de vacaciones. Ese lunes, Yixing había ido feliz al trabajo, pero también un tanto triste. Junmyeon y él ya no pasarían tanto tiempo juntos. Su tristeza aumento cuando al llegar se enteró que Junmyeon no había asistido porque estaba enfermo. Ahora también estaba preocupado.

Los días sin Junmyeon en el trabajo, se sintió totalmente preocupado y distraído. Más de una vez mezcló el pedido de un cliente o dejó caer las cosas. No podía evitar preguntarse qué había pasado. ¿Estaba bien Junmyeon? ¿Tenía algo serio? ¿Y si estaba sufriendo? ¿Se repondría? No ayudaba que Junmyeon tampoco contestará sus llamadas o mensajes de texto.

Para el viernes, Yixing ya había tenido suficiente. Necesitaba ver a Junmyeon para confirmar que todavía estaba vivo. Pero su mayor inconveniente era que no tenía idea donde vivía Junmyeon, quien seguía sin contactarse. ¿Qué debía hacer? Bueno, Yixing de alguna manera convenció a su jefe para que le diera la dirección... ¡era por su bien! ¿Qué tal si algo le hubiera pasado a Junmyeon? Alguien tenía que ir allí y comprobarlo. Además, Junmyeon necesitaba cobrar su último salario. Así que, Yixing yendo a visitarlo para recordarle era una buena idea. Afortunadamente su jefe no le preguntó nada más.

Después del trabajo, se fue en bicicleta lo más rápido que pudo hacia la casa de Junmyeon. Y si, estaba ubicada a solo cuatro cuadras de la de Yixing. Jadeando, se paró frente a la puerta y tocó el timbre. No vino nadie. Llamó a la puerta. No hubo respuesta. Golpeó una y otra vez hasta que básicamente estaba tocando el timbre y llamando el nombre de Junmyeon todo al mismo tiempo.

La puerta se abrió de repente, haciendo que Yixing casi se caiga de espaldas.

—¡Dejen de molestar! —gritó Junmyeon enojado. Tenía los ojos hinchados, al parecer no había dormido en días. Su cabello rojo estaba hecho un lio y todavía estaba en pijamas. No se parecía en nada a Junmyeon.

—Junmyeon —dijo —. ¡Gracias a Dios que estas vivo! Estuve tan preocupado por ti.

Junmyeon lo miro mientras jadea como si recién se dio cuenta quien estaba allí. Cerró la puerta en la cara de Yixing. —¡Lárgate, Zhang! —gritó desde adentro.