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Shim

Sueño con un niño. Es de mi edad, o al menos lo parece. Es raro, se supone que siempre se sueña con gente a la que viste alguna vez, aunque ni siquiera lo recuerdes, pero estoy seguro de que a este nunca lo vi. Sobretodo porque siempre que sueño con él, está en la tierra, y yo ya nací aquí. Pero sé que él también me ve, por sus ojos lo sé, y sé también que aunque entinde qué le pasa, está igual de desconcertado que yo. Me gustaría decirle dónde estoy, pero me es imposible hablar con él, cuando abro la boca ningún sonido sale de ella. Y veo que a él le pasa lo mismo.

Me llamo Shimila, un nombre que no me pega si digo la verdad. Soy fuerte, la más rápida de mi colegio, y respecto a notas tampoco me quedo corta. Mi nombre es el de una niña de cuento de hadas, mi madre es así, fantasioso e inocente, y me encanta. Pero al elegir mi nombre se equivocó. Por eso hago que todos me llamen Shim. Suena mejor, más a mi.

Vivo en el planeta F del sistema planetario Tau Ceti, a unos 11'9 años luz del planeta Tierra. Hace varios años llegaron aquí los primeros colonos, con la esperanza de crear una nueva civilización y así salvar de la extinción a la raza humana. Mis padres estaban en ese grupo de colonos, y yo fui una de las primeras personas en nacer en este nuevo mundo, la última esperanza del ser humano.

Nos educan desde pequeños, enseñándonos las normas de conducta básicas para no fastidiar de nuevo el planeta.

En la Tierra ya se innovó lo suficiente como para poder tener un nuevo principio sostenible y ya avisado de los problemas de la polución. Teniendo este principio será mucho más fácil que este planeta no termine igual que el anterior.

No tenemos muchas esperanzas en el resto de humanidad, nuestros científicos calculan que a la Tierra le deben quedar otros 100 años como mucho.

Claro que me daba pena el resto de gente, pero dejándolos allí era la única manera de salvar la raza. No le había dado demasiado importancia hasta que empecé a tener ese misterioso sueño. Ahora quería decirle todo a ese desconocido niño, decirle que tenía que viajar hasta esa nueva colonia para así salvarse de un final desagradable.

El sueño de dos colonosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora