06. Impulso Azul

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Los soldados entraron a la celda de Hyoga, reían a carcajadas mientras lo acorralaban contra la pared.

—Hyoga, vamos a arreglar cuentas contigo... ¿Sabes lo que les pasa a quienes son lanzados afuera en esta situación de frio extrema? —

—Las cristalizaciones de hielo cubren en menos de tres minutos el cuerpo humano y la gente muere de hipotermia —

—Hyoga, en un momento tu cuerpo no será más que un cubo de hielo ¿eh? —

—Grrr... — Hyoga se enoja y rompe sus ataduras con una fuerza impresionante.

—¿¡Pero que!? Rompió las cadenas — Los Guerreros se preguntan asombrados cómo ha conseguido liberarse, mientras, Yakkof interviene, atraído por el ruido; desde el lugar donde abrió aquel hueco, lanza la caja de pandora con la armadura del cisne.

—¡Hyoga! — La armadura se abre enseguida, liberando el tótem del cisne sostenido sobre una de sus patas, enseguida entre un destello de gran magnitud, las piezas se separan dirigiéndose de inmediato hacia el cuerpo de Hyoga; el acto es presenciado por los guerreros, quienes asombrados por el brillo de la coraza lanzan injurias.

—¡¿Pero de donde ha sacado su armadura?! —

—¡No importa! ¡Vamos, acabémoslo! — Los guerreros se abalanzaron hacia Hyoga, empuñando sus brazos como principal arma.

Hyoga, harto de verlos y tratando de alcanzar a Alexer lo más pronto posible, acumula una cantidad enorme de su cosmo, para poder usar su técnica más poderosa. —Kholodnyi Smerch! (Rayo de Aurora) — El ambiente se congela inmediatamente, expandiendo el aire frio por todo su alrededor. Al estar cerca de los guerreros, Hyoga aplica un gancho hacia el par de guerreros, haciéndolos elevarse por los cielos a causa de un tornado gigantesco.

Tan pronto el viento frio se dispersa Yakkof aparece de nuevo —¡Hyoga! —

—¡Yakkof! ¡Ve a buscar a Natasha, por favor! — Ordena el santo de cisne mientras emprende una carrera por el corredor en busca de Alexer

—¡Hyoga Espera! —  Grita el pequeño, sin embargo, es inútil, pues el santo no se detiene.

Desde que había dejado al grupo de guerreros encargándose del santo de Cisne, Alexer camino por los corredores de las celdas hasta subir nuevamente al patio central del castillo. Alli, se encontró con una guarnición más grande de soldados.

Enseguida, escucha una voz que lo llama: —¡Escucha, Alexer! —

Alexer se da media vuelta con el rostro sereno. Se encuentra con Hyoga, quien estaba en el corredor que proviene de las celdas. Aquel hombre no parece sorprendido, pues Hyoga no era una persona cualquiera. En ese momento algunos soldados tratan de capturar a Hyoga y detenerlo nuevamente. Sin embargo, Alexer los detiene con un brazo.

—¡Señor Alexer! — Responden todos al unísono.

—Ustedes... lárguense de aquí. — Menciona aquel dándose media vuelta, quedando de frente hacia el cisne. —Hyoga... ¿Tú piensas realmente que tu cosmos puede superar al mío? —

—Si... Si es para vencerte, entonces lo alcanzaré. — Responde el rubio dando unos cuantos pasos para tomar la posición de combate.

—De acuerdo. Esta vez será la definitiva. — Responde Alexer con un grito, arrancando la capa blanca de sus hombros de un solo movimiento. —¡Muere, Hyoga! —

Alexer eleva su cosmos, al igual que Hyoga, rápidamente el ultimo utiliza el Polvo de diamantes. Esta vez Alexer es herido gravemente. Chocando contra uno de los pilares del castillo. Causando una enorme grieta en el muro. Los guerreros corren a asistirlo:

—¡Maestro Alexer! —

Alexer parece aturdido debido al golpe, no puede creer que aquella ráfaga de viento fuese más rápida y más poderosa que él. — Como... — Abre los ojos un poco más, notando alrededor de Hyoga un aura mucho más fría. —Pero... su cosmos... no es en nada como el de antes... —

Enseguida se pone de pie, su rostro denota cólera, — No importa qué tan frio se haya vuelto, ¡Toma esto Hyoga! ¡Impulso Azul! — rápidamente ataca a Hyoga con su Impulso Azul, mediante un movimiento de brazo. Esta vez el aire frio resulta inútil contra el cisne, quien logra bloquearlo por completo.

—¿¡Que?! ¿El Impulso azul no le ha hecho nada? ¡Es imposible! — Alexer parece exhausto, utilizo mucho de su cosmo al emplear aquella técnica. Difícilmente se mantiene en pie.

—¡Alexer! ¡Yo no te perdonaré que hayas querido abusar de otras personas y de haber sido capaz de matar a tu propio padre! ¡Implora perdón, Alexer! — Hyoga le apunta con el dedo lleno de coraje.

Eseguida Hyoga coloco sus brazos en posición de jarra apuntando arriba. —Ejecución de Aurora! — Casi unos segundos después los dejo caer apuntando directamente contra Alexer la enorme cantidad de cosmos que había acumulado en forma de una ráfaga de hielo.

The Cygnus History: Natassia del país de hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora