Sol

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- Era una chica especial entonces... - Dije sorprendido del brillo de sus ojos al hablar de ella.

- No sólo eso. Ella era fría, hermosa y distante semejante a la luna... Era mi luz en la oscuridad.

Luego de aquella grata casualidad en el metro Gabriel siguió su camino a casa, durante todo el recorrido no pudo dejar de pensar en esa chica, en su sonrisa, sus gestos, el brillo de sus ojos. Gabriel había quedado totalmente encantado con Valeria; al llegar a su casa la indecisión lo tenía caminando de un lado a otro, pensando si escribirle sería buena idea o no, hasta que luego de un rato se decidió.

- Vamos, sólo es un mensaje qué podría pasar? - Pensaba mientras escribía dicho mensaje.

Luego de escribir y borrar diversas variantes del mensaje, decidió ir por lo sencillo sin hacerse mayor expectativa al respecto, pensaba que no tendría respuesta alguna.

-G: Hola! soy el chico del metro, Gabriel... Emm cómo estas? .

- V: Hola Gabriel, estoy muy bien gracias ¿y tú? .

Así inició su conversación, conversación que se mantendría hasta la madrugada, al día siguiente igual. Sin darse cuenta uno no podía pasar mucho sin saber del otro, poco a poco fue dando a luz un cariño entre ambos.

Gabriel era un chico tímido, con muchas inseguridades y rara vez destacaba ya que le gustaba mantenerse fuera de reflectores; Hijo de padres separados, siempre fue la luz de los ojos de su madre y aunque sus padres mantenían una buena relación para velar por el futuro de él. Gabriel creció sintiendo un vacío por no tener a su padre de forma constante en comparación con su hermano menor que era fruto de su actual relación, aunque su padre lo amaba y le brindaba su apoyo cada que lo necesitara, a los ojos de Gabriel su presencia era intermitente a comparación de como era su padre con su hermano. Con el pasar de los años fue desarrollando una personalidad tranquila, callada y muy cerrada a la hora de hablar de Sí mismo. Esto por supuesto repercutió en su día a día, en sus amistades y relaciones amorosas siendo éstas pocas y muy selectivo a la hora de elegirlas.

Creía en el amor a la antigua, le gustaba la idea de estar con alguien en quien confiar, alguien con quien caminar de la mano cumpliendo ambos sus objetivos, alguien que lo apoyara y por la que él daría todo. A lo largo de sus etapas en la segundaría y universidad conoció a numerosas chicas, no mantenía una relación seria y larga con ninguna de ellas aunque no era fanático de tener ese tipo de aventuras, ninguna a sus ojos cumplía con las expectativas que tenía sobre la chica que para él sería la indicada, perdiendo la esperanza en el amor y el romance decidió quedarse soltero un tiempo indefinido a lo que él le decía ''Una tregua con sus sentimientos por tantas desilusiones sufridas''. Todo esto cambió cuando conoció a Valeria, encontrando en ella todo eso que había buscado desde siempre, siendo ella la que lograría volverlo loco.

Un día, en la tarde estando en su casa decidió encontrarse con su mejor amigo, Eduardo, que a diferencia de Gabriel era más extrovertido y carismático. Ambos acostumbraban reunirse todas las tardes para jugar fútbol juntos y conversar de sus cosas.

- Conocí a una chica en el metro - Dijo Gabriel mientras ambos iban de camino al campo.

- En serio? y qué pasó con tu supuesta ''tregua''  Pensé que te tomarías un descanso, lo necesitas. Ya basta de buscar amor en cualquier chica que sea cariñosa contigo, sabes como termina luego.

- Lo sé, pero esta vez es diferente. Esta chica es la chica, no lo sé hasta ahora sólo nos vimos una vez pero he estado hablando con ella seguido y su personalidad me atrae demasiado.

- Sólo no te hagas ilusiones, recuerda que todo al principio es bonito, luego te aferras a esa persona y te dejan un vacío enorme al irse.

Gabriel sabia que su amigo tenía razón, pero no desistiría de la idea de intentarlo una vez más con Valeria.

- Qué es lo peor que podría pasar? si no funciona sé como afrontarlo, he pasado por eso antes - pensaba, mientras caminaba con su amigo.

- Vamos, no seas tan pesimista quizá al fin encontré a la indicada - Dice Gabriel a modo de broma.

Ya en la noche, volviendo de jugar fútbol Gabriel revisa su teléfono en busca de alguna notificación o mensaje de Valeria, pero no había ninguna. No le dio importancia y decidió ir a darse una ducha, al salir del baño su teléfono estaba sonando; Era ella, la sonrisa delataba la emoción que sentía al ver algún mensaje de ella.

- V: Hola, cómo te fue en tu juego?

-G: Muy bien, y qué tal te fue a ti hoy?

Así iniciaban de la nada conversaciones que luego se extendían hasta altas horas de la noche, podían hablar de cualquier cosa y eso para Gabriel era lo que más le gustaba, se sentía bien al saber que la chica que le gustaba compartía tanto en común con él. Las palabras fluyeron de ambos como si siempre hubieran estado ahí, latentes... Aguardando su encuentro.

Tarde esa misma noche, mientras Gabriel dormía notó que de pronto subía una mano por su espalda, una boca en su oído diciendo "cierra los ojos"  con una voz dulce y que le resultaba familiar, entonces los cerró, aún sin saber por qué pero los cerró. No cualquiera a quien le trepa una mano por la espalda y una voz le dice cierra los ojos, los cierra, es de locos pero loco estaba ya y más que eso. Cerró los ojos, mientras lo único que alcanzaba a ver después de que esos brazos lo dejaran fue la sombra de sus pasos hasta la salida, sin saber por qué.

-¿Fue solo un sueño?- Pensaba Gabriel.

Aquel beso, aquellas risas, Se sintió todo tan real que aun siento sus labios descansando sobre los míos y su aroma apoderándose de todo mi cuerpo. La suavidad de sus dedos sobre mi piel y su respiración agitada motivo de una caricia atrevida.

- Que difícil se torna volver a la realidad cuando la fantasía es tan exquisita - Murmuraba mientras volvía a caer dormido.

''El Sol, que durante mucho tiempo estuvo nublado al fin lograba brillar de nuevo... Ansiando el día del encuentro con la Luna.''

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