Tus padres, son ellos quienes te cuidan, te protegen, te aman; el mío, únicamente causó dolor, soledad, tristeza y
profunda desesperanza...¿Por qué tu amor no fue real?
¿Qué hice mal? ¿Por qué ella, y no yo?Te amé, confié en ti.
Solía amar a mis padres. Mi papá siempre fue amoroso conmigo, nunca sospeché que era una farsa. ¿Por qué pienso que lo fue? Desde hace años él se olvidó de mí, no recuerdo cuándo fue la última vez que me abrazó. A partir de que supe que él fue un maldito bastardo, le guardé un odio profundo; sin embargo, nunca he podido olvidar aquellos días en que me decía "Princesa", "Mi nena". Dijo amarme y mintió, eso es lo que más dolor me causa: saber que fue por él que mi madre no me aceptó, me rechazó y descuidó.
No importa qué tanto mal él haya hecho, a pesar de todo quiero perdonarle porque aún le quiero, aún deseo que seamos una familia. Un sueño infantil y estúpido, sabiendo que todo fue una mentira y nada más fueron burbujas de cristal que, al romperse, no volverán a ser igual.
Los primeros años fueron buenos. Él solía ir y verme todos los días durante unas horas, me abrazaba y jugaba un poco conmigo, demostró quererme y yo me sentía tan afortunada, tan feliz, tan completa.
Mi hermano y yo nunca vivimos muy unidos, pero siendo hermanos con solo 2 años de diferencia y yo siendo la única chica en el barrio, él jugaba conmigo y me hizo sentir que no estaba sola, veía mis tontas caricaturas, no importaba que tanto le fastidiase, nunca se quejó y dejó que viera los programas que yo quisiera. Era berrinchuda, irritante y mandona, solía ser muy aburrida y llorona. Lloraba por cualquier pequeñez y me molestaba muy fácilmente. Aún soy así, he aceptado mi forma de ser ya que, aunque trate de ocultarla o cambiarla, no puedes mudar de aires, tu forma de ser es así.
Así naciste, así te quedarás.
Todo era color de rosa para mí: si quería algo mi madre me lo daba, si ella no lo hacía bastaba con que lloriqueara a mi papá. Mi hermano también cumplía con mis caprichos; él era todo lo que tenía cuando mamá no estaba, solo podía acudir en su ayuda, no tenía a nadie más, a mi padre lo veía durante un rato y luego él se iba, en casa éramos 3 nada más.
Pasaron los años y me di cuenta de algunas cosas que, aunque me molestaron levemente, con el tiempo lo llegaría a entender; escuchaba discusiones, cuando mis padres se enojaban solían enviarme a la tienda a comprar golosinas o mi hermano me sacaba y distraía. Tal vez él sabía que nada estaba bien, yo era la única idiota que insistía en quedarme en esa fantasía.
Con el tiempo, las discusiones fueron en aumento y, de la nada (o eso me pareció a mí), mi padre dejó de ir a verme. Años atrás, mi prima me convenció de ir a la casa de mi padre que estaba cerca de la de mi tía, yo sabía que él no vivía con nosotros y había escuchado conversaciones. No era tan tonta.
Cuando llegué, toqué la puerta y después de un momento una señora me abrió.
Como la pequeña mocosa de 6 años que era, le pregunté si mi papá estaba allí, ella me miró y me preguntó quién era mi papá. Mi prima, le dijo el nombre de mi papi, y la señora solo me observó para luego decir: "No está, le diré que vaya a verte después".
Ahora me odio a mí misma por ser tan descarada, por ir y restregarle en la cara mi presencia, ¿cuán dolida se debió sentir?
Eso pasó. Resulta que una noche mi padre nuevamente quiso obligar a mi madre a estar con él, nosotros ya éramos mayores, y ella ya estaba cansada de soportarle, ella se opuso y él la golpeó. Se separaron y hasta en un juzgado pararon. Recuerdo verles discutir frente a un juez mientras yo desde una silla los observé; antes de ir mi mami me dijo que cuando me preguntaran con quien quería quedarme, debía decir que con ella o si no, nos alejarían.
Yo la quería, la amaba. Ella era la única que a mi lado siempre estaba, cuando enfermaba, cuando lloraba... Ella era todo para mí, y yo siempre le haría caso. Nunca en mi corta vida pensé que eso también me haría daño.
El juez determinó que yo con poco más de 7 años me quedaría con mi madre, mi padre se rehusó a pagar mi manutención o hacerse cargo de mí, no tenía quien me cuidase, e inclusive llegó a tener el descaro de negarme aun sabiendo toda su culpa. Mamá siempre dijo que, de no ser por él, ella y mi hermano hubieran vivido mejor, hubieran salido adelante.
Yo siempre fui quien estuvo de más. El tiempo me enseñó que, cuando alguien dice algo estando enojado, es cuando más razón tiene, cuando dicen la verdad.
Tantas veces me dijeron que era una inútil, una pendeja. Tenían razón, tal vez mi autoestima no es mucha, tal vez tengo depresión, pero de ser así, la llevo teniendo muchos años. Estoy cansada, tan cansada, con un nudo en la garganta; con tantas ganas de gritar y sacarlo todo y no puedo, no sé cómo...
Solo debo aguantar; llevo tal vez 12 o 16 años de vida con ese peso de conciencia, sabiendo que tantas cosas cambian solamente por una decisión. Miles de veces he querido morir, pero cuando he estado tan cerca: me da miedo. Me doy cuenta que decirlo y hacerlo es diferente. Me he sentido tan cobarde todos estos últimos años, por no tener las agallas de decir: ¡No más, aquí la dejo! Por no ser capaz de pausar indeterminadamente esto que llamo vida, porque no tengo el mismo valor que aquellos que acabaron por sí mismos con su dolor.
Yo siempre les he considerado valientes, sin importar la opinión de los demás, ellos fueron valientes por pausar su dolor.
Morir es olvidar las penas y los males, pero también el amor y los recuerdos, todos hemos tenido buenos y malos momentos; unos los aguantamos, otros los liberan de alguna forma, con algún vicio y otros los pausan.
Soy tan cobarde.
Después de que mi padre se rehusara a pagar mi manutención, mi madre le puso una orden de alejamiento. Élestaba muy enojado. No sé realmente, pero desde entonces no he vuelto a recibir un abrazo de su parte, llegué a guardar un inmenso rencor hacia mamá por hacer que ya no volviera a ver a mi padre, él se alejó y dejó de ir a verme, tampoco llamaba.
Fue durante ese tiempo que mi infierno inició, su separación fue el detonante de mi propia guerra interna y, que hasta ahora, sigo sin saber cómo terminar.
Todo inicia con mis escasos 7 años, y duró poco más de año y medio. Mi padre golpeó a mi madre y yo no sabía cómo reaccionar. Nunca me gustaba cuando me regañaba a mí o a mi hermano mayor, menos cuando ella me daba de bofetadas o con un cinturón por las cosas torpes que hacía, por mi idiotez. Cuando mi mamá me regañaba yo siempre corría a los brazos de mi padre; pensar que él había tratado a mi madre como ella lo hacía conmigo algunas veces, me causó una gran tristeza, nunca desee que mi dolor lo sintiera alguien más, no en el fondo, aunque algunas veces esos pensamientos llegasen, en el fondo no lo quería de verdad.
Ellos se separaron y yo vi cómo eran realmente. Mi familia no era lo que creía: ellos no se querían, nunca lo hicieron; él no me amó, solo fue interés. Me utilizó. Obligaba a mi madre a permanecer a su lado, a ser su amante por mí, mami no tenía madre, se había muerto, sus hermanos no la apoyaron, el padre de mi hermano la abandonó estando embarazada.
Yo terminé de arruinar su vida, me sumé a sus desgracias. Soy tan mala, soy tan cruel; la hice tan infeliz, la obligué a permanecer al lado de su verdugo. ¿Qué pasa conmigo? ¿Por qué soy así? Si no soy feliz yo, ¿ellos tampoco deben serlo?
No era mi intención, créanme. Yo no quería, yo no pedí nacer, yo no pedí hacer daño. Pero mi mami fue fuerte y pudo salir.
Darme cuenta de que todo era mi culpa, de que yo era un monstruo fue tan difícil, ¿cómo aceptas que eres la causante de tanto, siendo tan poco? Yo, una niña, tenía tanto ya en mi pasado, pero lo que venía era peor. Si ya sentía tanto dolor pues lo que vendría sería algo incomparable.
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The Secret Of Anne
Non-FictionDesearía que los lectores fueran a partir de los 15 ya que la narrativa es un poco infantil, y podría confundirse. La historia es escrita por mi pero la autora original es otra, yo sólo la escribí y la envíe a la editorial para ayudarme en la correc...