Prince of the sea // Πρίγκιπας της θάλασσας

Olympus.

Al verme solo en la playa, no tuve más remedio que regresar a mi hogar con obvias intenciones de evitar a Zeus. Aunque no serviría de nada porque si el quisiera me encontraría donde fuera.

Me aparezco en la entrada del olimpo, chasqueando los dedos para quitarme esas telas incómodas que los mortales usan para su vida diaria y cambiarlas por una cómoda túnica.

Camino por el pasillo pulcro que lleva al gran comedor con tranquilidad y veo la figura de una mujer frente a un gran ventanal.

- No esperaba verte aún aquí - Menciona "la magnífica" Atenea percatándose de mi presencia - ¿Y su cabeza? - Pregunta emocionada viendo mis manos - ¿O has traído su corazón?- Se exalta.

- Un momento - Le detengo - ¿Zeus te dijo? - Le preguntó al suponer que me habla de la misión que él me ha encargado.

- Por supuesto que si. - Menciona indignada, estaba a punto de decir algo más pero cierra su boca y entrecierra sus ojos viéndome - El semidiós aún está vivo ¿Verdad? - Escupe con asco y enojo.

Entre en pánico, si Atenea está al tanto de la misión lo más probable es que Zeus se de cuenta que no he matado al chico en segundos

- Tranquila mi querida Atenea - Le guiño un ojo pasando uno de mis brazos sobre su hombro - Todo es parte de un elaborado plan que he creado para hacer todo perfecto - Comento y la veo discretamente a sus ojos para ver si creyó en lo que le he dicho.

Al principio duda un poco, pero al cabo de unos minutos cambia su postura a una más relajada y me sonríe coqueta mientras se acerca a mí comenzando a jugar con mis rizos - Eso es bueno Rolozíni - Pasa su dedo índice por mi pómulos para luego moverlo lentamente hacia mis labios. La veo morderse el suyo mientras invadía mi espacio - Pero tendrás que apresurar tu pequeño plan elaborado - Ríe entre dientes - Porque si no matas al semidiós, Apolo lo
hará.

Mierda.

Apolo es conocido como el dios del sol, el cual protege y amenaza desde los cielos a todos sus devotos. Después de su padre Zeus, Apolo es uno de los dioses más temidos, influyentes y poderoso de todos. Tiene una melliza llamada Artemisa, siendo él el menor de los dos. Además se distingue entre los más temido ya que aunque tenía la cualidad de ser el dios del sol, poseía más que eso, podía ser el dios de las enfermedades y el de la curación, como podía ser el dios de las plagas. Y representa un gran dolor en mi culo de ahora en adelante. 

Un gran malestar me invade al imaginarme al pequeño chico de ojos azules siendo lastimado por la escoria de Apolo

- ¿Porque tu padre está tan obsesionado con acabar con ese semidiós? - Le pregunté con una real curiosidad - ¿Me estoy perdiendo de algo aquí Atenea? - Se ríe a carcajadas mientras se aparta de mí y camina hacia la salida sin voltear a verme mientras movía sus caderas de forma exagerada

- ¡Te estas perdiendo de todo Rolozíni! -
Declara antes de desaparecer de mi vista.

Maldita sea ¿Y ahora qué hago?

****

Llegó a mis aposento para descansar. No porque lo necesite, sino más bien porque no tengo otra cosa que hacer. Aunque escuche que Dionisio planeaba algo para esta noche (como para todas), pero realmente no tengo ganas de ir a un bacanal. Tengo muchas cosas en que pensar y nadie en quien confiar para poder acudir.

Me tiro de espalda en el conjunto de almohadas que se encuentran tiradas en el suelo, las cuales me funciona mejor que una cama. Al cerrar mis ojos me quedo en la nada, pensando en cómo saldré de este lío.
Unos minutos después un olor a rosas llega a mi nariz. Y una presencia conocida se siente en la habitación - Hola mamá- Saludo aún con los ojos cerrados y tirado boca arriba.
Escucho sus pasos acercarse a mi pequeño nido y siento su delicada mano en uno de mis pies haciendo pequeños masajes.