Elíseos

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''Una fuente de delicias visuales pero necesaria... Así es ella. Una vida a su lado me parece poco.''

- Lamento llegar tarde, el celular se quedó sin carga y no tuve como avisar - Dijo Valeria muy apenada.

- No te preocupes, lo importante es que ya estás aquí - Respondió Gabriel con entusiasmo.

Ambos se quedaron en silencio un momento, hasta que decidieron comprar los helados y sentarse en una mesa, comenzaron hablando de su día y continuaron hablando de sus cosas favoritas, pasatiempos y demás cosas. A medida que avanzaba la conversación Gabriel no podía evitar sentirse cada vez más fascinado con ella.

- Pasamos el resto de la tarde hablando de cualquier tontería y me sentí el tipo más afortunado del mundo, no necesitaba más... En ese momento supe que no había vuelta atrás. Que la quería de verdad. - Dijo aquel hombre con voz entrecortada.

En este punto de la historia admito que me sentí identificado, por como la describía se notaba que para él no era cualquier chica, sé muy bien lo que se siente cuando conoces a esa persona especial y lo complicado que se puede volver todo. Para nosotros es más complicado, las mujeres son seres celestiales. ¿Cómo entenderlas? cuando dicen que somos unas basuras, y que somos mujeriegos, pero y si... ¿Si vieran esta parte?, pecamos de ser muy cursis o de ser realmente sinceros, quieren y piden a gritos ser entendidas, ser felices, tener tantas cosas... Y nosotros, dentro de lo humanamente posible queremos darle eso y más, haciendo valer el dicho de "todo es imposible, hasta que pruebes lo contrario". Hacemos todo lo posible para verlas sonreír, luego ellas nos dicen o piensan que queremos algo a cambio y no saben que ya es suficiente con su sonrisa, esa que para ellas es una más en el mundo, pero para nosotros; para unos simples mortales, paraliza el universo.

Al terminar la tarde, se dirigieron a la parada del autobús, Gabriel disfrutaba escucharla hablar de las cosas que más le emocionaban, adoraba ese brillo en sus ojos cuando hablaba de un tema con tanta ilusión. Mientras caminaban, él sólo se limitaba escucharla con mucha atención y deseando que ese momento no terminara.

- V: La pasé muy bien hoy, gracias!.

- G: No te preocupes no tienes nada que agradecer, me encantó pasar la tarde contigo.

- G: Incluso la parte dónde te esperé jaja, fue mi parte favorita y con lo que me gusta esperar...

-V: Que tonto eres! Ya te dije lo que pasó con mi celular y me disculpé por eso

Justo en ese momento llegó el autobús y ella ya tenía que irse, no podía llegar tarde a casa; Se despidieron y quedaron en escribirse al llegar cada uno a sus casas. Mientras Gabriel iba de camino a la suya no dejaba de sonreír, el día no pudo salir mejor; Valeria por su lado se sentía contenta con lo ocurrido, Gabriel era un chico tierno y cariñoso, se sentía muy cómoda con él.

- Después de ese día llegué a una conclusión conmigo mismo; Sus ojos son hermosos... Podría pasar mucho tiempo, podría olvidar un sinfín de cosas. Pero sus ojos no, ellos son algo que no olvidas jamas... Tiene algo en la mirada que te marca de por vida - Dijo el hombre con voz apagada.

-Nunca creí en los cuentos de hadas y tampoco en la teoría de que hay personas hechas para ti... - dijo para luego hacer una pausa y añadir.

- ... Pero no lo entendía, llega ella con esa sonrisa y esos verbos apuestos... Me vislumbra con sus palabras y cada día que pasaba me sorprendía de una manera diferente. Me sentía como si me hubiese espiado, como si me fuera estudiado de tal manera que conocía todo de mí y no lo lograba entender... Sabía que frase decir, incluso cuando estábamos en silencio. Y gracias a ella, he descubierto que hay silencios que hablan.

- Tenía esa mirada, esa mirada profunda que lleva pero no le mostraba a todo el mundo... Me refiero a esa que sólo los dos conocíamos, esa con ojos dilatados con similitud a mar abierto por su bello color, y de esa profundidad incalculable donde yo me sentía marinero y amante del mar... Pero sobre todo, me gustaba ser testigo de ella, de sus sonrisas.

Los días pasaban y todo parecía perfecto, a diario él despertaba temprano y le dejaba mensajes de buenos días, a lo que ella respondía con mucho cariño. Luego de meses hablando y saliendo de vez en cuando Gabriel sentía que lo tenía todo, que no le hacía falta más. Él solía decirle luna, y ella lo llamaba sol; Un día, cuando ya llevaban varios meses saliendo, estando con Valeria decide regalarle una pulsera con la palabra Moon haciendo referencia al apodo que le tenía, mientras que de igual manera él usaba una con la palabra Sun. Valeria amó el detalle y desde ese día en adelante Gabriel se decidió a querer hacer todo por ella, a sus ojos él había encontrado al amor de su vida. El tiempo fue pasando y ellos eran presa de una sensación que atrapa cuando el amor es perfecto y las fotos de cada salida, de cada momento eran una prueba de ello. Cuando no estaban juntos para ella cada segundo parecía un siglo, él por su lado no paraba de ver su teléfono al pendiente de una notificación o mensaje de Valeria, a diario contaba las horas para poder verse con ella.

- Quiero hacerle ver que es la dueña de mi vida, la amaré hasta donde nadie pudo. - Pensaba.

Y aunque sabía que no todo era perfecto ni eterno, ellos se mantenían como el primer día y no se distinguía entre su amor y la locura.

- Cuando finalmente nos juntamos, constantemente ella tenía dudas. Me repetía constantemente en ocasiones ''te aburrirás de mí y me dejarás sola''.... 

- Le decía que eso era imposible, que cómo la iba a dejar si ella era todo lo que siempre quise. - hizo una pequeña pausa, como que le costaba continuar la historia pero antes de que pudiera decirle algo dijo algo, para luego quedar en silencio por varios minutos.

- Al final fue ella la que se marchó....


''Lo que un día existió después se fue y resultó tan poco'.'

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