PARTE 2

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Tras levantarlo y llevarlo al despacho, Fukuzawa consiguió que se pusiera el termómetro. Mientras el mayor buscaba alguna medicina para resfriados en los armarios, el menor no paraba de temblar y toser sentado en una de las sillas con el termómetro bajo la axila. Fukuzawa jamás pensó que alguien tan meticuloso como Mori no pusiera el nombre a todos los frascos del lugar.

—¿Cómo es que no pone el nombre a las medicinas?

—Sé cuáles son con solo verlas…

—¿Y cuál es la del resfriado?

—No me acuerdo… —respondió mientras sonaba el termómetro.

Antes de que Mori se lo quitara, Fukuzawa se lo quitó y miró la temperatura: 38 grados. Luego miró al doctor. Estaba completamente pálido y con los ojos llorosos. No paraba de toser y de temblar.

—Creo que lo mejor será que lo acompañe al hospital.

—Por supuesto… Siempre y cuando desee que Natsume-sensei nos vaya a buscar de nuevo a los calabozos…

No había caído en que ambos podían terminar en la cárcel si les pillaba la policía: uno por ser un asesino y el otro por crímenes de guerra. Un dúo increíble.

—Me duele la cabeza… Todo da vueltas… Quiero cortarme la garganta…

—Lo mejor será que se tumbe en la camilla. 

Mori le miró de arriba abajo.

—¿Me va a cuidar usted?

—Si no queda otro remedio…

—¿Alguien como usted sabe hacer de enfermero?

—Tengo ahora un niño bastante problemático a mi cuidado… Creo que sabré qué hacer.

Antes de que pudiese replicar cualquier cosa, el doctor empezó a toser más fuerte todavía y amenazó con caerse al suelo, pero el albino fue rápido y lo agarró al vuelo. Puso su mano en la frente del menor y constató que la fiebre había subido. 

—No necesito… Ayuda…

—Se nota.

Le ayudó a llegar a la camilla, donde lo tumbó y le puso una compresa de agua fría en la cabeza. Le tapó con una manta y, cuando observó que empezaba a quedarse dormido (o, en su defecto, a quedarse inconsciente), marchó a la cocina a preparar un caldo para el picor de garganta.

Cuando se disponía a abrir los armarios de la cocina, oyó un fuerte golpe en el despacho y corrió hasta allí de nuevo, encontrándose al doctor en el suelo.

—¿Otra vez buscando una cura para el resfriado en el suelo?

—Me he caído… Todo da vueltas… Muchas vueltas… Me duele la cabeza…

—Le ayudaré a volver a tumbarse.

—¡No! —le empujó como pudo— Si me tumbo es peor… Me mareo mucho…

—¿Y qué quiere que haga?

Mori le observó con los ojos vidriosos.

—Lléveme con usted.

—¿Cómo? No, no. Usted necesita descansar.

—¡No quiero tumbarme! ¡Quiero moverme! ¡Quiero…! —pero otra oleada de tosidos volvió a interrumpirlo.

Fukuzawa suspiró y le tumbó de nuevo en la camilla. Cuando Fukuzawa le tapaba, Mori tiraba la manta al suelo. Cuando le ponía la compresa en la frente, también iba al suelo. Todo esto con ambos refunfuñando y con tosidos de fondo.

Así que allí estaban, en la cocina los dos: Mori sentado en la silla y con la cabeza sobre la mesa y Fukuzawa perdiendo la poca paciencia observando que el doctor solo tenía chazukes precocinados y ni un solo caldo. Al final, decidió tomar un sobre de los chazuke y le echó un poco de agua, consiguiendo un caldo sin fideos.

—Tome —se lo dejó en la mesa.

—No tengo hambre… Me duele el pecho…

—Si no lo toma usted, se lo daré yo.

Mori levantó la cabeza, completamente molesto.

—Atrévase.

No sabe si el contenido del bol desapareció en la boca del doctor o porque terminó en el suelo, pero tras varias horas consiguió que el caldo desapareciera. Ahora, estaban en el despacho, Mori tumbado en la camilla con la vista clavada en el techo y Fukuzawa leyendo un libro en la silla de al lado.

Cuando por fin llegó la hora de marcharse, Mori lo detuvo.

—¡Espere! ¿No me dejará aquí solo, verdad?

Fukuzawa sabía perfectamente que no podía dejar en aquel estado al doctor, así que llamó a Ranpo y le avisó que aquella noche no podría ir a cenar con él. Sin esperar a que el niño dejara de soltar improperios por el teléfono, el mayor colgó y regresó al despacho. 

Iba a ser una noche muy larga...

♦♦♦

¡Proseguimos con esta apasionante aventura entre virus y calditos!

¡Las apuestas siguen abiertas y nos acercamos al momento álgido (o no) de esta historia!

¿Cómo terminará todo?

BSD || El enfermero y el enfermo [FukuMori]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora