Hotel 4

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Zas Zas Zas

Eran las siete de la mañana, y Sofía había despertado a Isidora hace ya quince minutos. Suplicó y lloró, pero Sofía se mostró impasible.

- ¿Te desnudas tu o te desnudo yo? -pregunto Sofía antes de que comenzara la azotaina

Isidora decidió mantener su dignidad y se quito el pijama ella misma. Su polerita manga corta de pijama fue la primera prenda en caer, revelando sus pequeños pechos. Luego, su short de pijama siguió a la polera, mostrando su depilada vagina y su pequeño trasero. Ninguna de las hermanas dormía con ropa interior, al contrario de Benjamín que dormía con calzoncillos pero sin pantalón.

- Ahora, por las buenas, ponte en mis rodillas

Isidora obedeció llorando. Sofía la acomodo sin importarle como su hermana menor estuviera de incomoda, tanto por la posición como en la situación en la que estaba. Benjamín se despertó en ese momento. Le costo acordarse de lo que había pasado el día anterior, pero pronto lo recordó.

- Vuelve a dormir -le dijo Sofía cuando lo vio abrir los ojos- Este castigo es entre la Isi y yo

Sofía hacia bien en respetar la privacidad de Isidora (cosa que en esa familia apenas había cuando se trataba de castigos), pero se había puesto en el sillón cama que estaba frente a las dos camas, así que Benjamín la tenia bastante difícil para no ver.

- ¿Lista? -pregunto Sofía 

- No -dijo- Sofi por favorr

Cayeron los tres primeros azotes, con los que Isidora dio pequeños chillidos.

Zas Zas Zas Zas Zas Zas Zas Zas Zas Zas Zas Zas Zas Zas Zas

Zas Zas Zas Zas Zas Zas Zas Zas Zas Zas Zas Zas Zas Zas Zas

Zas Zas Zas Zas Zas Zas Zas Zas Zas Zas Zas Zas Zas Zas Zas

Sofía se tomaba un pequeño descanso cada 15 nalgadas, para que la mano no le doliera tanto. Al mismo tiempo, en sus rodillas, Isidora lloraba como una niña. Pataleaba con fuerza lanzando chillidos y con mocos en la nariz.

- Sofía por favorr, te lo ruegoo

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El castigo siguió sin piedad sobre Isidora durante unos veinte minutos mas. Benjamín no había logrado dormirse, y superado por su curiosidad miraba de vez en cuando, solo unos segundos, para saber como iba todo. Casi a las cien nalgadas miro de nuevo, el trasero de su hermana estaba rojo completamente, al igual que su cara por el llanto. En ese momento Sofía comenzó un descanso y vio que Benjamín estaba mirando.

- ¡Benjamín! -dijo con un tono que no daba reproches

Benjamín cerro los ojos nuevamente, pero los volvió a abrir cuando escucho que tocaban la puerta. Era temprano, así que solo podía ser alguno de sus "vecinos" de cabaña, viniendo a reclamar por los gritos de Isidora.

- ¿Quién será? -preguntó Isidora, todavía en las rodillas de su hermana

- Benja, anda a abrir -le dijo Sofía

Benjamín se levanto de la cama y fue a abrir la puerta. Cuando la abrió entro una brisa de viento que le recordó que andaba en calzoncillos.

- Buenas -le dijo una mujer de unos treinta años que tenía una caja maletín en su mano derecha

Al cuidado de mis hermanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora