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Las ideas erróneas de toda una nación pueden llegar a ser un problema de constante expansión. Eso lo sabía el dominicano con demasiada certeza.

¿Un ejemplo es necesario? Un ejemplo le daré:

一Estamos bien con este gobierno 一una persona random, en una comunidad random, de una provincia tan al azar como todo lo antes dicho, hizo sonar su voz一. No hay que arriezgarse, el próximo gobierno puede ser peor.

Aquel estaba seguro de que el cambio no era necesario por el momento.

一Pero eso no lo sabremos si no cambiamos de sangre, puede mejorar todo si soltamos en banda al PLD.

Otra persona se había animado a contestar, con la voz impregnada de seguridad. Ese creía firmemente en que las cosas se darían mucho mejor si otro partido llegaba al poder de inmediato.

El país escuchaba, en completo silencio. Los que hablaban estaban totalmente ajenos a su presencia, pues la espalda le daban. Pero el tricolor no quería que supieran de su estado, no quería que notaran lo mucho que aquellas palabras afectaban en su cabeza; opiniones que daban vueltas por su cabeza, chirriantes y molestas, pero importantes igual.

¿Qué se podía hacer? ¿Cuál era la opinión correcta? Ambos puntos de vista eran tan acertados como erróneos.

Al final, cansado de escuchar la discusión política, se dio vuelta y marchó en dirección a su hogar. Dejó allí mismo aquello que con tanto entusiasmo antes había ido a comprar, olvidando incluso la necesidad de comer algo dulce que horas antes había tenido presente.

Las calles estaban frías, en ese momento ya eran las siete y pico, y lo sabía por el sol que se ocultaba en el horizonte, por la luna escalando en el cielo. Hubiese sido un hermoso paisaje, de no ser porque el país no se encontraba de ánimos para notarlo.

Le dolía la cabeza. Había pensado demasiado. Y sus heridas vendadas seguían sangrando.

🔸🔹🔸

一Y entonces, tiró la botella y se lanzó a golpear a su vecino como si fuese cosa de todos los días 一relataba el Bahamiense, contando las experiencias con respecto al dominicano a su compañera一. Pero no es violento, no, solo cuando se le provoca y está de muy mal humor. Supongo que son las desventajas de haber vivido sacando potencias de su territorio.

Seychelles asintió lentamente, presionando un poco más fuerte su agarre contra la reposadera de brazos de su asiento en el avión. ¿Por qué había aceptado a venir? Ahora estaba hasta más celosa que antes. Aquel país, del cual el nombre ya no quería recordar, parecía tenerlo absolutamente todo según los estándares de su amado. Se había esmerado el chico en intentar convencerla todo el día anterior; tanto que estuvo a punto de gritarle que la dejara en paz de una maldita vez.

Pero Bahamas se veía tan ilusionado... Que no se pudo negar a hacer el viaje.

Así que allí estaban, en un avión que había partido desde su amada agrupación de islas, camino a la República Dominicana.

一Por cierto, Sey 一el tono de su amado Bahamas llamó la atención de la galardonada, llevándola a voltear con suma rapidez el rostro en su dirección一. Realmente espero que se lleven bien... Él es una gran persona, ha pasado por muchas cosas, y creo que te puede ayudar a superar tu miedo a luego ser propiedad de alguien más.

Estaban cerca. Demasiado cerca. Tan cerca que la chica sintió su corazón saltar fuera de su pecho. Abobada por la sonrisa de su amado, Seychelles asintió con un rubor posado en sus mejillas.

L-lo... 一carraspeó, aclarando su garganta一. Lo intentaré.


一¡Perfecto! 一gritó el bahamiense, sosteniéndola por los hombros con cariño.

Tal vez el bahamiense no lo notase, pero esos gestos tan sinceros alocaban los pensamientos de la representante del archipiélago. En su soledad, pareciendo tan inalcanzable siempre para todos, pocas veces la gente se había acercado a su persona con tan buenas y transparentes intenciones. Le apreciaba; pero de una forma más fuerte de lo que se atrevía a mostrar.

Solo le faltaba conquistarlo a él también.

一Luego de que lo conozcas a él, planeo presentártelos a todos, ¡Tal vez te agraden como a mi! Son buenas personas. Pero cuidado con hablar de sus costumbres, son muy recelosos con sus tradiciones.

Entonces siguió hablando con ella el resto de la noche en el avión, mientras la chica solo asentía y permanecía despierta por oír sus palabras.

Si el dominicano hubiera sabido en ese momento que alguien más hablaba con tanto cariño sobre su persona, quizás no se sentiría tan miserable.

Quisqueya's Feelings {E D I T A N D O}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora