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"El ser verdaderamente cercano al corazón del hombre es tomar nuestra lección final en el volumen cerrado con candados de la desesperación."

Edgar Allan Poe.

Que frase mas curiosa, ¿no lo crees así querido? — Crowley asintió al ángel sentado en la silla de mimbre tejida; Aziraphale dejó el libro sobre la mesa y dio un pequeño mordisco al pastel sobre su plato, el demonio lo miro con la expresión de amor que solo podía poner junto al ángel.

Crowley se pregunto el por que habia esperado tantos siglos para esto, por que había temido tanto a dar aquel paso. Hacia ya poco mas de dos meses que había formalizado un relación romántica con al ángel, y las cosas habían sido como el siempre había imaginado. Por las mañanas despertaban juntos, en ocaciones se quedaban varias horas mas recostados hablando entre sí; en otras salían deyunar a ese restaurante de ambiente familiar que habían visitado hace algun tiempo ya, o Crowley preparaba algo en la lujosa cocina de su departamento. Por las tardes Aziraphale iba a la librería y Crowley lo acompañaba hasta la hora de cerrar. Las noches eran para conversar, ver alguna película o salir a ver alguna obra de teatro.

En varias ocaciones salir del Londres a visitar sitios agradables.

Todo era prefecto, desde el amanecer hasta el atardecer. Las noches juntos compartiendo el calor bajo las sabanas.

Los besos de buenos días y de saludo en la mejilla contraria, los besos solo por capricho en los labios; los besos de amor puro que podían darse en cualquier parte. 

Uno de estos últimos sonó por el pequeño invernadero, Crowley beso con dulzura la frente del ángel antes de tomar asiento frente a él.

Hacía poco mas de un mes que habia instalado esa mesa en el invernadero. Para las plantas fue un milagro, pues mientras el ángel se encontraba ahí el demonio no gritaba amenazas. Muchas platicas importantes para ellos se llevaron a cabo ahí.

En ese lugar Crowley conoció lo ocurrido en su siglo de descanso. La respuesta no le gusto, pero era la historia que siempre supuso verdadera; que durante siglos intuyo había pasado entre el ángel y el escritor. Sintió su corazón doler, de una manera que solo lo había hecho en unas cuantas ocasiones, pero el saber que aquello había quedado atrás y ahora él era quien compartía su amor con el ángel le hizo sentirse un ser dichoso.

En aquel lugar le contó lo ocurrido con el músico, y ver las reacciones de celos que mostraba el ángel le hizo sentíar aún mas dichoso.

En aquel lugar los secretos desaparecieron y la confianza y cercanía de ambos aumento, sintio el amor mutuo florecer como lo hacían las plantas floridas del pequeño invernadero, que nunca en toda su vida perteneciendo al demonio pelirrojo se habían visto mejor.

Aquella tarde, cayendo la noche, ambos decidieron visitar uno de esos cines antiguos que al demonio tanto le gustaban. Una película a la cual realmente ninguno prestaba atención, o por lo menos el demonio no lo hacía. Su atención estaba sobre en ángel y sus hermosas reacciones y gestos. Lo abrazo sobre el hombro y este se recostó en él; lo risos de Aziraphale quedaron cerca de su rostro y Crowley no se resistió a volver a apreciar su olor. Inhaló levemente y se deleito con el aroma de tinta y papel viejo de su ángel; adoraba ese olor como la primera vez que lo conoció.

Al volver a casa la situación se torno extraña. Intima.

Aziraphale beso con intensidad los labios de Crowley, de una manera que el demonio no conocia posible en el ángel. Un beso profundo y pasional que no parecía querer desaparecer.

Entre Las Páginas De Un Libro.| Ineffable Husbands.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora