Recuerdo.3

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Hoy es mi cumpleaños número nueve, estoy muy feliz porqué hoy mi abuelita y yo iríamos a comer un helado, obvio que sería José ( el chófer de la abuelita quien nos llevará a la heladería), enserio que estaba muy entusiasmada no podía estar tranquila en un sitio, sentía mucha felicidad por compartir este día con mi abuelita.

De mi hermano no sabía nada y tampoco me interesaba saber nada de el, el es un mounstro y no lo quería cerca de mi menos de mi pobre abuelita que a pesar de ya estar mejor tiene muchos dolores por su culpa y por eso lo odio con todas mis fuerzas.

Tal vez mi abuelita no lo sepa pero la e escuchado hablar de el con Eugenio y no son cosas buenas.

Hoy me pondría el hermoso vestido que me regaló mi abuelita, me encanta ese vestido ya que es de mi color favorito y además me lo había regalado mi abuelita así que con muchísimo gusto me lo pondré.

Baje las escaleras dando saltos asta llegar a la sala de estar dónde me esperaba mi abuelita y Eugene, al verme ambos sonrieron con ternura.

-Oh mi niña estás precisa - dice mi abuelita dándome un beso en la frente.

-Gracias abuelita, ¡me encanta esté vestido! - digo dando piruetas y escucho sus risas.

-Pequeña nos pondrás tontos - dice Eugene siendo - Si no paras no te daré tu regalo - dice e inmediatamente me detengo aunque tambaleo un poco causando nuevamente sus risas - Aquí tienes - dice entregando me una cajita de terciopelo rosa.

-¡Wow! - digo al abrí la cajita y encontrarme con un anillo hermoso que tenía tallada mi inicial - ¡Es hermoso Eugene, gracias! - digo dándole un abrazo.

-De nada mi niña - dice devolviendo me el abrazó.

-Bueno vamos a por ese helado - dice mi abuelita.

-¡¡Sii!! - chillo corriendo así la puerta principal.

Nos subimos al auto de Eugene, el camino no podía parar de hablar la abuelita en más de una vez me pidió que hiciera silencio y así lo hacia pero al momento volvía a lo mismo.

Al llegar a la heladería nos sentíamos en una mesa y hicimos nuestros perdidos, el mío obviamente era de fresa y chocolate con chispas de colores, la abuelita no paraba de reír con mis ocurrencias y al igual que Eugene, luego de helado y de todos mis ruegos aceptaron llevarme al parque de diversiones.

Corrí y salté todo lo que puede jugar con algunos niños a las escondidas y mi abuelita sólo me miraba desde un banco ya que Eugenio fue a comprar algunas cosa para el picknick (el cuál se nos ocurrió a mía y a el, la abuelita no tuvo de otra mas que aceptar).

Luego de estar agotada y asta un poco sudada me fui a sentarme en el banco con mi abuelita.

- ¿Ya te cansaste? - dice con una sonrisa genuina.

-Sólo un poquito - digo devolviendo le la sonrisa.

-Nunca te cansas - dice riendo.

Iba a responderle pero en ese momento Eugene llego con unas cuantas bolsa nos pusimos de pies y buscamos un lugar para poder tendré la manta que el había traído, cuándo encontramos el lugar nos sentamos comenzamos a comer, para mi sorpresa Eugenio había traído un pastel para mi lo cuál me sorprendió porque no lo esperaba.

Sin duda alguna esté a sido uno de mis mejores días gracias a mi abuelita y a Eugene que son las únicas personas que me quieren y quienes de verdad le importó (aparte de mi abuelito que ya no esta), enserio les quiero muchísimo ellos son mi razón para sonreír, si no no se ni dónde estaría, tal vez en un orfanato ya que mi madre murió a yo nacer y mi supuesto padre huyó y nos dejo a mi y a mi hermano con nuestros abuelitos.

Algunos niños se burlan de mi y dicen no tengo a nadie que me quiera, pero no me importa porque si tengo personas que me quieren, pocas, pero las tengo.

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