Introducción

32 6 6
                                    

Notas: Por cuestiones de conveniencia en la trama tanto HwanHee como Xiao tendrán menos edad, estando en su último año del secundario o el equivalente coreano (?), los miembros de Teen Top pueden tener o no su edad actual, eso quedará a gusto personal jajajaja

Es el aniversario de UP10TION así que espero que muchos Angel hayan ido a dejar comentarios bonitos hacía ellos.

Sin más, espero que disfruten la historia


************************************


Miraba la puerta con tanta intensidad que creía iba a partir ese limpio vidrio en mil pedazos.

No quería hacerlo. Odiaba lo que estaba a punto de hacer.

Agh, necesitaba tanto hacerlo que era desesperante.

Por supuesto no le quedo otra que entrar, escuchando la cliché campana que anunciaba a un nuevo cliente que ya estaba odiando.

Su primera impresión no fue negativa, quería odiar el lugar pero era malditamente genial.

Las paredes tenían diseños increíbles y todo se veía limpio a nivel consultorio de odontólogo sin la sensación de estar en un lugar muerto o sin calidez.

Se acercó al mostrador donde un hombre hojeaba una revista sin mostrar interés en él. Se aclaró la garganta, no confiaba en saludar sin que su voz saliera como un graznido vergonzoso. El adulto frente a él le daba miedo, mierda, quería pedir perdón y salir corriendo.

-La respuesta es no, los menores no deberían estar aquí.

-No sabes ni lo que venía a pedirte.

- ¿Qué otra cosa puede querer un niño en una casa de tatuajes que no sea un tatuaje?

Se sonrojó porque claro que eso tenía sentido considerando que era un local de tatuajes, así y todo le sorprendía que se haya dado cuenta de su edad y todo considerando que seguía teniendo la cabeza oculta tras esa revista de moda.

-Vengo a pedir trabajo, me gustaría hablar con el dueño, por favor.

Intentó sonar cortés. Esa calle comercial era la única donde un menor de edad podría conseguir un trabajo en esa ciudad y como todo en su vida si podía hacer feliz a DongYeol entonces no había sacrificio que él no hiciera.

- ¿Cuál es tu nombre?

-Lee Hwanhee.

Se removió incómodo pasando su peso de un pie a otro. La revista estaba sobre el mostrador y ahora un par de ojos oscuros lo escrutaban con intensidad. Su vista pasaba por la musculosa negra que vestía el otro dejando ver sus hombros y clavículas con tinta en impresionantes líneas y patrones.

Tragó más nervioso todavía.

- ¿Y como para que necesita dinero un niño?

Se tragó un gruñido indignado porque mierda, aún le tenía un miedo atroz a ese hombre y necesitaba vivir otro día para ver a su amigo sonreír.

-Quiero...quiero...

¿Qué tan mal sonaba que deseaba hacerle el mejor regalo del mundo a su mejor amigo, llevarlo a comer, al parque de diversiones y al karaoke?

Se aclaró la garganta bajando la vista.

-Se acerca el cumpleaños de mi amigo y quiero hacer algo especial. Y lo especial es caro.

La risa no se la esperaba. Se estaba enojando al pensar que al otro le parecía ridículo que quisiera tener un detalle con otro varón.

-Al menos no eres un ingenuo estúpido.

Lo miro de reojo, no queriendo confrontarlo si lo hacía de manera muy directa.

-Necesito el trabajo aquí, es el único lugar donde ninguno de mis compañeros de curso va a entrar, en especial DongYeol.

Fue bajando la voz, sentía que no quería que el otro hombre conociera a su mejor amigo. Nada de él.

-Eso si es inteligente. Bastante impresionante.

- ¿Puedo hablar con el dueño?

De nuevo escuchaba esa risa suave y varonil. Era injusto que un hombre destilara testosterona por cada poro y se viera un poco adorable también. Debía tener harem propio, casi podía verse como parte de ese harem si seguía escuchándolo reír.

-Estás hablando con el dueño, niño. No creo que sirvas para tatuar pero creo que podría darte algún otro trabajo mientras tanto.

-Ah...-Cerró la boca impresionado. ¡Era muy joven para ser el dueño! Tosió porque quería decir mucho pero a la vez la parte mas instintiva de su ser le advertía no arruinar sus opciones- ¿De verdad?

-Solo si en verdad lo quieres.

Se iba a poner a llorar de la felicidad. Tampoco es como si necesitara demasiado dinero por lo que cualquier pago estaría bien, ni siquiera preguntó cuánto le daría solo podía pensar en que lo más difícil estaba hecho.

- ¡Si, lo quiero! ¡Muchas gracias hyung!

En retrospectiva tal vez sí debió preguntar un poco más sobre las intenciones del dueño cuando lo contrató.

Continuara.

RecadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora