XXVII

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ELTON

Estoy en clase de Matemáticas. Como no, me hallo en primera fila a causa de que el profesor me ha castigado poniéndome delante del todo. Todo por mis putas faltas.

Emma tiene razón, debería venir más seguido a clase al menos para graduarme. La puerta está abierta y no para de entrar frío por ella y me estoy congelando. Levanto la mano para captar la atención del profesor.

—Diga Mac Quoid.

—¿Puedo cerrar la puerta? Me está entrando un frío que se me van a congelar hasta los riñones.

—Sí, claro que puede.

Me levanto de la mesa y cuando salgo para cerrar la puerta me encuentro con Bianca corriendo por el pasillo como si llegase tarde.

<<Qué extraño.>>

Me vuelvo a sentar en mi asiento e intento atender la lección pero en lo único en que pienso ahora mismo es en Emma y en cómo estará. Me ha dicho que está enferma y ahora solo tengo ganas de verla y darle mimos. También de que se recupere. Termina la clase y voy rápidamente a los vestuarios a cambiarme de ropa para el entrenamiento de hoy.

—Hey, Elton.—me saluda Bruce—¿Qué tal con tu chica?

—Genial, ¿y tú con la tuya?

—Ahí estamos, progresando.

Aparece Tom con su mochila de entrenamiento y la lanza encima del banco con rabia. Está muy callado, parece que le pasa algo ya que no para de apretar la mandíbula y en cualquier momento le van a explotar las venas del cuello.

—¿Tom?—me acerco a él—¿Te ocurre algo?

Le toco el hombro y se suelta de golpe de una manera agresiva.

—Déjame en paz. Ahora no quiero hablar con nadie.

—Vale, vale, tranquilo.

Levanto las manos en señal de inocencia y vuelvo a mi taquilla.

—¿Qué coño le pasa a este?—me susurra Bruce.

—Ni puta idea.

De repente viene el entrenador.

—¡Chicos, venid aquí todos!—exclama llamando nuestra atención. Nos acercamos rápidamente y nos ponemos en círculo.—Tenéis un nuevo miembro en el equipo.—todos fruncimos el ceño extrañados, no solemos tener a gente nueva en el equipo—Adelante.—le ordena.

Entra un rostro conocido y como para no reconocerlo... Es Neithan Gómez.

Todos se quedan mirándolo perplejos unos instantes pero cuando el entrenador les hace una mueca para que sean amables y tengan educación, comienzan a saludarlo y a recibirlo de una manera generosa. Me viene a dar la mano y yo me aparto.

—¿Pasa algo, Mac Quoid?—me pregunta el entrenador frunciendo el ceño.

Todos me miran pasmados. Decido estrecharle la mano para no quedar como un verdadero idiota. No podía estar pasando esto ahora. No tiene más equipos que tiene que venir al nuestro. No sé qué cojones pretende.

Después de entrenar y contemplar lo bueno que es en rugby—todo hay que admitirlo—me voy al aparcamiento a por mi coche. Mientras estoy yendo me encuentro con Bianca que me está observando despavorida a lo lejos. Decido acercarme a ella para averiguar qué cojones le pasa hoy.

—Oye, ¿te encuentras bien?—la pregunto—Hoy a primera hora te he visto corriendo por el pasillo como una loca y ahora me miras no sé... Un tanto extraño. Me estás dando miedo.

—No te estoy mirando a ti, no eres el ombligo del mundo.—espeta.

—Tan amable como siempre...—digo irónicamente.

Me doy media vuelta y me voy a mi coche. Cuando llego a mi casa lo meto en el garaje y al salir me encuentro con Jessica en el porche.

—Hola, ¿qué te trae por aquí?

—Quería contarte una cosa.

—Dime.

—Antes, cuando te has ido al instituto, media hora después ha aparecido tu novia por aquí. Le ha abierto la puerta tu padre y ha entrado y habrá salido hará una hora o así. No es por nada, solo para que lo sepas. Igual quería algo o te estaba esperando.

—¿Qué?—pregunto boquiabierto.

De repente abren la puerta de mi casa y me encuentro con mi padre que me mira completamente serio.

—Elton, tenemos que hablar.

Jessica me mira un poco asustada pero decide quedarse callada. Me toca la espalda a modo de despedida y se va a su casa. Entro en la mía y me siento en el sofá con mi padre.

—He estado hablando con Emma la chica de ayer, tu... novia.

—¿Qué? ¿De qué coño habéis hablado? ¿Y qué hacía Emma aquí?

—Ha aparecido de la nada en casa. Quería hablar conmigo. Lo ha hecho y lo ha hecho bien. Me ha dicho de todo, ahora no sabría decirte las palabras exactas, es una chica que habla demasiado bien. Lo único que te puedo decir es que me ha dicho cosas que me han hecho reflexionar y abrir los ojos. Tienes suerte de tener a una persona como ella en tu vida...

—No, no... Para joder.—niego con la cabeza—¿Por qué ha venido a hablar contigo?

—Ha venido porque quería que fuese mejor padre y te pidiera perdón por todos mis errores. Me ha dicho que si no tengo corazón que me fuese sin pedirte perdón pero que no te lo parta a ti y a tu hermana y sobre todo a tu madre quedándome.

—Estoy... alucinando. Me va a explotar la cabeza.

Me levanto del sofá y me dispongo a dar vueltas de un lado a otro. Me tiro de las raíces del pelo. ¿En qué momento tuve que contarle yo a Emma todo esto? No quería que se metiera en mis mierdas, no podía meterla en este puto agujero negro.

—¿Sabes a dónde ha ido?

—No.—niega mi padre con la cabeza.

—Vale.

Voy hacia la entrada y abro la puerta y antes de que salga mi padre me para.

—Creo que deberíamos hablar ahora tú y yo hijo.

—Que te den, Harold.

Tras estas duras palabras cierro la puerta en su cara y salgo de casa completamente decepcionado y furioso.

PRÁCTICAMENTE EN PROBLEMAS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora