Su respiración esta agitada, sus labios y rostro manchados de sangre debido al golpe que asesto contra su padre.
—Viejo de mierda... A causa de tu obstinación, la gente de Bluegrad acabará por desaparecer en estas tierras de los hielos eternos... — uno de los soldados se acercó a él y le tendió una manta para que limpiase su rostro, sus dedos también estaban manchados de sangre. Enseguida la arrojo contra el cuerpo inerte de su padre, y comenzó a avanzar fuera del salón. —A partir de este momento, yo, Alexer, les ofreceré la luz del sol. ¡Todos los que quieran detenerme perecerán a manos de los Guerreros azules! —
—Maestro Alexer... — Un hombre temeroso se le acercó.
—¿Qué sucede? —Cuestiono Alexer —¿Hyoga se ha despertado? —
—Si. —
—Bien. — Alexer sonrió y continuo con su caminar hasta las celdas.
De regreso en la celda, Hyoga permanece atado de brazos, recargado contra los helados muros de aquel lugar cierra los ojos y recuerda las palabras y el rostro de aquella mujer:
—¡Por favor, Hyoga... Salva a mi padre! Si mi hermano lo llegara a matar, yo no podré continuar viviendo... Yo te suplico... —
—Natassia... — Susurra Hyoga —No te preocupes. ¡Jamás dejaré que alguien mate a su propio padre para realizar sus deseos! —
Muy cerca de la esquina de la celda, un desprendimiento de rocas se hace presente, Hyoga pensó que seguramente eran esas ratas que corrían entre el heno, hasta que una voz lo hace despertar:
En eso, el pequeño Jacob hace un agujero en el muro y mete la cabeza
—¡Hyoga! Hyoga, soy yo!... — Una pequeña risa acompaña el llamado del santo.
—¡Ya... Yakkof! Menciona Hyoga al ver a un pequeño niño atravesar por un hueco en la pared del tamaño de un tabique.
Yakkof es un pequeño niño de Siberia de aproximadamente 7 años. Es amigo de Hyoga y quien vela por el sueño eterno de la madre de Hyoga, Natassia, cuando Hyoga está ausente, es de contextura delgada, vestía una campera polar en color marrón.
—¡Aaaahh! — El pequeño niño lanza un grito al caer al suelo.
—¡Yakkof! ¿Pero qué haces aquí? — Hyoga se pone de pie inmediatamente, caminando hasta donde está el pequeño intruso.
—¡Oh, Hyoga! — El chiquillo se pone de pie rápidamente —¿Me preguntas por qué? Desapareciste de repente y me preocupe. Además, escucha, ¡nuestro pueblo está en peligro! — Yakkof explica con cierta prisa a Hyoga lo que ocurre.
—¿Qué? ¿Qué es lo que ha pasado? —
—Los guerreros azules llegaron hoy a la aldea, y dijeron que, si no nos íbamos, nos matarían a todos. Han tomado el control total del pueblo—
—¿Qué es lo que dices? —
—¡Tú nunca estas en los momentos críticos, por eso yo salí a buscarte! — El chiquillo lanza un reproche en contra del Hyoga, quien inconscientemente baja la mirada un tanto decepcionado.
—¡Oh mierda! Si tan solo tuviera mi armadura... —
—¡Ja! — Dice Yakkof con una sonrisa en el rostro. — Imaginaba que dirías eso. ¡Por eso la he traído conmigo! —
Enseguida, Yakkof se da media vuelta, mostrándole una caja brillante a Hyoga. En ese momento el graznido de los cisnes árticos retumba en la cabeza de Hyoga, como si aquella enorme caja le estuviera llamando.
—Pero si es... ¡La armadura del cisne! —
Los pasos retumban en el corredor, sombras amorfas se cuelan por la escotilla de la puerta. Yakkof alcanza a verlas, y tan pronto puede, escapa por el hoyo del tabique que había removido, volviéndolo a colocar en su sitio.
La puerta se abre abruptamente, Alexer está parado delante de ella. Observa todo a su alrededor y enseguida se dirige a Hyoga.
—Veo que has recobrado el conocimiento. Te daré una última oportunidad. ¿Te has decidido unirte a mis tropas? —
—¡Te repito que soy un Caballero de Atena! ¡Prefiero morir que ayudarte a hacer el mal! —
—Bien... Qué pena perder un elemento tan prometedor como tú. Eres un buen guerrero, pero no me dejas otra opción. — Alexander responde riéndose. El muchacho estaba a punto de retirarse cuando hyoga lo detiene.
—¡Espera, Alexer! — Alexer se detiene girando medio cuerpo para verlo.
—Ah, ¿ahora vas a rogar por tu vida? — Alexer sonrió de lado
—No... no es eso. Tu hermana Natassia estaba preocupada. Por favor no vayas a atacar a tu padre —
Tan pronto Hyoga termina de hablar, Alexer suelta una risa estruendosa— ¡Jajaja! — Aquello causa sorpresa en el cisne, quien no entiende el comportamiento del muchacho. —¿Qué dices? Es demasiado tarde, Hyoga. Intente arreglar las cosas con el viejo, sin embargo, no cedió. Asi que le tuve que partir la cabeza en dos. —
—¿¡QUE DIJISTE?! — Hyoga se sorprende por la declaración de aquel hombre.
Una vez más vuelve a reír. — No te sorprendas tanto... Después de todo, tu correrás con la misma suerte. ¡Saluda a mi viejo padre cuando lo veas! — Alexer lanzo una última sonrisa a Hyoga antes de salir de aquella celda mientras algunos de sus soldados propinaban golpes y detenían a Hyoga de cualquier intento por escapar y enfrentarse a Alexer. Continuo su recorrido por los pasillos, dejando a Hyoga gritando una y otra vez que se arrepentiría de lo que había hecho.
—No espera! ¡Si Natassia se entera, se va a suicidar! ¡Ella me lo aseguro! —
Estas fueron las últimas palabras que Alexer escucho, mientras en su andar, cada uno de los soldados de su guarnición, y algunos de su padre que se habían rendido, agachaban la cabeza como muestra de respeto y aceptación como nuevo señor del castillo azul.
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The Cygnus History: Natassia del país de hielo
Historia CortaSinigrado (Blue Graad en la versión original), es una antigua ciudad cuyos guerreros formaban un poderoso ejército que controlaba las regiones boreales durante la era mitológica. Cerca a este lugar, Hyōga, Santo de bronce del Cisne, es citado a pres...