Cartas Para Kevin Crumb | PAUSADA

Capítulo 6 | Tres Hojas, Tres Personas

Mi corazón se vuelve más frágil desde que empiezo a recuperar el aliento respirando dos veces cada segundo, pero procuré llegar lo antes posible a la casa de la señora Price donde me citó Joseph con voz eufórica y preocupante. Sé que podría haber tomado el autobús o haber pedido un taxi, pero el dinero necesito guardarlo para algo.

Avanzo con cuidado al subir los escalones y toco el timbre con la esperanzada de no haber llegado tarde. No obstante, aparece frente a mí la señora Price —O también, cómo suelo llamarle a veces por su verdadero nombre: Allen— con una media sonrisa en su rostro. Por un momento mira directamente hacia mí por unos segundos, hasta que desvía sus ojos de los míos y mira a mis espaldas, como si alguien estuviera a la lejanía espiándonos con sigilo.

—Entra—Sujeta mi hombro en un apretón y jala de ésta para que me apresure a entrar a su hogar y cerrar de la puerta lo antes posible.

—¿Alguien te siguió? —Joseph se acerca a mí con la misma voz que tenía en la llamada—. Dime si alguien te siguió, Casey.

—No..., no lo sé—Me apresuré en decir mientras que la confusión y la extrañeza orbitaba alrededor de mi cabeza—. ¿Qué está pasando?

Ambos centran su atención en mí y deciden tomar asiento, no sin antes echar un último vistazo a la ventana y cerrar de las cortinas para que ninguna persona del exterior presenciara nuestra charla en esta casa.

—Tenías razón, Casey—Habló mi amigo al jalar de mi mano, obligándome a tomar asiento junto con él en el sofá—. Ellos no son lo que parece..., son algo más.

—¿Descubriste algo? —Pregunté exaltante mientras dejaba mi mochila en el suelo—. Tienes que decírmelo.

—El trébol de tres hojas significa algo—Habló Allen cuando se sentó en el otro sofá frente a nosotros—. Cómo sabrás, en Irlanda un trébol de cuatro hojas significa un amuleto de buena suerte..., pero el tres representa un símbolo de orgullo. También cada hoja de esa planta es conocida por los tres nombres de la santísima trinidad... el padre, el hijo y el espíritu santo.

—Pero no entiendo qué tiene que ver con la marca—Fruncí el ceño—, ¿son religiosos o algo?

—Pensé que podrían tratarse de miembros de la hermandad Aria, ya que también cuentan con ese símbolo—Aclaró Joseph—, pero no. El fundador es William Hayes, científico y psicólogo irlandés de los cincuenta. Él trabajó en un manicomio de Dublín, donde tomó varios casos de personas quienes creían que eran...superhéroes.

Aquella última palabra le costó decirla, incluso decidió desviar su vista hacia el suelo por un momento, pero respiró hondo y recuperó su compostura.

—El señor Hayes creía que simplemente estaba locos—Habló Allen cuando hubo ese silencio corto—, que solamente eran personas con un daño cerebral y se obsesionó con ello. Trató de enmascarar a magos, médiums y personas dentro de la brujería. Quería que esas personas desaparecieran porque pensaba que simplemente ellos transformaban a la gente cada vez que creían en sus mentiras. Así que se dedicó a reclutar a su propia gente para hacer desaparecer a ese tipo de personas.

—Desaparecieron miles de personas en Irlanda—Siguió él cuando volvió a mirarme—, incluso en Reino unido hasta llegar a Estados unidos. Sus seguidores crecieron en ese entonces..., algunos terminaron en prisión por los asesinatos y otros simplemente se dieron a la fuga cuando cometian sus tareas. Hayes creó esa hermandad..., y usó ese símbolo de su país. Solamente se encargan de hacer que la gente desaparezca y muera..., y lo único que querían es que nadie supiera de esas personas.

—Y nosotros rompimos su regla—Hablé en voz baja, desviando mis ojos hacia otra parte.

—No estamos a salvo—Se puso de pie Allen para echar nuevamente un vistazo hacia la ventana—. Esa gente quiere vengarse porque nosotros divulgamos la verdad entre las personas.