Capítulo 3 ❤

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Totalmente sin energía alguna estaba, su vista se nublaba poco a poco, apretó más el agarre de su tobillo, no tenía idea de cuanta sangre había perdido, en su hombro izquierdo aún salía poca, se vio en el reflejo de la ventana, no pensó que se veía tan terrible, sin darse cuenta su vista se tornó oscura, quedó inconciente, tal vez por la pérdida de sangre o por la falta de alimentación.

Minutos antes...

- Oye, Yaomomo... se te ha olvidado esto, toma.

- Lo siento, se me había olvidado, gracias, Jirou-San.

- Ja, de nada, la próxima vez te quedarás afuera de tu casa, siempre acuérdate de tus llaves.

- Lo sé sólo que... Na, sólo se me olvidó y ya.

- Que yo sepa van como cinco veces que las dejas aquí, dos veces tuviste que ir a dormir a mi casa.

- Es verdad, bueno... tengo que ir a mi apartamento, además, si olvido las llaves tengo la ventana abierta.

- ¿Qué rayos? ¿Y si alguien te roba algo?

- Mmm, no lo había pensado bien, ya qué, bueno adiós.

- Ten cuidado, que no te vallan a robar.

Esta ríe ante el comentario de la chica que portaba unos auriculares y se dirige a su hogar, el día fue un poco cansado, el recordar estar todo el tiempo lidiando con un sujeto le hacía que le diera jaqueca, como quería tener vacaciones, el ser una abogada reconocida en todo Japón hacia que varios acudieran a ella, a pesar de tener la edad de 20 años, para muchos era una gran mujer con un gran don de conseguir que sus clientes estuvieran satisfechos, una vez que llegó a su no tan grande, pero acogedor apartamento, tomó sus llaves recordando a Jirou y sus consejos, río internamente abrió la puerta y encendió la luz.

Actualmente...

Quedó perpleja al ver un bulto cerca de su ventana, se puso un poco nerviosa, iba a tomar su celular para llamar, pero al ver sangre en su alfombra hizo que se asustara un poco, se acercó poco a poco, y se sorprendió al ver a un chico de aproximadamente la misma edad que ella, tenía su cabello blanco y rojo, al principio creyó que el color de su cabello rojo era sangre, pero suspiro con alivio cuando notó que éste era su color natural.

Lo movió un poco para ver si reaccionaba, pero no sucedió, lo puso boca arriba y se asustó al ver una herida de bala en su hombro izquierdo, se levantó rápidamente a buscar su botiquín de primeros auxilios, saco unas vendas, alcohol, pinzas, algodón, entre otros medicamentos, tal vez era abogada pero sabía algo de enfermería, ya que había estudiado un año medicina.

Le quitó la chaqueta que tenía y aunque sintió algo de vergüenza al quitarle la camisa, sabía perfectamente que tenía que ayudar al pobre joven, le reviso la herida, uso unas tijeras especiales para quitar un poco de carne muerta, y pudo encontrar la bala que estaba un poco profunda, tomó las pinzas y con cuidado saco la bala del hombro, una vez fuera la bala, empezó a desinfectar la herida con alcohol y algodón, hasta que el sangrado parara, empezó a ponerle gasas y le vendó desde el pecho hasta el brazo izquierdo, entonces vio que también en su pie derecho estaba bañado de sangre, suspiro algo cansada y decidió hacer casi el mismo procedimiento, desde sacar la bala, hasta vendarle hasta la rodilla.

Lo observó detenidamente, vio las ojeras que éste tenía, estaba pálido, lo vio de reojo estaba algo delgado, a decir verdad muy delgado, se preguntó internamente cómo le había hecho para subir a su apartamento, le contempló el rostro, a pesar de que estaba inconsciente, parecía estar ¿Triste? Lo notó perfectamente, entonces vio también las cicatrices que tenía en sus brazos y torso, entonces dirigió la mirada a una de estas que a un costado de su pectoral derecho, levantó un poco al joven y quedó sorprendida al ver que la cicatriz llegaba hasta la columna, y no sólo tenía esa, al parecer toda su espalda estaba marcada de moretones y cicatrices, sabía que estaba ayudando a un extraño, y no entendía el por qué le había ayudado, si éste había entrado sin su consentimiento.

Momo: ¿Haz estado pasando mal verdad? Descuida, no importa quién eres, te voy a apoyar hasta que estés bien, tal vez me cuentas sobre tu vida - hablaba como si el estuviera despierto - No importa si estás inconsciente, aquí entre nos, yo hablo sola, jaja parezco loca, bueno creo que lo estoy, hablo con un chico dormido.

Sintió como la respiración del muchacho disminuía, cuando lo encontró, su respiración estaba muy acelerada, pero ahora estaba más regular, vio la hora y ya daban cerca de las once de la noche, suspiro de nuevo cansada y dio un pequeño bostezo, vio al bicolor un momento, no iba a dejarlo allí, se dirigió a su habitación e hizo su cama, regreso donde estaba el joven y lo intentó levantar, se sorprendió ya que a pesar de que estaba delgado, aún pesaba algo, lo tomo del hombro derecho y lo levantó, como pudo llegó a la habitación, lo recostó en un sofá pequeño, vio de reojo al bicolor, entonces fue a su armario a sacar una camisa grande color negra y un pants que le quedaba un poco flojo a ella de color gris.

Volvió la vista al chico y empezó a ponerle la camisa, luego de esto quedó pensativa y un poco ruborizada al tratar de hallar la manera en como quitarle el pantalón, le quitó el tenis y el calcetín de su pie izquierdo, ya que el derecho tenía la venda, intentó bajarle el pantalón del ruedo de éste, pero no bajaba, se dio cuenta que tenía un cinturón en dicho pantalón.
"Cinturón de *****" se decía internamente, sus manos temblaban un poco, tenía en cuenta que el joven no iba a dormir cómodo con la ropa que tenía rasgada por unos ¿Vidrios? Pero se sentía una total acosadora, sí, acosadora y violadora, así que empezó a quitarle el cinturón despacio, cuando logró quitarlo, se puso roja al pensar que también debía desabotonar el pantalón y bajar el cierre de éste para poder quitarlo al fin.

Momo: Vamos Yaomomo, tu puedes, no es tan difícil >\\\<

Estaba como un tomate, pero agarró valor y desabotonó el pantalón, cuando estaba por bajar el cierre, sintió como una mano agarraba la suya, se sobresaltó y quiso gritar, pero hizo como pudo para evitar ese grito, vio hacia arriba al joven que tenía sus ojos cerrados, está sólo lo miraba con un sonrojo que ya estaba echando humo por las orejas, pero se alivió cuando la mano de éste la soltó, al parecer estaba dormido aún, terminó de bajar el cierre y bajo el pantalón de éste y le colocó el pants lo más rápido que pudo, cuando terminó, se recostó en la puerta de su armario, ya más tranquila le colocó las chamarras y unas almohadas al joven bicolor, luego recogió la ropa de éste y la dejo en su cesto de ropa sucia, vio su cómodo sillón de la cocina y se dirigió a éste no sin antes apagar la luz de su dormitorio y desearle una buena noche al chico, para luego ir a dormir a su sillón.

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Hola, jeje ¿Cómo están? Bueno aquí les dejo el capítulo 3 espero que lo disfruten, gracias por estar apoyando ésta historia, mil gracias.

Plus Ultra papus... 👊
Y Sayonara...

Más loca que tú ❤ ((Completa))Donde viven las historias. Descúbrelo ahora