—A ver, mija, necesito que atiendas la mesa 8. Acaba de llegar ese muchacho y se ve que necesita ayuda con la cruda que se carga-dijo Chelo muy apurada.
—Bueno, ya voy.
El muchacho llevaba gafas de sol y estaba muy despeinado.
—Buenos días, bienvenido a La Lupita. ¿Ya sabe que ordenar?
—Días para algunos, me gustaría pedir el especial <<Levanta muertos>>. Con un litro de agua de horchata bien fría, gracias.
—De acuerdo, enseguida le traigo su plato.
Ana se retiró de la mesa para mandar el especial a su tío Felipe, que se encargaba de cocinar, con ayuda de sus tías y Chelo.
El joven le pareció un poco grosero, pero cualquiera con una cruda no está de buenas.
—¿Y qué tal?
—Ay abue, viene casi dormido y anda un poco grosero
—Mija, no te hagas la santa, aquella vez que andabas cruda y viniste a trabajar nadie te dijo nada. Además, es un cliente y se le trata como tal.
Ana resoplo, pero siguió trabajando. Le pidió a Julia de favor que atienda al bato, no quería seguir viéndole la cara. Julia, como buena amiga, le hizo paro.
Se acercaba su hora de descanso y eso la aliviaba un poco.
—Oye, me debes una. Y el bato preguntó por ti.
—Ya sé, cuando quieras te hago paro. No manches, además de grosero, chismoso.
—¡AYYY! Hazte, sabes que está guapo y te pusiste nerviosa
—Que este guapo no justifica que trate mal a la gente
—Anda bieeen crudo, todos nos ponemos así
—Yo no
—¡Tu cola!
Ana no lo quería admitir, pero, el bato estaba guapo y tenía pendiente porque tenía días que no se depilaba el bigote. Pero, si era grosero y mejor no atender a clientes así.
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La vida de una fangirl
Teen FictionAna, 18 años. Mexicana, pasa la mayor parte de su tiempo con su abuelita Chelo, trabaja mucho pero en su tiempo libre se la pasa viendo fotos de Thomas Bachelor. Es difícil ser una fangirl, y más cuando no tienes amig@s con quien compartir ese sent...