Capítulo 9: Débil

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Aquí iba una vez más, sujetándose del brazo de Itachi hasta hacerlo enfadar, apretando fuertemente sus ojos para no ver, de nuevo con la misma presión y fuerza que la vez anterior, pero sin embargo esta vez Itachi se mostraba algo frio, ni siquiera se inmutaba o intentaba regañarle, simplemente miraba al frente con algo de enfado, y se sintió algo extraño, pero aun así no cambio aquella posición, no dejo de sujetarse de él, hasta que tocaron tierra, pero aun a pesar de haber llegado, Itachi no dejaba de mantenerse totalmente serio, después de lo sucedido la noche anterior, habían iniciado el vuelo, y el humor de Itachi cambio después de que recibió una llamada, pero ni siquiera lo había besado, ni nada por el estilo, lo cual lo hacía sentirse un tanto solitario y despreciado, inclusive cuando llegaron a casa, Itachi simplemente le dijo “no me molestes” y se dirigió a su despacho, dejándolo en su habitación, y así poco a poco comenzaron a pasar los días sin que Itachi se diera dé cuenta de cómo se sentía el rubio, él tampoco había salido de su habitación, no le tocaba, no lo besaba, ya ni siquiera lo miraba, no sabía que le pasaba, pero quería pensar que no era nada, porque se sentía desolado, a pesar de que Konan estaba con el apoyándolo y visitándole e inclusive intentando hacer que el saliera, pero no lo había logrado, Konan también se preocupaba mucho por el estado en el que había llegado Itachi, estaba más frio y serio que de costumbre, pero por dentro sabía que todo debía ser culpa de “esa persona” que de seguro le había dicho alguna cosa que lo hizo dudar o enfadarse, y por eso ahora se la mantenía escudado de cualquier persona, esa era una de las cosas que menos le gustaban de Itachi, el siempre levantaba un escudo alrededor de él, cuando sucedían cosas como esas, y no dejaba que nadie le ayudase con sus problemas, a pesar que había quitado ese duro caparazón desde que estaba con Deidara, quizás porque descargaba parte de su ira y su estrés con él, pero aun así volvió a lo que era antes, y Deidara no tenia de idea de que había pasado, así que tras hablar con Yahiko a ambos se les ocurrió una idea, podía ser problemática o no, todo dependería de como se lo tomara Itachi.


Deidara tuvo un mal presentimiento al ver como Konan y Yahiko le sonreían y lo sacaban de la habitación, aunque se sintió bien al saber que Itachi quería verlo, por eso no le dio a importancia, y obedeció lo que ambos le dijeron, se vistió como ellos le dijeron, uso el perfume que le recomendaron, aunque él no entendía mucha para que era todo aquello, pero si Itachi lo quería ver así, entonces el haría todo lo que él quisiera, también observo como Konan empezaba a cepillar su cabello, luego de que todo estuvo listo le hizo tomar un pequeño “carrito” porque así lo llamo ella, donde habían unas tazas, un poco de azúcar y una tetera llena de té.

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Estaba agotado, demasiado cansado y estresado, tenía trabajo extra acumulado, los ojos le ardían por culpa de haber estado leyendo tantos papeles y acomodando cifras, no había dormido hace dos días, no porque no quisiera, sino porque no podía, trataba de dormir, y era irremediable el hecho de quedarse despierto, últimamente se había acostumbrado a dormirse con el calor del cuerpo de Deidara, ¡sin duda se estaba acostumbrando a él! Y eso por un lado era malo, se estaba volviendo débil, demasiado blando con ese rubio, incluso le había dicho que lo quería, aunque había antepuesto un “creo” a frase pero aun así, había dejado que el perforara y calara en el fondo de su corazón, y eso era peligroso, porque si le mostraba sus verdaderos gustos, entonces lo lastimaría mucho, aunque era difícil no desear amarrarlo y azotarlo, era difícil no desear dejar la marca de sus dientes por todo su cuerpo, era difícil no halar aquel dorado cabello y hacerlo implorar que fuera más rápido. La verdad es que cuando pensaba en Deidara solo podía querer hacerle miles de cosas, que su cabeza se reusaba, quizás era porque le había tomado afecto o porque Deidara era como un niño pequeño, con su tierna inocencia, ¡él ni siquiera sabía escribir o leer!, y eso tenía que hablarlo con Konan no estaba de más que alguna de las sirvientas le enseñaran a leer.

-Señor Itachi, le he traído el té, ¿puedo pasar? – escucho la voz de Konan a través de la puerta

¿Té? Bueno quizás era lo que necesitaba para relajarse un poco, y así dejar de pensar en Deidara, había tratado de abstenerse de ir y poseerlo, porque en momentos de cansancio lo que más quería era sexo para bajarse el estrés y debía dejar de pensar en eso.

-Pasa – respondió simplemente

Observo con tranquilidad como entraba el carrito en el que siempre solían traerle el té, pero no esperaba ver lo que vio, la forma en que sus mejillas se encontraban sonrojadas, su cabello hermosamente suelto que caía por sus hombros, la forma en que con su mano izquierda jalaba el extremo de la falda hacia abajo, su piel blanca brillaba, con aquel traje de maid, ¡imposible! Fue lo que su mente pensó, pero verlo ahí de pie, tan avergonzado y débil, lo hizo excitarse completamente, sin que Deidara se diera de cuenta por estar preso en su propio mundo por culpa de la vergüenza, Itachi paso su mano por su abotagado miembro y le ofreció una sonrisa a Deidara ¡mierda y yo que quería aguantar por más tiempo, y tu vienes y te me presentas de este modo!

-Acércate – le demando el moreno

Este obedeció, y se acercó hacia su amo, que hace mucho que no le tocaba, y sin embargo en ese momento tenía una mirada vacía y permanecía extrañado por verlo vestido de aquel modo.

-¿Quién hizo que te vistieras así? – pregunto el pelinegro mientras recorría el cuerpo de Deidara con la mirada
-Yahiko y Konan, ellos me dijeron que me quería ver – admitió Deidara mientras veía a Itachi acomodarse en el sillón en el que se encontraba
-Ya… - respondió simplemente – acuéstate en mis piernas – le ordeno

Y Deidara obedeció ante la orden que le acababa de dar su amo, a pesar de sentirse algo incómodo por el traje que llevaba puesto, observo como Itachi lo ayudaba a acostarse en sus piernas, pero al mismo tiempo descubría su trasero de aquella falda y comenzaba a darle fuertes palmadas, haciendo que el rubio dejara escapar unos cuantos quejidos.

-Este es tu castigo por venir a provocarme – le susurró al oído, lamiendo y mordiendo el lóbulo del rubio
-Ahh…Perdón – se disculpó entre gemidos sin si quiera saber porque lo hacia
-No te puedes disculpar, tienes que demostrarme con tu cuerpo que lo sientes – le indico mientras obligaba al rubio a sentarse en sus piernas y metía su mano por debajo de la falda

Dejo que su mano se colara por la ropa interior de Deidara acariciando su miembro recorriéndolo con sus dedos, hasta poder sentir su pre seminal en los dedos, al mismo tiempo que con su otra mano, soltaba el listón que tenía en el cuello, y habría un poco del vestido para besar el cuello del joven sin interrupción ninguna, el rubio al sentir aquellos besos y aquella mano veterana que se movía con destreza recorriendo cada parte de su intimidad.

-Ahhh… - dejo escapar un gemido apasionado al sentir como Itachi apretaba sus testículos, logrando que el pelinegro se mordiera el labio para no gemir

Retiro sus manos del cuerpo de Deidara y dejo escapar un suspiro; sintió como su miembro palpitaba pidiéndole que le diera la atención que el necesitaba, movió una de sus manos haciéndole un gesto al joven para que se levantara de sus piernas, el cual el obedeció, levantándose pero Itachi no es que fuera a quedarse sufriendo, al ver a Deidara parado ahí aun con la vergüenza poblando de rojo su rostro, le pidió que se pudiera de rodillas y se acercara a él, así mismo también moviendo sus caderas un poco para que él se diera dé cuenta de lo que quería, el rubio se dio de cuenta inmediatamente de lo que quería su amo que hiciera para él, y sin temor ninguno llevo sus manos al cinturón que rodeaba la cintura de Itachi, quitándolo por completo para empezar a desabrochar su pantalón y poder sacar el miembro del mayor para introducirlo en su boca, succionándolo hasta meterlo casi todo en su garganta, llegando a su límite, y sacándolo del todo de su boca, pero sin dejar de acariciarlo con sus dedos, tomando un poco de aire, y jugando con su lengua dentro de su boca, para luego empezar a rodearlo con su lengua, dejando la humedad de su saliva por todas partes, y así mismo metiéndolo de nuevo a su boca pero esta vez subiendo y bajando con lentitud, torturando un poco a Itachi sin darse cuenta, pero aun así excitándolo demasiado; cuando sintió que iba terminar, dirigió su palabra una vez más al rubio.

-¿ves aquel ventanal?
-Si – respondió el rubio curioso por aquella pregunta
-Camina hacia ella y dime que vez – el rubio camino hacia ella y comenzó a describir las cosas que veía

Pero en ese instante sintió como era abruptamente empujado logrando que su cuerpo se quedara por completo apegado al ventanal sintiendo como Itachi tomaba su cadera y alzaba su trasero, poniéndose de cuclillas y empezando a lamer la húmeda entrada del rubio, mientras escuchaba como este comenzaba a gemir.

