La gran sacerdotisa

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Hace tiempo, este mundo estaba dividido por las guerras. Y solo una persona logró detenerlas, Kaguya quien consumió el fruto del dios árbol adquirió la capacidad de manipular el chakra y gracias a ello pudo llegar a detener la guerra.

Más tarde, dio a luz a dos hijos llamados Hagoromo y Hamura, quienes heredaron este gran chakra a parte del Rinnegan y el Byakugan respectivamente. Pero furiosa al ver como su gran poder se repartía entre otros, formó parte de la reencarnación de la bestia de diez colas. La furiosa y descontrolada bestia arrasó todas las tierras en busca de su chakra hasta que sus hijos la derrotaron y sellaron dentro de ellos mismos convirtiéndose en los primeros avatares conocidos.

Posteriormente, zetsu negro, nacido de la voluntad de Kaguya poco antes de ser sellada como su tercer hijo, manipulando a Indra y los descendientes del clan Uchiha y Senju para que así alguno de ellos despertara el Rinnegan.

Pero esta historia no va de la separación por clanes de los descendientes de Kaguya, va de cómo estos obtuvieron tal poder para poder derrotar a alguien que tenía de su lado el poder de la bestia de diez colas. ¿Quién fue la persona que le dio a ese par tal poder para poder hacer esa proeza?

Ese alguien era una sacerdotisa que vivía en un bosque con su familia, su casa estaba muy cerca de la zona de conflicto donde se llevó a cabo la guerra por la cual Kaguya quiso ser más fuerte para poder pararla. Ella como había sido instruida desde pequeña, tenía el deber de curar a todos quienes acudieran a ella, la guerra había empezado tres años atrás coincidiendo con el nacimiento de su hijo, después de tanto tiempo de guerra ella aún no veía la salida. Quería ayudar, pero una sacerdotisa no debía involucrarse más de lo necesario en la guerra, no debía acabar con la vida de nadie si quería seguir siendo pura y conservar así sus poderes. Mientras que su marido era un gran doctor, quien le ayudaba en su difícil tarea de curar a todos los heridos o como mínimo aliviarles el dolor y a veces en acabar con su sufrimiento.

Fue en un día lluvioso cuando escuchó de la llegada de una extraña mujer a la zona, preocupada por la seguridad de la joven, la invitó a estar en su casa, ya que al estar construida en una zona considerada sagrada, no había luchas por lo que seguramente su vida no correría peligro.

Después de haber estado con ellos durante dos días decidió comerse el fruto del árbol dios, el cual aparecía cada mil años y el cual nunca se había comido ya que se consideraba un fruto sagrado por lo que nadie se atrevía ni a tocarlo. Y una vez obtuvo el poder, la guerra terminó.

La sacerdotisa vio como poco a poco la joven ansiaba cada vez más poder, atendió el nacimiento de sus hijos vio como crecían y como veían preocupados la obsesión de su madre con el poder. Aunque la sacerdotisa sabia el amor que esos jóvenes sentían hacia su madre vio impotente como tomaron la difícil decisión de sellarla.

- Hagoromo, Hamura – les llamó un día la sacerdotisa – Mucho me temo que con vuestro nivel no podéis llevar a cabo vuestro cometido sin perder la vida – dijo mirándolos preocupada después de haberlos visto crecer y encariñarse con ellos.

- No hay otra opción – le respondió Hamura con algo de tristeza en sus pálidos ojos.

- La hay, vosotros sois jóvenes, os merecéis vivir y disfrutar de vuestro tiempo – les dijo la sacerdotisa mientras les miraba con esos ojos azules mientras les acariciaba suavemente el rostro. – Yo podría daros el poder que os falta, solo debéis intentar no rechazarlo, aceptarlo.

Antes de que pudieran decir nada, vieron como una suave luz blanca con un toque rosado les envolvía y como después de eso se sintieron más fuertes.

- Ahora ya tenéis el poder suficiente como para sellarla sin que vuestra vida corra peligro. – dice la sacerdotisa algo pálida y con sudor después del esfuerzo de darles parte de su poder. – debéis practicar para cuando llegue la hora, debéis conseguir fusionar las dos energías que ahora tenéis en vuestro cuerpo.

Al día siguiente de que les diera el poder, justo en la hora en la que su marido e hijo fueron a comprar suministros y buscar las hierbas medicinales ya que ella aún no había recobrado sus fuerzas, la mujer a la que había ayudado años atrás y que había visto enloquecer por culpa del poder se presentó ante ella.

Al verla ya se podía adivinar la razón de porque esa inesperada visita, o no tan inesperada, ya que la sacerdotisa sorprendentemente se encontraba preparada para la visita.

- Veo que al final has venido – dice junto con una triste sonrisa sabiendo que ya no podría estar más con su marido ni con su hijo.

- Necesito poder y tú tienes el poder que busco. – dijo con una siniestra voz

Después de eso todo pasó muy rápido, Kaguya intentó extraerle sus poderes, pero no lo consiguió ya que se los había dado el día anterior a los hijos de esta. Así que sin perder más tiempo acabó con la vida de la amable sacerdotisa, pero sin saber que gracias a ella que había dado todos sus poderes finalmente podría ser derrotada.

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Muchos años después

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Una joven de ojos azul muy oscuro, casi negros, con el pelo negro carbón se encontraba sentada en una roca, disfrutando del cálido clima del verano, mientras sostenía a su hijo de dos años cerca de ella.

Como era costumbre estaba esperando a que su marido un apesto "guerrero" (como a ella le gustaba llamarlo) muy temido a causa de esos ojos tan especiales que poseía, rojos como la sangre, era uno de los más fuertes de su clan. Pero ella tampoco se quedaba atrás, ella era descendiente de la que se dice que fue la sacerdotisa que aumentó los poderes de los dos clanes más fuertes del mundo, y como tal tenía una gran habilidad curativa la cual era muy útil dentro del clan.

- Mamá – escuchó la suave y dulce voz de su amado hijo – Ya viene – dijo simplemente con una perfecta pronunciación pese a su corta edad.

Esta es una corta historia que explica brevemente la historia a la que Madara siempre se refiere. Él siempre ha estado buscando la reencarnación o la descendiente más poderosa de esa sacerdotisa que tiempo atrás ayudo a vencer a Kaguya dando sus poderes y sacrificando así su vida. Buscando a esa persona que pudiese hacerlo más poderoso para así llevar a cabo su plan.

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