Capitulo 4

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Jason

Llegue a la cocina todo sudado y nervioso, esa había sido la cosa más embarazosa que habia pasado en frente de una chica. Debía de calmarme o Bruno me preguntara el porque estoy así. Me prepare un vaso de agua y me lo tome hasta el fondo, de un solo trago.

- Dios que vergüenza.- dije recordando lo sucedido.

- ¿Vergüenza de qué? – dijo Bruno a mis espaldas, asustándome.

- ¿Vergüenza? Yo nunca dije vergüenza, dije "Hay mi cabeza".- de inmediato me cogí la cabeza con una de mis manos, quejándome.

- ¿Qué le pasa a tu cabeza?- pregunto extrañado, ya que no era tan bueno mintiendo.

- Pues me golpeé muy fuerte mientras subía corriendo las escaleras.- ajá, enserio que soy pésimo para inventar una mentira, así sea piadosa.

- Aaahh, y ¿qué quería ella?

Nada importante, solo que tenía a una Emma detrás de la puerta completamente desnuda y estuve a punto de visualizar partes que son prohibidas. Eso es todo, nada fuera de lo normal.

- Nada importante. - dije con indiferencia.

- Claro claro. Ya en serio. ¿Qué fue lo que paso allá arriba?

- ¡Nada!

- Te has puesto rojo cuando te mencione eso, además no se porque te esfuerzas tanto en mentir, sabes que eres un asco haciendo eso, asi que te lo diré una vez más ¿Qué fue lo que pasó allá arriba?

- Pues... ella me pidió una toalla y ella... estaba desnuda detrás de la puerta y ya.

- ¿Solo eso?- dijo con burla.

- Aja.

Para evitar más preguntas, me fui a preparar mi desayuno. Ya listo me senté en la mesa a comer, minutos después escuche pasos que veían de la escalera. Emma.

- Buenos días – dijo con tanta calma como si nada hubiera pasado.

- Buenos días, Pecas – dijo bruno

Emma se le quedo mirando con una cara extraña, parece que le pareció un poco estúpido su apodo, aunque pensándolo bien, le queda; ella tiene pecas esparcidas por su nariz y pómulos. Hizo como que no escucho su apodo y solo lo ignoro. Giro hacia mi y me miro con una sonrisa de superioridad, a lo que yo solo pude responder con una sonrisa nerviosa, pero eso fue un gran error, me hizo poner más nervioso de lo que ya estaba.

- Buenos días, Tomatito.

- Buenos días – dije con la cara roja. ¿Por qué me puso ese apodo?

Gire la cabeza para ver a Bruno, que estaba muy divertido con toda estaa situación. Luego me señalo el rostro. Abrí la cámara frontal de mi celular y vi mi cara como la de un tomate.

Vaya... ahora todo tiene sentido, Tomatito.

- Muchos "buenos días" por hoy ¿no creen?

- Si – dijimos al unísono.

Emma empezó a comer de su plato de cereal. Bruno estaba pensativo pero, esos pensamientos se esfumaban cuando me miraba, el solo reía recordando el pequeño bochorno que pase minutos antes. Y yo, bueno pues yo solo combatía con mi nerviosismo. Luego de unos minutos, me di cuenta de que Bruno miraba a Emma con una cara que se me hacia familiar: curiosidad. Él quería investigar, quería preguntar, quería saber el porque de su inesperada aparición, el porque no recuerda su pasado, el porque él no sabia nada de ella. Se veía tan desesperado que me asusto un poco, el no solía parar hasta obtener lo que quiere, hasta quedar satisfecho y acabar con sus dudas.

EmmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora