¿Lamentarlo?

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Erina se levantó temprano, era una chica de horarios, aún tenía mucho sueño, pero su reloj biológico le dijo que era hora de despertar. Miró el reloj en la mesita de noche y ya daban cerca de las 7:30 a.m.

Se sacudió un poco la pereza, fue hasta el baño y empezó a prepararse. Lavarse los dientes, tomar una ducha, secar su cabello y luego cambiarse a ropa del trabajo, ese día visitaría su restaurante, alguien tiene que pagar las cuentas.

Fue hasta su sala de estar y se encontró a Soma aún dormido.

"Aún sigue aquí" sonrió.

Recordó que el pelirrojo no tocó un solo bocado de alimento ayer, así que haría algo especial como desayuno para empezar el día. Pero, Soma ya había dormido lo suficiente, tiene que dejar de ser un holgazán, la rubia sabía como tratar con este tipo de personas.

Ella fue hasta su aparato favorito, tocó el botón de encendido, seleccionó una canción y...

Soma dio un salto del susto.

La música del estéreo de Erina sonó, "B.Y.O. B de System of a Down"

Lo que en verdad lo había asustado fue el grito furtivo del principio de la canción. "¿Acaso no tiene vecinos?" preguntó aletargado mirando a todas partes, se limpió un hilo de saliva que corría por su barbilla, era todo un espectáculo mirarlo despierto.

—¡Buen día!— gritó Erina dirigiéndose a la cocina.

Soma se levantó de la alfombra y fue detrás de ella —¡Buenos días!— gritó de la misma manera ya que la música estaba a todo volumen.

—¡Ve a tomar una ducha!— Erina le indicó la segunda habitación que tenía el apartamento, contaba con su ducha y con ropa para él —¡Rápido!—

El pelirrojo asintió y fue hasta la habitación, entró hasta el baño y abrió uno de los pequeños estantes, tal vez había pasta dental, para su suerte estaba abastecida de todo para el cuidado personal, incluso había un cepillo de dientes en su empaque.

Se cepilló los dientes y se metió en la ducha. Se sentía realmente bien dejar correr el agua por su cuerpo, al principio sus heridas ardían ya luego de un momento solo se limitó a disfrutar teniendo cuidado con el yeso. Salió del baño y fue hasta el guarda ropa, había mucha ropa negra, blanca, muchos tonos oscuros.

Se puso unos pantalones jeans azul oscuro con una camisa negra, el logotipo de alguna banda. Bueno, no había mucho de donde escoger, así que fue todo improvisado.

Fue hasta la cocina donde estaba Erina y la quedó contemplando por unos momentos. La música estaba ahora en un nivel aceptable para sus oídos, ella cocinaba, había olor a chocolate y malvaviscos, un aparato en la esquina de la cocina preparando café.

La rubia se miraba muy feliz, estaba en unos elegantes pantalones de tela en color negro, con una camisa formal en tono blanco, a Soma le pareció raro, casi siempre la miró en el hospital con jeans rotos, shorts o camisas con algún mensaje subliminal o de alguna banda, ya que Erina le había confesado que su amor era por el metal y el rock.

"El metal es música, todo lo demás no lo es" recordó como ella dijo desprestigiando otros géneros.

En el fondo sabía que era de esas chicas que seguro tenían otro tipo de música en su corazón como algún gusto culposo.

—¿Vas a quedarte mirando todo el día?— Erina volteó a verlo con una sonrisa divertida ya que lo tomó desprevenido.

Él solo se encogió de hombros, afirmando que no sería tan mala idea.

—Siéntate— le ordenó ella —Come— le entregó un plato con dos tostadas francesas, unos deliciosos panes crujientes, entre ellos había chocolate y malvaviscos que salían de los bordes derretidos por el calor que la sartén puso sobre ellos, también le puso una taza con café y crema, con el tarro de azúcar a un lado para que pudiera endulzar a su gusto.

Un Ángel Que Inhala PlomoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora