Desenlaces poéticos, Carta número 7

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Muy a menudo me pregunto que es la belleza, la belleza para mi son los desnutridos niños que mueren de inanición y los opulentos gordos que revientan, los miserables pobres que piden limosna y los asquerosos ricos que buscan estúpidas maneras de gastar su fortuna. Yo me río de los locos y los cuerdos, escribo sobre los muertos y los vivos, salto sobre sus tumbas, me regocijo frente a sus cadáveres y bailó frente a vosotros con estas lineas. Todos somos el asesino y el asesinado, todos somos la lombriz que repta y también el ave que resurge de sus cenizas, todos somos las lágrimas y la furia, la efímera alegría y la amarga tristeza. Encuentro la belleza en lo grotesco, dientes podridos que revolotean en una sonrisa sin fin, inminente desolación seguida de un profundo sentimiento de tranquilidad, montañas de problemas sobre las que me siento, lugares que visito, pesadillas de las que solo descanso al sumergirme en un profundo sueño, amargos despertares y largas esperas en la noche. Canallas malhechores y hombres de bien que yacen tendidos en el suelo, esperando algo que no llega. Solo obtengo respuestas en el caos, solo la amargura me reconforta. Yo soy el que pone las bombas y el que recibe el impacto, yo soy el que pisa a los heridos y el que les tiende la mano, también soy el que reza y hace el bien tanto como el que maldice y asesina, yo soy aquel disparo que hace brotar los sesos, que desparrama las tripas por los suelos, que separa familias y que hace justicia, soy el humo de sus cuerpos quemados y la materia en descomposición, profundas cloacas a las que llamó hogar, serpientes que me estrangulan en un intenso abrazo. La belleza para mi es el llanto del recién nacido y el último suspiro del que nos deja, es una tímida sonrisa o una mirada que desencadena en corrientes de fuego que desfiguran mi rostro, creando poéticos amaneceres.

Cartas a la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora