San Francisco se escribe con Z

Corey

Eran casi las 8 de la mañana cuando Corey entro al salón, notó que varios compañeros, no habían llegado, había mucho menos de la mitad del salón. 

Pasaron los minutos, cuando Amy llegó esta no dijo nada ni siquiera se percató de la falta de estudiantes, solo camino hasta su asiento y de igual modo se sentó.  

Corea la miro, camino hacia ella para después sentarse junto a ella.     

— ¿oye te encuentras bien? Pregunto. — Sí, sí. Respondió mientras bostezaba. solo pase mala noche. 

— ¿Y eso? Preguntó.  

— mi abuela no se sintió bien anoche y la lleve al hospital. 

— ¿Oye aun funciona tu celular? Pregunto Amy.  

— ¡No! Respondió Corey sorprendido. desde ayer cuando terminé de hablar con Jack comenzó a falsear hasta que ya no pude hacer llamadas. Creí que era el único ya es algo vieja mi por quería. Dijo refriéndose a su celular. 

— El mío igual anoche estaba intentando marcar a emergencias o a mis padres y no me dejaba decía que no había cobertura así que tuve que llevarla a las 2 de la mañana hasta el hospital.  

Nunca había visto el hospital tan ajetreado los doctores corrían de un lugar a otro y habían clausurado parte del hospital. Hasta las 4:50 de la mañana nos atendieron salieron unos señores con trajes protectores. Le pasaron una lámpara de luz roja y solo dijeron que la mantendrían en revisión que ellos se comunicaran conmigo, ya casi ni me acuerdo estoy muy cansada. Reprochó. 

— ¿Por qué no te quedaste en casa? Solo tenías que avisar. 

— Lo intente, pero no había señal. Respondió, con un gesto somnoliento. La campana sonó y pasaron unos minutos, cuando un señor desconocido entro al salón. — Buenos días hoy seré su maestro.  Dijo este nerviosamente. ya que su profesor enfermo mi nombre es Edward, hoy yo les aplicaré un examen.  

Este     mirando     tantos     asientos     vacíos pregunto. 

— ¿Son todos los que presentan o faltan algunos? 

Falta poco más de la mitad del salón. Dijo Corey. el profesor se cruzó de brazos, para después decir. 

— Que les parece si esperamos unos 15 minutos en lo que los demás llegan mientras tanto repasen un poco, tengo. 

— El profesor Edward acento los exámenes en la mesa y camino en dirección a la ventana. 

— ¿Les importa si abro una? Pregunto. — ¡No hay problema! Dijeron algunos. 

Este solo la abrió y regreso de nuevo al escritorio para revisar los exámenes.  

Pasaron un par de minutos cuando a lo lejos se escuchó una fuerte explosión causando que la ventana se volviera a cerrar. El maestro y varios alumnos se levantaron y corrieron en dirección a la ventana. 

A la distancia a espaldas del parque. Una densa y oscura nube de humo comenzó a asomar de entre los edificios. — ¿Qué fue eso? Preguntaron algunos. El silencio en el salón creció cuando a las afueras de comenzaron a escuchar gritos.  — Carajo. Dijo el maestro preocupado. Camino hacia la puerta y por la ventanilla pudo ver que varios alumnos salían corriendo de sus aulas.