-Ita…umm…yo… - Deidara ni siquiera podía decir las palabras que deseaba, por culpa de las oleadas de placer que ahora poseían su cuerpo –…te qui…quiero

El moreno se detuvo inmediatamente al escuchar aquellas palabras y se acercó hasta el oído del rubio para susurrarle.

-No debiste decir eso, porque lo único que lograste fue que yo me excitara mucho más – le dijo un poco antes de penetrarlo sin miramiento alguno.

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Podía escuchar claramente los gemidos de su jefe y de Deidara, agradecía que las cosas hubieran salido bien, aun a pesar de seguir extrañada por el hecho de que Deidara le preguntara que significaba “te quiero”, pero el hecho de que sus gemidos fueran tan fuertes, también hacían que inconscientemente ella comenzara a excitarse, y también podía ver las misma secuelas en el rostro de Yahiko, él también había empezado a excitarse, y por supuesto que estar juntos no es que fuera algo muy bueno, hace ya más de tres meses que mantenían una relación, pero ya que debían ser discretos en el trabajo casi nunca podían tener demostraciones de afecto que en verdad duraran, los besos eran fugaces, debido a que el resto de las chicas solían estar paseándose por la mansión haciendo la limpieza correspondiente o preparando cualquier cosa que Itachi o Shisui les dijeran, así que “estar juntos” no era algo que ellos solieran hacer, sin embargo podía conocer algunos de los patrones de actitud de Yahiko, como que en ese momento se encontraba más que excitado por culpa de aquellos gemidos, pero la verdad ella no se dio de cuenta en que momento Yahiko se puso detrás de su cuerpo, simplemente sintió como las manos del hombre se apoderaban de su cuerpo y empezaban a acariciarla.

-Espera Yahiko ¿Qué haces? Nos pueden ver – le advirtió ella asustada
-No seas así, hace mucho que no tenemos tiempo para los dos – dijo besándole el cuello seductoramente
-Lo sé – admitió ella dejándose dominar brevemente por aquellos lentos besos que Yahiko dejaba en su cuello – pero no podemos darnos el lujo de esto
-Vamos, no me culpes, es culpa de esos dos por estar gritando de ese modo – le dijo Yahiko
-Te endiento pero, esto es algo que no podemos hacer aquí – dijo ella al sentir como las manos de su novio empezar a palpar sus pechos por encima de su uniforme
-Pero, dentro de esta habitación si se puede ¿verdad? – dijo halándola y llevándola hasta el lugar
-Yahiko yo…
-Déjame, por favor, hacerte mía – le suplico el hombre besándola mientras metía su lengua en la cavidad de Konan haciéndola excitarse aún mas
-Está bien, pero no hagamos mucho ruido – le pidió ella entre risas

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-Ahhh…por fa…umm – los gemidos inundaron sus cuerdas vocales, mientras seguía sintiendo las fuertes envestidas de Itachi, el cual lentamente lo había hecho quedar encima de sus piernas cediéndole su entrada, la cual había sido penetrada al instante, pero aun permanecía de cara al ventanal a plena luz del día, y se sentía aún más avergonzado, sintió como una de las manos de Itachi lo tomaba fuertemente del cabello y tiraba de él, haciendo que su cabeza descansase en el hombro del mayor, soltó su cabello y lo tomo de la mejilla para así poseer con fiereza sus labios y meter su lengua con violencia, recorriendo por completo su cavidad, mientras deslizaba su mano hasta el pecho, ya desnudo de Deidara, y comenzaba a apretar sus pezones haciéndole gritar y soltar quejidos y pequeños alaridos de placer, sin poder detenerse, con sus manos, el rubio se sujetó fuerte de la cintura de su amo, y poco a poco dejándose llevar por el placer dejo que su espalda se fuera arqueando hasta llegar al clímax, y dejar que su miembro expulsara una considerable cantidad de aquel liquido blanco, el cual salpico su abdomen, e inmediatamente sintió como su cuerpo era volteado hasta caer al piso, y así observar como su dueño se ponía frente a él, y volvía a penetrarlo acelerando sus caderas hasta el límite, solo por el deseo de terminar de una buena vez y terminar de descargar toda la adrenalina que lo invadía, y así fue como lentamente fue llenando el interior del rubio con su ser, dejándolo totalmente cansado y al mismo tiempo dejándose caer sobre Deidara segundos después de haberle dado un beso totalmente apasionado pero que lo dejo sin energías.

-En verdad…me has vuelto débil.

Conociendo lo desconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora