CAPÍTULO 22: GENAR13

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Desde la marcha de Jake nada había vuelto a ser lo mismo. Había aceptado salir con Mike por miedo a que mis amigos me rechazasen cuando supieran mi secreto; pero aun así los perdí igual. Cuando se enteraron de mi ruptura con Jake y vieron que estaba con Mike a pesar del daño que este me había causado en el pasado, no lo entendieron. No los culpaba por no hablarme. Solo deseaba que la situación fuera de otra manera, que retrocediéramos atrás en el tiempo para hacer bien las cosas.

Con Mike no sentía nada, cuando me besaba lo único que quería era gritar y librarme de aquella jaula en la que me tenía aprisionada. No aguantaba más. Quería recuperar mi vida; pero eso significaba que mi secreto saliese a la luz.

Dos semanas después de que empezase a salir con Mike de nuevo me dirigía a el en la cafetería con el objetivo de hablar. Estaba con sus amigos, por lo que me respondió que aquel momento no podía, soltando un "nena" al final de la frase. Esto dio lugar a las carcajadas de sus amigos y a que yo estallase pues no soportaba más mi situación.

-Si tus amigos son más importantes que tu "nena" entonces puedes olvidarte de mi. Ya estoy cansada de todo esto y de tu asqueroso juego- me di la vuelta con la esperanza de que me siguiese. Conocía bien a Mike, lo suficiente para saber que vendría tras de mí para gritarme por dejarlo mal ante su grupo de amigos. Me alcanzó fuera del recinto escolar.

-¿Pero de que vás Aria? ¿Cómo te atreves? Es que acaso no sabes lo que pasará si me dejas ¿Quieres que te lo recuerde?

- ¿Sabes que Mike? Me da igual lo que hagas. Díselo a todo el mundo. Diles que tengo el Genar13. Diles que me queda posiblemente unos pocos meses de vida. Me da igual. Ya lo perdí todo. He perdido lo que más me importaba en esta vida: a mis amigos y a Jake por tu culpa. Ya has hecho suficiente. Ya tienes todo lo que querías: amigos, chicas por todos lados y a mí destrozada, muerta por dentro. Has conseguido que realmente no quiera vivir, que no quiera seguir luchando. Puede que tus amigos de ahí dentro te consideren un buen tío; pero lo que yo veo ahora frente a mí es a un chico podrido hasta la médula, así que déjame en paz- me alejé lo más rápido de Mike que pude y de todas las personas que nos habían visto discutir.

Pronto la noticia empezó a extenderse por todo el instituto ya fuese de boca en boca o a través de los videos grabados. La noticia de mi rotura con Mike y de mi enfermedad ya era conocida por todos/as. La ventaja es que así descubrieron al verdadero Mike.

Al llegar a casa subí a mi habitación y me encerré en el baño. La cabeza me ardía y no paraba de latir. Sentía que todo giraba a gran velocidad a mí alrededor. Me contemplé en el espejo y vi como mi cara estaba demacrada y más pálida de lo normal. Durante las últimas semanas había perdido peso; pero lo atribuí al estrés y a mi falta de apetito. No le había dado importancia hasta ahora. Mis padres no estaban en casa para llamarlos porque se encontraban trabajando, y mis amigos ya no me hablaban. Agarré el móvil dispuesta a llamar al hospital; pero este sonó en ese mismo instante. Observé que se trataba de Lena y le di a responder.

-¿Aria? ¡Oh dios mío! ¿Estás bien? Acabamos de ver el vídeo. No me puedo creer qye Mike haya hecho algo así. Yo...

-Lena, está todo bien; pero te necesito. Necesito que llames al hospital-tan pronto dije esas palabras sentí como mi mundo se desvanecía.

Lo siguiente que recuerdo es despertarme en el hospital encima de una camilla y a varios médicos y enfermeros preguntándome como me sentía. Quería hablarles; pero no era capaz de emitir ningún sonido. Mi boca estaba seca y sabía a metal. Solo oía sus preguntas, así como los ruegos para que no me durmiese y un llanto desolador que venía de la distancia. Lo conocía muy bien. Era el de Lena.

Me llevaron rápidamente a una habitación en donde me empezaron a hacer un sinfín de preguntas, pruebas para revisar la tensión, las pulsaciones, la temperatura...Durante estas entró mi padre con cara de preocupación, miedo y tristeza.

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