Capitulo 7

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Jingyi realmente había quedado maravillada luego de los combates que habían tenido algunos discipulos, mientras ellos observaban. Las mujeres de la secta daban todo de si al batirse a duelo e incluso vio que quedaron en empate o ganaban a los hombres.

Dos días habían pasado desde que comenzó aquel entrenamiento como Wei Wuxian siendo su mentor, igual le había servido para poder concentrarse en poder aumentar su cultivo, aunque aún se sentía algo cohibida de acercarse a las jóvenes discípulas de su edad, a pesar que los dos adultos le habían dicho que no había problemas, pero ella estaba acostumbrada de estar rodeada de hombres.

Mientras pensaba en su fracaso del dialogo (Cosa que en Gusu Lan no le había pasado) se vestía tranquilamente, esta vez con las hermosas túnicas celestes y blancas que eligió su padre, para luego peinarse con calma y maquillarse de forma suave, finalmente acomodar su cinta de frente. El Patriarca Yiling le comento que mientras mas lo hiciera, se acostumbraría y se sentiría cómoda al respecto, ella incluso no pudo evitar reír al recordar al maestro Wei cuando se hacía pasar por Mo Xuanyu.

Pero no miente en decir que el hombre tenía razón al respecto, ya que comenzaba a acostumbrarse a la nueva forma de hacer las cosas, igual tenía su propia habitación, no debía compartirla, de echo el solo recuerdo de haber tenido que dormir con el sello puesto era incomodo, cuando su figura comenzaba a definirse a niveles indispensables, por lo mismo no podía quitarse aquel sello al saber que estaba Lan Sizhui, simplemente no se iba a arriesgar.

Se propuso a ordenar su habitación o bueno el poco desorden que había, las cuales en algunos minutos fueron ordenados de forma pulcra, como la digna Lan que era. Luego de eso dejo escapar un suspiro y salio de su habitación, hacia el punto de encuentro, él cual era fuera del salón de la secta, aunque casi corría, pero antes de salir disparada de su habitación se recordó las reglas de su secta.

-Maestro Wei.-La joven Lan hizo una reverencia suave y elegante, el hombre frente a ella solo suspiro, para luego sonreír con suavidad. La había visto llegar apresurada, el mayor estaba seguro que la chica iba a correr en cualquier minuto.

-Jingyi, te he dicho que estés tranquila, no estás en Gusu y no vas a copiar las reglas por correr.-Menciona el mayor y la joven niega con su cabeza avergonzada.

-Aún así debo honrar a mi secta, maestro Wei.-Exclamo la chica casi de forma efusiva, ella realmente tiene bastante energía tan temprano. Ocasionando que Wei Wuxian dejara escapar algunas risas ligeras de sus labios, para luego asentir, dando la razón a la joven porque sabía que el Maestro Lan Qiren le haría copiar las reglas hasta que muriera de aburrimiento.

Esperaron alguno segundos, hasta que apareció Jiang Cheng por el pasillo con dos adolescentes que aún estaban medios dormidos. Jingyi se preguntaba ¿Como carajos Jin Ling y Ouyang Zizhen se vistieron? Era bastante cómico imaginar el dichoso escenario de ambos intentando ponerse las ropas de forma adecuada.

-Si no se despiertan, los lanzaré al lago.~-Les hablo Wei Wuxian con una sonrisa un poco maliciosa, haciendo que los dos jóvenes se enderezaran con las espaldas rectas, ocasionando que la Lan se cubriera sus labios melocotón con la manga de su túnica blanca.

-El joven maestro Jin y el joven maestro Ouyang tienen el sueño pesado.-Menciona con diversión la joven haciendo que ambos chicos enrojecieran de la vergüenza.

-¿Sueño pesado? estos dos tal parece que quieren quedar flotando en medio del lago.-Menciona el líder Jiang con su ceño fruncido y un tono de voz recriminatorio, inevitablemente los tres jóvenes se estremecieron. En tanto el patriarca Yiling se largo a reír.

-Ya, ya detengamos eso.-Calmo finalmente Wei Wuxian con una sonrisa.-Vamos a desayunar y luego iremos al campo de entrenamiento.

Todos ingresaron al salón y Lan Yi se sentó al lado de Wei Wuxian, intentando mantener su distancia con Jin Ling y Ouyang Zizhen, aunque le gustaría actuar como siempre lo hacia, sabe que debe comportarse y porque teme al que ellos le dirán.

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