XXXII

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ELTON

He estado pensando todos estos días en el baile y no iré. Jugaré el partido final y me perderé por ahí. En cuánto acabe el curso muchos se irán a la universidad, incluida Emma. Todos menos yo, conque no me pienso despedir de nadie.

Interrumpe mis pensamientos el sonido de la máquina de tatuajes. He acompañado a Charles a tatuarse. Se le ha ocurrido la brillante idea de hacerse  la huella de los labios de uno de sus ligues. Todo por una apuesta de mierda.

—Estás completamente loco tío.

—Bueno, puedo decir que son los labios de mi madre.

—No creo que los labios de tú madre hayan llegado o rodeado sitios que todos ya sabemos.

El tatuador se ríe.

—Eh, ten cuidado.—le advierte Charles—No te muevas ni un milímetro porque como salga mal...

—Eso te lo digo yo a ti, so' memo. No te muevas.

Pongo los ojos en blanco. De pronto siento una vibración proveniente de mi bolsillo. Saco mi móvil y lo enciendo. Me está llamando Jess. Salgo del establecimiento lo más rápido que puedo y descuelgo la llamada.

—Hola.—dice antes de que pueda hablar.

—Hola, ¿ha pasado algo?

—No, es solo que... Bueno, desde que tu ex nos pilló besándonos estás más distante conmigo.

Me quedo titubeante. No sé que decir. Accedo a decir algo antes de que cuelgue la llamada por ser tan capullo.

—Bueno, porque hiciste mal en besarme.

—Perdóname Elton, fue por impulso. No sé qué me pasó estábamos tan cerca que... No sé...

—Tranquila.—ahoga un suspiro de alivio al otro lado del teléfono—¿Qué vas a hacer hoy? Yo estoy acompañando a un amigo mío a hacerse un tatuaje y después de comer no tengo planes. Si quieres podríamos vernos.

—Claro, me encantaría.

—Paso a buscarte a casa a las cinco, ¿vale?

—Vale.

Cuelgo la llamada y vuelvo a entrar en el establecimiento.

—¿Con quién hablabas tanto? No será con Emma Collins, ¿no?

—No. Con Cameron, mi vecino.

—¿Con cuántos vecinos te llevas? Primero esa tal Jessica, después Cameron...

—Jessica y Cameron son hermanos.—le aclaro.

—Ah.

El tatuador apaga la máquina y le rocía el tatuaje con un spray. Limpia los restos de tinta y envuelve su tobillo con un plástico.

—Ya está.

Se frota las manos y Charles se levanta y se mira en el espejo su tobillo tatuado.

—Menuda joya.

—Sí... Increíble.—digo irónico.

Paga al tatuador y nos vamos al bar del tío de Tom a comer. Durante el trayecto Charles comienza a darme la chapa.

—¿Si siguieras con Emma te habrías tatuado algo relacionado con ella?—me pregunta de la nada.

Lo miro al instante con cara de homicida.

—No.

—Normal, no creo que hubierais durado juntos toda la vida. ¿Cuánto tiempo habéis estado saliendo? ¿Dos meses?

PRÁCTICAMENTE EN PROBLEMAS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora