Despertar

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Me siento confuso, todo da vueltas a mi alrededor, no sé exactamente lo que está pasando y es como si no fuese yo mismo en este momento.

Siento la sangre emanar de mis muñecas y logro ver, de forma borrosa, como tiñe el agua de la bañera de un rojo intenso.

Esa misma sangre empaña por completo mi ropa y el lateral de la bañera.
Trato de buscar algo más que me oriente, pero el cansancio puede conmigo y pierdo la conciencia hasta caer en un largo...largo sueño...


Abro los ojos de forma desesperada y al tratar de incorporarme me golpeo violentamente con algo que está a escasos centímetros de mi frente.

"Qué coño" digo para mis adentros y de pronto me percato de que estoy encerrado en una caja de mi tamaño y de caoba oscura, al principio no caigo pero luego me doy cuenta de que es un ataúd.
Empiezo a golpear la caja por todas partes y grito:

-¡¡AYUDENME ESTOY ENCERRADO,SAQUENME DE AQUÍ!!

Nadie responde y me desespero, empiezo a moverme de un lado a otro tratando de buscar una forma de salir y me pregunto qué demonios hago encerrado en un ataúd.

"¿Qué hago aquí, que me sucedió?"
"¿Y si me quedo sin aire, encerrado aquí hasta volver a morir?"
Pero espera "¿MORÍ?"

No puedo recordar casi nada excepto que había mucha sangre y yo estaba muy mareado, fuera de eso mi mente esta en blanco sobre lo que me pasó.
Me siento perturbado y quiero salir así que empiezo a arañar la tapa del ataúd con todas mis fuerzas.

Sigo arañando descontroladamente hasta que mis uñas se rompen y mis dedos se llenan de heridas, empieza a correr la sangre y justo cuando estaba a punto de perder la esperanza veo una soga situada al lado de mi cabeza.
Como no tengo otra opción la agarro y la jalo.
Oigo un sonido que viene de afuera como si fuera una campana y se despierta una ilusión en mi interior así que la jalo muchas más veces y con mucha más fuerza.

Después de un largo rato, en el que escuche sonidos lejanos como si estuviesen removiendo la tierra, la tapa se abrió y me encontré con una mano que me ayudó a salir.
Me costó bastante trabajo dado que estaba enterrado a unos metros bajo tierra, pero ya estando afuera me sentí aliviado y tranquilo.

— Se siente bien salir ¿verdad muchacho?

El hombre que me había ayudado estaba detrás de mí. Era un señor mayor, con una barba canosa y estaba vestido de forma rara, su ropa me recordaba a la que se usaba hace 50 años.

— ¿Qué me pasó, estaba muerto?— le pregunté.

— Mira chico tengo algo que explicarte...

— Chico no, me llamo Adam-Odiaba que no me llamaran por mi nombre.

— Ok, Adam tú...

— ¿Dónde está mi familia? Dios mío deben pensar que estoy muerto, tengo que ir a buscarlos— dije interrumpiéndolo.

Salí corriendo buscando una salida, pero este cementerio era demasiado grande y confuso.
Las lápidas eran antiguas y los epitafios se veían borrosos por el paso del tiempo, además estaban cubiertas por musgos y habían matorrales por todas partes. Los árboles, intrincados unos con otros, eran altos y oscurecían el camino, además habían estatuas de piedra similares a ángeles que resultaban inquietantes y me ponían el vello de punta.
Después de correr por varios minutos llegué a la salida, que resultó ser una reja negra y oxidada que estaba abierta de par en par.
Al salir me dí cuenta de que estaba en el cementerio donde estaban enterrados mis abuelos lo que significaba que estaba bastante cerca de casa y podría ir caminando.

Estaba decidido a encontrar a mis padres y darles la buena noticia pero también quería que me explicaran lo que me había pasado o mejor dicho.......lo que me había hecho.


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