Después de mi presentación, guardé mi guitarra en su estuche y comencé a hacer mi camino hacia la parte trasera del bar. Saludaba a una que otra persona, rechazando educadamente sus propuestas de tragos, no tenía ganas de quedarme a beber sabiendo que él estaba aquí.
Me dolía tan solo pensar en el posible encuentro que podríamos tener.
Él siempre me trataba de manera desafiante, ese ahora hombre de cabello negro y largo, ojos cansados y palidez indescriptible me volvía loco, tan solo teníamos 22 años, pero él solía ser mi amigo, hasta que empezó a retarme, clamando que podía hacer cualquier cosa mejor que yo.
Sí, hice un cover de su canción favorita, no me arrepiento de ello, pero sí de bajar la guardia hasta casi llorar delante de mi público.
Todo por su culpa.
Cambié mi destino, no podía más. Me encerré en el baño del local, soltando las lágrimas que quemaban mis ojos.
Lloré como nunca antes lo había hecho, como si me estuviesen clavando una lanza en el pecho.
Cuando terminé, me miré al espejo. Tenía la nariz y las comisuras de la boca enrojecidas, que juntándolos con mis hinchados y rojos ojos, delataban lo que había hecho.
Me lavé la cara, tratando de quitar el rastro del llanto de mi rostro.
Salí del baño con mi mejor sonrisa y seguí mi plan principal, salir lo más pronto posible del bar.
Abrí la puerta que daba hacia la calle mientras me acomodaba en cabello en una coleta nuevamente, ya que algunos mechones se habían salido.
Él estaba parado ahí, esperándome.
Maldita sea.—Antes de que decidas que volver a entrar y beber hasta caer en un coma etílico es una buena idea, tengo que preguntarte algo —dijo un Aizawa de brazos cruzados antes de que pudiera moverme un milímetro, siempre fue bueno adivinando mis acciones—. ¿Por qué hiciste eso?
—¿Hacer qué? —Pregunté irritado.
—No te hagas el tonto, sabes perfectamente que esa es mi canción favorita —dijo arrugando el entrecejo, ahora parado frente a mí, acorralándome entre su figura (aunque fuese un poco más bajo que yo, Aizawa era demasiado intimidante) y el muro de ladrillo detrás de mí.
Suspiré, pasándome la mano por el rostro y armándome de valor para decir lo siguiente.
—Porque tú me gustas —dije sin más, su mirada cambió a una de total asombro.
—¿Yo... Yo te gusto? —me preguntó, totalmente sonrojado.
—¿Es que acaso ahora eres s...? —mi pregunta quedó en el aire, ya que un beso me selló los labios. Quisiera decir que fue un beso dulce, pero no lo era, era salvaje, desesperado y, sorprendentemente, lleno de lujuria.
Correspondí al beso con la misma pasión con la que Aizawa había comenzado, introduciendo mi lengua en su boca y jugando con la suya.
Aizawa se apegó más a mi cuerpo, rozando levemente la erección que se estaba formando en mis pantalones, haciéndome gruñir.—¿Y si mejor vamos a otro lugar, Zashi? —me preguntó en un tono juguetón que no sabía que Shota poseía.
No vacilé en tomarlo de la mano y llevarlo hasta mi casa, teníamos un asunto pendiente.

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Karma Chameleon
Fiksi Penggemar"Loving would be easy if your colors were like my dreams; red, gold and green." Basado en la canción de Culture Club, Karma Chameleon. [ADVERTENCIA: Escena sexual explícita]