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Cinder

Nunca pensó que la semblanza de Emerald fuera tan útil. Disfrazados de guardias, engañaron a un oficial a la vez y llegaron al centro de Beacon como médicos o paramédicos, no supo que uniforme uso Emerald.

Usando sus poderes de doncella, bajaron a la bóveda subterránea y tocó la puerta naranja frente suyo.

Igual que en la caída, no se activó.

-Mercury, frasco --dijo Cinder mientras intentaba atrapar el frasco que le aventó.

Falló rutundamente y el frasco se rompió contra la puerta, derramando toda la sangre.

--¡MERCURY!

Furiosa, golpeó la puerta y debió de activar algo, por que la sangre se volvió blanca y por fin se abrió la entrada.

Adentro se reveló un bosque; sus hojas rojizas se caían de las ramas y se convertían en polvo.

En el centro sobre un tronco tallado se encontraba la reliquia: una diadema dorada, con una gema roja en centro.

Salieron bajo el manto de la noche, en silencio, pero un guardia los descubrió y llamó refuerzos.

En segundos, estuvieron rodeados de oficiales que les apuntaban.

Levantaron las manos, Cinder aprovecho para ponerse la diadema y decir:

--Bajen las armas y cierren los ojos por cinco minutos, quédense en silencio, cuando abran los ojos nos habrán olvidado.

Cumpliendo sus órdenes, quedaron libres. Regresaron sin más inconvenientes.

Destino Dorado (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora