—Justo ahí, cariño, ahí mismo— Gemiste, arqueando la espalda aún más de lo que era posible.
Estabas tan cerca de tu altura. Kyungsoo estaba llegando al lugar correcto que estabas esperando.
Tus piernas estaban envueltas alrededor de sus caderas mientras sus manos agarraban tu cintura.
Sus muslos se apretaron con cada empuje dentro de ti y no sintió nada más que placer cuando tus paredes se movieron contra él.
Él gruñó tu nombre, mordiéndose el labio mientras plantaba su pie en la cama para obtener un ángulo diferente.
Hubo un breve momento perdido, pero nada como la explosión de éxtasis que sentiste tan pronto como él te empujó, más rápido esta vez, golpeándote allí mismo pero más profundo, más rápido, más húmedo.
Tus ojos se cerraron cuando gritaste su nombre, Kyungsoo se inclinó hacia adelante mientras se estremecía al soltarlo, sus manos agarrando las sábanas.
—¿Cuántas rondas fueron esas? ¿Tres?— Sopló en tu mejilla mientras te daba suaves besos esta vez. Te estremeciste. Aún estabas sensible al tacto.
—Mierda, vamos a romper nuestro propio récord— Te reíste suavemente mientras acariciaba tu frente.
—¿Qué tal si hacemos cuatro rondas?—
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