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Las calles estaban algo desocupadas, muchos de los ciudadanos estaban en sus trabajos, otros en la escuela y algunos todavía han de estar dormidos, no era algo de extrañarse, eran las ocho de la mañana, a dudas penas se ven pequeños negocios abriendo y una que otra panadería atendiendo a algunos clientes que prefería desayunar afuera o apenas compraban pan o leche para hacer un desayuno.

Aún con esa poca cantidad de gente rondando por las calles podía sentir como lo miraban algo sorprendidos, no se le hizo extraño ni le tomo importancia, ya estaba acostumbrado a esa clase de tratos por parte de los demás; de cierta forma los entendía, su aspecto era poco usual, sus ropas no tenían nada extravagante, se veía normal, en estos momentos tenía un chaqueta delgada de color azul, unos jeans negros y unos zapatos blancos con detalles azules, sí eso ;o era lo que llamaba la atención; su piel no es precisamente clara, pero tampoco morena, ¿un intermedio? no, quizás un poco más clara que un intermedio, pero cualquiera podía tener esa clase de piel es algo normal, sin embargo lo que no era normal era su rostro, uno de sus ojos eran de un café claro, pero el otro no se veía tenía un extraño cabello de llamas y no cualquier tipo de llamas, no, estás eran de colores, incluso más que los del arcoíris, su cabello parecía fusionarse con un buen pedazo de su cara tapando su ojo o eliminando ese ojo; lo más curioso para quienes lo veían era que no se miraba mal, al contrario tenía un buen aspecto y esa sonrisa que llevaba le hacía ver aún mejor.

El chico siguió caminando mirando a su alrededor con una leve sonrisa en su rostro, miró un parque algo desocupado, algunas personas estaban paseando a sus mascotas, unos con una ropa deportiva y otro que prácticamente viven al frente de ese parqué se encontraban aún en pijama esperando a que el animal haga sus necesidades para volver a sus casas.

sin prestar atención se subió en uno de los columpios y mirar a la carretera, suspiro con calma y sacó su celular mirando la hora "van a ser las nueve" dijo a sus adentros, faltaba solo ocho minutos para ser las nueve y aún tenía que esperar una hora para poder ver a la persona que necesitaba, quiso esperar un momento en ese parqué y siguió revisando su celular yendo a las aplicaciones sociales de este, quería mirar un mensaje que le avían enviado hace un día, abrió el chat "amigo, mira te daré las direcciones de los trabajos y tú solo decide cuál" leyó el mensaje con aburrimiento, necesitaba un trabajo, aún no era muy urgente pero lo necesitaba, sonrió al ver las opciones de trabajo que su amigo le avía enviado, de mesero en un asadero, cajero en un supermercado o cajero de una pequeña tienda de electrodomésticos. Le dio algo de gracia ya había trabajado en esa clase de puestos y no le era difícil conseguir alguno de esos trabajos pues su cabello le ayudaba bastante en estas cosas; algo bueno debía tener el llamar la atención por sus llamas, le parecía curioso que lo contratarán de una forma rápida debido a estas, a sus jefes les gusta que lleguen a comprar su mercancía y su cabello causaba que muchos se acercarán y para disimular compraban algo del lugar; soltó una lave risa, pensando en aquello, habían muchos en esa ciudad, en ese país en el continente cielos en todo el planeta que tenían ciertos rasgos que llamaban la atención y él ha visto a muchos, solo pensar en sus amigos bastaba, algunos con marcas que parecían cicatrices otros con ojos o pieles algo inusuales, pero él solo por su cabello llamaba la atención a kilómetros.

Guardo su celular soltando una sonrisa por lo extraño que se le resultaba "mamá mira, ese chico tiene su cabello de fuego" dijo una niña un poco bastante alto señalando al chico del columpio, "cariño ya te he dicho que no señales a las personas, es de mala educación y se ve muy mal" dijo la madre de la pequeña con algo de seriedad "perdón, pero.... su... cabello" dijo la pequeña agachando su cabeza al sentirse regañada "sí es un cabello muy lindo mi amor, pero no lo señale puedes estar haciendo lo sentir mal" dijo la señora suavizando su tono de voz al ver que su pequeña iba a llorar al sentirse regañada, al parecer funcionó porque la pequeña inmediatamente sonrió y miró al de llamas diciéndole con la mirada "perdón" mientras se alejaba con su madre y subían a un bus. El de cabellera colorida soltó otra risa al ver esa pequeña escena le causó cierta ternura, sacó su celular y reviso la hora "¿las nueve y cuarenta?" Dijo un poco alto, ¿Tanto tiempo se avía quedado ahí sentado? Se levantó y se fue corriendo a la universidad, él no era estudiante, solo necesitaba a un profesor que trabajaba en ese lugar, casi se tropieza con un chico que al parecer evadía clases o simplemente llego tarde y se devolvía a su casa, al esquivarlo termino por golpear se la cabeza con un poste que no vio, sin importarle el golpe siguió su camino esquivando algunas rocas, puestos de comido o personas, cuando llegó a la entrada miró su celular "solo diez minutos" se dijo a sí mismo, guardo el aparato y se sobo la cabeza que aún le dolía para entrar al lugar y dirigirse al salón del profesor que necesitaba.

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