Segundo recado: El aterrador Jonghyun y el adorable ChangHyun.

13 5 0
                                    


Si creía que haber sobrevivido con lo justo a ese recado, días atrás, en la tienda de mascotas no sabía qué tan preparado debía estar para este nuevo encargo de su jefe.

Su papel era escueto, solo ponía "compra pollo frito para los dos y no olvides pasar por las bebidas. Quiero skittles".

No solía necesitar comer mientras trabajaba porque lo hacía antes de ingresar a trabajar. Ese día, en cambio, se había olvidado de almorzar. La presión de su siguiente examen y el buscar un lindo regalo para DongYeol tenían su cabeza en las nubes. Fue una sorpresa agradable que Minsu se diera cuenta de su estado y decidiera alimentarlo.

El puesto de pollo frito y la tienda estaban en extremos opuestos de la concurrida calle y el local se encontraba en el medio de ambos. Estaba indeciso por cual ir primero. Optó por la tienda para ir por las bebidas y los skittles, era donde más gente había y no quería hacer una larga fila con el pollo. Decidido con su plan encaró hacia la izquierda muy animado.

Trabajar lo hacía sentir un poco más satisfecho consigo mismo. Sus planes para con DongYeol iban bien y que pudieran salir tal cual lo imaginaba era suficiente motivo para aguantar todo el trabajo duro.

Con sus ánimos reanimados entró a la tienda y fue directo a buscar las bebidas, conocía bien el lugar, no por nada a esa calle se la llama "encuentra todo aquí". Se tomó su tiempo para elegir las bebidas de ambos, té helado de uva para Minsu si su memoria no le fallaba y uno de melón para él. Siendo menor no iba a poder comprar alcohol así que ni se gastó en dirigirse a esa sección.

En la caja solo había tres personas, todo iba bastante bien considerando la hora. Aprovechó su espera para tomar los skittles que consumía Minsu de la góndola a su lado. Cuando pudo dejar los productos empezó a revolver en sus pantalones con rapidez buscando el dinero, fue al tomarlo que levantó la vista mirando por primera vez al empleado detrás de la caja. Era bastante joven aunque definitivamente mayor que él. No se hubiera preocupado por un empleado más si no fuera por la intensidad con la que lo observaba, casi parecía que lo estaba estudiando. Se congeló en su lugar, reaccionando solo para dejar el dinero en la pequeña bandeja y desviar la vista.

-Envía mis saludos a Minsu.

Parpadeó ante esa frase que definitivamente no se esperaba en absoluto. El ambiente se sentía raro de golpe. Tardó en notar que el empleado había tomado el dinero, puesto las cosas en bolsas, hecho la factura y dejado el vuelto sin dejar de analizarlo.

-¿Cómo?

No conocía a éste chico de nada, estaba tan confundido como impactado.

-Aunque no me conozcas, tu jefe no tardó en presumir de su nuevo y adorable empleado HwanHee con todos nosotros.

Asumió que en ese 'todos nosotros' estaban los terribles hombres de la tienda de mascotas.

Sonrió indeciso de cómo responder, parecía que su jefe solo se juntaba con gente de un sentido del humor extraño.

Su corazón no resistiría que todos los conocidos de Minsu quisieran intimidarlo a la primera oportunidad.

-¿Qué van a comer hoy?

-Pollo frito.

-Ya veo...

Parecía un cambio de tema inocente, ¿lo era?

HwanHee lo vio sonreír ante esa última respuesta, era una sonrisa bonita excepto por la mirada astuta que le enviaba.

-Dale esto a ChangHyun, por favor.

-¿Quién?-Consultó bajo mientras tomaba la bolsa con su pedido y una más pequeña con el logo de una farmacia cercana.

-ChangHyun es quien atiende el puesto de pollo.

-De acuerdo-Dijo indeciso. Estaba algo receloso de hacer ese pedido extra, no tenía un buen presentimiento.

-Te lo encargo pequeño HwanHee.

La mirada analítica, y ahora un poco más aterradora, nunca se había apartado de él. Llegando a su límite de incomodidad masculló una despedida y salió rápido del local.

Si algún día lograba contarle a DongYeol algo de su trabajo, jamás admitiría que su recado a la tienda lo hizo huir como un cobarde.

Estaba dispuesto a no ir a comprar pollo, seguro Minsu lo entendería excepto que su propio sentido moral por cumplir los encargos, que eran su trabajo, era más fuerte que su miedo o incomodidad por extraños.

Caminó en automático hacia el puesto de pollo frito, juraba nunca más olvidarse sus comidas diarias, las consecuencias parecían ser extremas en su vida laboral actual.

Una nueva fila lo recibió. La luminosa y pura sonrisa del chico que atendía lo tomó por sorpresa debido a que estaba ensimismado en sus pensamientos o, que era igual, haciendo planes para huir de una nueva experiencia traumática. El solo ver ese gesto hacía que olvidara sus miedos y desconfianzas.

-Aquí tiene.

Al pagar no podía dejar de observarlo, era un abismo de diferencia con el sujeto de la tienda.

-¿Sucede algo?

La sonrisa viró ligeramente aunque el ambiente no se sentía pesado.

-Verás...-Se preguntaba por qué le pasaban estas cosas extrañas todo el tiempo en esa calle del demonio-Mi nombre es HwanHee, trabajo para Bang Minsu-Se apresuró a agregar, no fuera a pensar que se estaba declarando o algo por el estilo. Sentía pavor al solo pensar en ese tipo de confusión-El muchacho de la tienda me pidió te diera esto, umn...¿ChangHyun, verdad?

Mostró la pequeña bolsa y entonces la sonrisa de ese chico fue cambiada por algo más hermoso: un marcado rubor.

-¡Si! Soy yo, yo soy ChangHyun.

Su reacción llena de torpeza y timidez lo hizo sentir mejor de alguna forma, ¿era así cómo se te pegaban las malas mañas de los adultos?

-Perdón, no me sentí en posición de negarme a ese chico-Las ganas de refugiarse en Minsu lo asaltaron de golpe. Se sentía seguro con el mayor y no con sus locos amigos que le hacían pedidos extravagantes.

-Tranquilo-El resoplido de ChangHyun aligeró la situación por completo, era alguien muy increíble a sus ojos-Jonghyun es así, le divierte un poco asustar a los amigos de Minsu.

ChangHyun era lindo, agradable y nada atemorizante; le recordaba a sus propios amigos. Era un grato cambio en contraposición a los depredadores con los que se había visto obligado a relacionarse.

Sonrió despidiéndose para volver a su propio trabajo, era hora de comer después de todo.

-¿Todo bien?-Minsu preguntaba tomando una de las bolsas y llevándolo donde estaba todo preparado.

-Si, el chico de la tienda me pidió algo de paso. Parecía que me conocía-No podía ocultar el tono acusador, después de todo era el mayor quien lo ponía en la mira de los demás.

Arqueo una ceja al mirar al adulto mientras este solo mantenía una expresión falsa de desconcierto. Esperaba que resignarse a esas situaciones no fuera algo normal cuando te volvías adulto.

-Debiste conocer a ChangHyun también.

-Si-Sonrió sabiendo que al menos una persona normal coexistía junto a Minsu-Es muy agradable y bonito.

-Lo es, aunque por tu bienestar físico no menciones eso frente a Jonghyun.

Paró de masticar su pollo unos segundos mirando a su jefe que soltó esa frase como si nada, como si no fuera la primera vez que lo hacía. Tragó y suspiró resignado, no sabía por qué se seguía sorprendiendo.

Ser un joven empleado no era fácil.

Continuará.

RecadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora