Terco

513 89 79
                                    

Perth.

Sería mentir cobardemente de mi parte, si dijera que recuerdo cada momento que he recorrido para llegar hasta el punto en que me encuentro.

Más sin embargo, puedo describir perfectamente el peso del anillo en mi dedo anular izquierdo. No por que detestara que ese objeto estuviera allí, sino, por el hecho de haberle fallado y rayado en palabra al anillo, al anillo que representaba a mi precioso ser al que he lastimado cientos de veces por no saber enfrentar bien el problema.

Tengo recuerdos borrosos de aquél día.

Acababa de viajar a Estados Unidos para visitar a mi madre; había viajado solo por que Saint se había sentido mal, y aunque había puesto mil excusas para quedarme a cuidar de él. Él a todas le ponía una solución fácil, cuando a mi se me había hecho difícil el buscar el motivo por el cual excusarme.

Estando allá, mi madre había preguntado una y mil veces por él, era su yerno favorito, lo amaba desde que me casé con él, incluso, más que yo. Siempre nos había planteado la posibilidad de adoptar, cada que veía a Saint entretenido con cualquier niño que pasaba, y para mi nunca había sido un problema, si de hacerlo feliz él se trataba, era capaz de mover cielo y tierra, pero él se seguía negando. Siempre decía que era por que quería más tiempo de nosotros como pareja, y eso era algo a lo que yo tampoco podía objetar nada.

Amaba poder decir que cada segundo de la vida de Saint era dedicado a mi.

Estando allá, había decidido salir a visitar a mis viejos amigos de secundaria y unos cuantos que eran mis compañeros de trabajo antes de decidir regresar a Tailandia para estar con Saint más tiempo, y poder crear momentos hermosos de los dos en un matrimonio sólido.

Todo iba bien, habíamos decidido beber unos cuantos tragos en la casa de uno de ellos. Sabía que a Saint no le gustaba que tomara licor en cantidades cuando él no estaba, por lo que había decidido hacerlo lo más mínimo que pudiera.

- Amor, ¿Cómo estás? ¿Te sientes mejor? - Había decidido tomar un tiempo de las burlas de mis amigos y salir a la terraza para llamar a mi tesoro.

- Perth..... - por el otro lado de la línea, pude escuchar como su ahora ronca voz era asaltada por un exceso de tos.

- Saint, si no te sientes bien, regreso mañana mismo a Tailandia para cuidarte, estoy muriendo de impaciencia por saber como estás.

- Cof... - lo escuché tragar en seco - ¿por qué se escucha tanto ruido alrededor?

- Mi amor, no encontraba que hacer aquí sin tí, así que vine a visitar a mis antiguos amigos. Estamos tomando un poco, no te molesta ¿verdad? Prometo no excederme - ¡Vaya mentira mía de aquel día!

- Solo no vayas a manejar, si estás en un bar, busca un lugar cercano para dormir - él seguía cuidando de mi a millones de kilómetros de distancia a pesar de ser él, el enfermo. - o llama a tu madre para que llegue a recogerte.

- Estoy en la casa de uno de ellos - solté una suave risita al imaginar la cara que ha de estar haciendo Saint.

- Entonces...A..a..a. - un estornudo fue el que lo asaltó está vez.

- Salud. - mi cara volvió a su antiguo estado de angustia y decidí darle un trago a la lata de cerveza en mi mano.

- Gracias, amor. Lo que te decía, si estás en la casa de uno de tus amigos, quédate a dormir allí.

- Te amo - le susurré seriamente.

- Y yo a ti.

- Los tragos están haciendo efecto en mi cabeza - reí de nuevo - quiero besarte.

Amor RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora