2. Temo al silencio

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Resulta que el sexo era un simple aliciente para el amor de Yoongi por Seokjin y viceversa. No les hacía falta demostrarse con caricias lo demasiado que se querían, pero lo hicieron. Y mucho, y cada vez.

Fueron días donde se veían lo que más podían. Ya daba igual si era obvio el miedo a lo que vendría cuando estuvieran lejos. Lo único que interesaba era dejarle en claro al otro que era  —con autorización, por supuesto— amado.

Poco, pero mucho, había dicho Seokjin una vez. Yoongi sentía que era injusto.

—¿Ya no concedes más deseos? —preguntó mientras Seokjin se daba la vuelta en la precaria cama para verlo.

Lo habían hecho de nuevo, al amor y al sexo. Ahora estaban simplemente acurrucados.

—Dormimos juntos casi cada noche ¿qué otra cosa quieres pedir? —Seokjin bostezó y abrió tan grande la boca que casi podría tragar a Yoongi.

«Quiero pedirte que no te vayas»

Eso era lo que deseaba realmente Yoongi, lo que todo su cuerpo le decía a Seokjin mientras su boca se negaba a formular las palabras.

Como adivinando el pensamiento, Seokjin lo besó delicado. Tal cual si al menor descuido fuera a romperlo.

—Olvídalo —dijo Yoongi en un susurro triste.

De pronto, un nudo en su garganta apretó y los ojos se le nublaron. No iba a llorar, pero sí que quería levantarse y romper todo.

Porque era su derecho quejarse, estar mal. Querer que las cosas cambien: querer que todo sea igual.

—Poco, pero mucho. Cuando vaya en mi auto lujoso y vea un cartel con tu rostro, sonreír va a ser mi recompensa ¿No? ¿Crees que nos volveremos a ver?

—Si vuelvo a verte, espero ya estés con alguien. Y espero yo igual estar enamorado de otra persona.

Seokjin asintió, él deseaba lo mismo. Porque no iba a ser igual, ellos no serían los que hoy eran.

—¿No tienes una pizca de esperanza de que nos volvamos a ver? Puedes querer estudiar en Seúl como yo. —Yoongi apartó toda idea de ese futuro acechante—. Quien sabe si no regreso antes de lo esperado.

Era evidente que Seokjin trataba de consolarlo y esto, contrario a lo esperado, enojó a Yoongi. Y ya que el enojo era apenas una excusa para cubrir la tristeza, dejó que se hiciera cargo. Explotó. Y contra quien menos lo merecía.

—No seas ridículo ¿quieres? ¡no va a pasar! —Seokjin estaba levantándose para tomar una ducha—. ¿Escapas? ¿Te da miedo hablar de que esto se acaba ya?

—No voy a hablar si estás molesto.

—Y no. Prefieres que esté contento porque así tu recuerdo será perfecto —Lo miró fijo, visiblemente enfadado—. No hubiéramos funcionado mucho ¿crees? Soy honesto. Somos totalmente opuestos, a ti te va la fiesta, la broma; yo prefiero que no me rompan las pelotas ¿estamos? Mejor si te vas —Arrojó la manta que lo cubría y golpeó sin notar el puño contra su pierna como si se castigara—. ¡Mejor que esto termina! Mejor aún no haber aceptado salir contigo porque te vas y yo ni siquiera puedo enojarme porque es lo que pasa al crecer. ¡SEOKJIN, NO ME IGNORES!

Seokjin lo deja hablando solo y a los minutos la ducha se abrió. En ese momento es cuando Yoongi sintió el temor aflorar:

Porque YoonGi tiene 17 años y cree que está enamorado. Y si lo cree, entonces lo está. Y si lo está no quiere dejar de estarlo.

Y le duele saber que no depende de él.

Y por eso explota.

Está en un departamento casi vacío, con apenas un colchón en el piso. Un departamento casi vacío y con espantoso eco. Inundado de silencio. Es por eso que se encarga de ocuparlo con sonidos: música. Música preferida, música suya, la que consigue con la risa de Seokjin, su charla, los sonidos del sexo más amoroso y pasional que sucede entre los dos, las preocupaciones, los secretos, las bromas, las peleas.

Espanta todo vacío de sonido porque sabe que al irse Seokjin ese apartamento se volverá tenebroso.

Lo dejará en evidencia: un chico solo.

¡Peor!

Un chico que ama y que está solo.

Los recuerdos que han escrito se volverán revista, libro, y va a leer hasta que se le gasten las hojas. Hasta que ya no le entretenga...

Por fortuna, Seokjin vuelve, y lo toma de las manos para que no se meta en ese pozo de miedo anticipado. Y lo besa. Y es esa boca salvación y angustia.

—Me hubiera gustado que nos conociéramos antes ¿sabes? —Confiesa Seokjin algo que es obvio—. Y te voy a extrañar tantísimo, porque desde ahora lo hago. Sé que no querrás que te busque, pero lo haré, ¿desde cuándo me ha importado que me mandes a volar?

—¿Hasta cuándo? —Nada queda del Min Yoongi confiado, seguro. Este es él un poco más desnudo, real—. No va a funcionar a distancia y yo de verdad que no quiero tener ese pendiente. Porque si tú te enamoras antes, me jodes a mí. O al revés. Sería cruel.

—Sería normal. ¿No sucede así siempre? Sin la distancia, también podríamos dejar de amarnos.

—Pongamos un plazo de seis meses desde que te vas —propuso Yoongi, volviendo a recuperar su semblante tranquilo. Fingiendo—. En seis meses hablamos otra vez, y vemos qué sucede.

—¿Seis meses?

—Sí, hasta entonces, haremos de cuenta que no nos conocemos. Silenciaré tus tweets, que por cierto, son bastante tontos.

—¡No son tontos!

—Sí, gracias que al menos dejaste esa bobada del sco pa tu mana.

—¡Aish! —Seokjin se enfurruño, aunque no duró su molestia—. Sigue con lo de los seis meses ¿quieres?

—Lo que dije, en seis meses podremos saber qué tanto futuro nos queda. Prometo poner un recordatorio y llamarte.

Seokjin aceptó, mas no creyó que eso ocurriera; Yoongi agradeció que no insistiera cuando quedaba menos de una semana para que se separen.



















Nota:

Sí, creo que esta historia se acaba hoy mismo. Le ganaré al domingo.


N/E:  cuando hice esto, estaba esa onda del sco pa tu mana. Ahora dicen otra cosa, no recuerdo qué ni me interesa, ¿vio? jajaja

Por cierto, ¿no es re tierno y re triste el deseo de Yoongi?

:)

Absurdo [JinYoon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora