|| Quiero conocerte ||

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Los días pasan muy lentos con Damon de vuelta en la mansión.

Se me hace horrible tener que verlo a diario sufriendo por Katherine. Arrastrándose por ella tratando de llamar su atención. Consintiéndola de maneras ridículas, solo para que ella le de un beso en la mejilla o un guiño de sus ojos con largas pestañas.

Patético, tanto como yo, sufriendo por alguien a quien no podemos tener.

A Stefan y a Damon no parece importarles tener que competir por su amor, o compartir, más bien. Y por lo que a mi gemela respecta, está más que feliz y divertida con su peligroso juego ya que ambos hermanos Salvatore han empezado a beber de su sangre, para así acostumbrarse al proceso y estar más listos para cuando sea momento de la transición final. Cuando ella los mate y vuelvan a la vida como muertos vivientes que deben ocultarse en las sombras.

Ellos quieren renunciar a su humanidad por amor.

Katherine y yo tuvimos una muy fea discusión cuando ella misma me lo contó, y en ese momento, ella soltó todo su veneno para herir y envenenar mi corazón, mis sentimientos. Me confesó que ya tiene planes para ella y sus dos novios, me dijo que Damon nunca será mío, porque lo único que él desea es ser vampiro, y que ella y nadie más que ella puede cumplir ese deseo.

Desde entonces, ambas no hablamos. Cada una está tratando de vivir su vida a su manera, a pesar de que nosotras mismas somos lo único que tenemos, la una a la otra, solas en el mundo.

Para mantener mi cabeza ocupada, le he pedido al señor Salvatore poder asistir a las clases de etiqueta para señoritas que él mismo me ofreció con la señora Moore. Cuando voy a su casa, además de aprender modales y educación, puedo escabullirme entre los descansos y leer los maravillosos libros que ella tiene en su estantería. Así trato de distraer mi mente, viajar a otros mundos y a otras situaciones, cosa que aquí no puedo hacer teniendo al hombre de mis sueños loco por alguien más.

Doy un respingo cuando la llama de la vela que tengo encendida en mi velador, roza mi dedo por mucho tiempo y me quema. Llevo jugando así un par de minutos, pasando mi dedo por encima del pequeño fuego para sentir el calor abrazador en mi piel, viendo como la diminuta llamarada naranja se mueve con mi respiración, dejando que todos mis pensamientos inunden mi angustiada alma.

Mi corazón duele cuando recuerdo mi casa en Atlanta, lo hermosa que era mi habitación con vista a los jardines, mis vestidos hechos por mamá, mi libros, mis diarios que documentaron mi niñez y parte de mi adolescencia. Mi corazón se retuerce de dolor cuando recuerdo a mi familia, a mis amorosos padres que no pudieron sobrevivir entre las llamas.

Los gritos, mi propio llanto antes de ser rescatada por mi hermana.

¿Cómo podía correr tan rápido? ¿Cómo podía respirar tan normal en medio de todo ese humo? Recuerdo haberme hecho esas preguntas antes de perder la conciencia en medio del rescate.

Mi mente trae imágenes en forma de flashbacks de aquella noche, meses antes del terrible incendio, cuando Katherine me contó que su novio alemán a quien veía a escondidas, le había dado una nueva vida. Una mejor vida después de la muerte.

Un regalo eterno, decía ella.

En un principio no lo había entendido, solía pensar que era una simple metáfora. Pero luego del incendio y de mis múltiples preguntas sobre como había podido rescatarme sin sufrir daño alguno, Katherine confesó su oscuro secreto. Recuerdo el miedo que recorrió mi cuerpo cuando vi sus ojos cambiar a un profundo negro con venas rojizas en sus ojeras, cuando sus largos y afilados colmillos brillaron ante la tenue luz de las velas de su habitación cuando intentó sonreír para mí.

Wish you were mine [Delena]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora