Aaron Burr, sir

155 15 28
                                    

1776, ciudad de New York

Un joven inmigrante bajaba del barco que acababa de arribar en New York. El chico tenía su pelo castaño oscuro recogido en una coleta. Sus ropdas estaban degastadas y sucias. Llevaba una sola maleta, llena principalmente de libros. Sus ojos azules casi violetas eran lo que más resaltaba del joven, cautivando la atención de quien los viera. Su nombre era Alexander Hamilton

Hamilton iba por la calles de New York, buscando a un hombre: Aaron Burr. El motivo de su búsqueda era que el señor Burr se había graduado de Princeton en tan solo dos años, y el caribeño quería saber como lo había conseguido.

Por esas mismas calles se encontraba un sureño de ojos verde y el rostro surcado de pecas. John Laurens si quieren ser más específicos. El chico estaba buscándo a sus amigos, que lo habían dejado solo sin decirle a donde iban.

Ya llevaba casi una hora buscándolos, y se terminó rindiendo ante el cansancio. Se sentó bajo un árbol y se quedó observando el paisaje de la ciudad como a las personas que pasaban. En un momento alzó la vista y se quedo facinado con lo que vió: unos hermosos y profundos ojos azules casi violetas. Jamás había visto ese color en los ojos de alguien, eran bellísimos. Laurens quedó embobado viendo los ojos de esa persona, sin notar que esta se le estaba acercando al notar como lo miraba.

El caribeño se paró en frente de Laurens, pero este no reaccionaba, seguía perdido en su propia mente. Alexander comenzó a agitar su mano delante de la cara del pecoso, y este finalmente reaccionó. Al darse cuenta de la situación, apartó la mirada hacia un costado y un notable color carmín apareció en sus mejillas.

Hamilton lo observó unos momentos, notando la insatisfacción del joven frente suyo, y pronunció.

-Creo que...usted es un hombre que satisfecho nunca estará.

Laurens frunció el ceño. ¿Cómo podía decir eso sin siquiera conocerce? Pero, en el fondo sabía que el más bajo tenía razón. A pesar de la inegable belleza de el de coleta, su orgullo era mayor.

-No se a que se refiere, retráctece- dijo con su tono frío, común en el con gente desconocida.

Alex dudó unos segundos antes de seguir hablando. (Como si alguna vez se callara xD)

-Es como yo, satisfecho nunca estoy...-una leve sonrisa apareció en ambos chicos. Laurens volvió su vista hacia el caribeño. Se sentía comprendido y atraido por ese carcter determinado del más joven. Le encantaba.

-¿Es verdad...?

-Satisfecho nunca estoy-

- Mi nombre es John Laurens-se presentó el pecoso con una reverencia.

-Alexander Hamilton- el de ojos violetas le tomó la mano al sureño y plantó un pequeño beso. John se ruborizó con una hermosa sonrisa. Ya había notado que el mas bajo era pobre por el aspecto de sus ropas, así que con picardía le preguntó.

-¿De dónde es usted?- Logró lo que quería. El menor se puso algo nervioso y apartó un poco la vista.

-Eso no importa, hay un millón de cosas que no he hecho...-al lecantar su cabeza, Alex vió al hombre que buscaba y empezó a alejarse del pecoso- Solo espere, solo espere...-.

El de pelo rizado lo observó irse. Ese joven caribeño lo había fascinado. Su forma de hablar, con gran seguridad, su ambición y sus profundos ojos. Jamás había visto otros iguales.

Las personas que pasaban a su alrededor lo miraban curiosos. El pecoso se había quedado parado mirando a la nada, con un gran sonrojo y una sonrisa boba.

Tiempo Atras (Lams)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora