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Un joven estadounidense conducía tranquilamente por las calles que guiaban a la casa del Alemán, tarareaba una alegré canción la cuál sonaba en la radio.

Una vez llegando a la casa se estacionó afuera y toco el timbre impaciente.

El Alemán somnoliento se levantó al escuchar el timbre, un escalofrío recorrió su espalda, sabía quién era.

Se puso rápidamente su ropa y cuando estuvo a punto de salir de la habitación, su pareja habló.

- Amor, tengo miedo - lo miro como una cachorro asustado, eso le causó ternura al de anteojos.

-Ich werde Dinge lösen, beruhige dich (resolveré las cosas, tranquilo)- dicho esto abandonó la habitación.

Abrió la puerta y observó a la persona que más odiaba en ese momento.

-Hello Germany- sonrió de manera arrogante.

Lo miró con odio y lo dejo pasar a regañadientes.

-Nehmen Sie Platz (Toma asiento)- el de gafas negras solo asintió y se sento mirando atentamente al europeo.

-aaand? You will not speak?- bajo sus lentes dejando ver los azules ojos del gringo.

En ello bajo el Chileno ya vestido, miro a ambos y se poso al lado de su pareja.

-Lass uns verhandeln (negociemos)- dijo en forma seca el más alto, tomando la mano de su pareja.

-Ummm... Let me see- saco su teléfono y miro detenidamente su pantalla.
- I think no- rió burlonamente.

En aquel momento el Alemán cegado por la rabia se acercó y lo levantó del cuello de la camisa.

-Hör mir zu Stück Scheiße (escúchame pedazo de mierda)- esté no pudo seguir tras caer al piso.

El Chileno se acercó a auxiliar a su pareja el cuál escupia sangre de su boca.

- que le hiciste saco de wea?! Maricon chuchetumare!- apoyó a su pareja en su pecho y miro al gringo con lágrimas en los ojos.

El estadounidense rió.

- I just gave him a lesson- sonrió mostrando sus dientes.

-Tranquilo cariño estarás bien, te vas a recuperar...- el Chileno lloraba tomando al Alemán el cual solo lo miraba y le sonreía con la poca fuerza que le quedaba.

-There's nothing like a bomb to silence the idiot- el Chileno le devolvió la mirada.

-LE MANDASTE UNA BOMBA!?- el gringo asintió victorioso.

-stay calm babe, he can live-

-No me llames bebé. No soy nada tuyo y por último eres un desgraciado hijo de puta!- el Chileno lo miro con rabia.

-Shut up, you wouldn't like there to be a second bomb- se puso de cuclillas tomando el mentón del latinoamericano.

-Now, you're mine- se sacó las gafas y lo miro con sus penetrantes ojos azules.

El Chileno lo miro con su único ojo bueno y con rabia lloró silenciosamente.

-déjame acostarlo...él necesita recuperarse... Por favor...- ni el podía creerlo, le estaba rogando al gringo.

-fine, go- el estadounidense se levantó poniéndose nuevamente sus gafas oscuras y el estrellado tomo como pudo a su pareja.

Subió con dificultad las escaleras pero logró llegar a la habitación.

Dejó al alemán cuidadosamente en la cama y acarició la mejilla de éste, abrió pesadamente sus ojos y lo miró.

-¿en donde te duele?- lo miró preocupado.

-Hier (aquí)- toco su abdomen, en donde su pareja levantó rápidamente su polera para observar la herida.

Una gran herida abierta se podía observar, salía abundante sangre y el Chileno desesperado fue a buscar el botiquín bajo la cama.

Era demasiado grande la herida, tenía que cocerla o se desangraria.

Tomo la aguja tembloroso y recordando como tuvo que curarse solo en tiempos de guerra, comenzó a poner los puntos. Desinfecto los bordes y luego aplicó un parche sobre está.

-estarás mejor, haremos que ese weon nos pagué todo el daño, mientras descansa...- acomodó al Europeo en la cama y por último quitó sus lentes para que descansará tranquilo.

-are you ready?- el gringo apareció por el marco de la puerta.

El de parche asintió.

-Just Follow me- el gringo bajo las escaleras hasta llegar al living, entró a una habitación que él nunca había entrado en ese entonces, era el sótano, observó que habían muchos elementos de tortura y erotismo, especialmente de bondage y sumisión.

El Chileno trago nervioso.

-Your father-in-law liked this kind of games a lot, now get naked- un escalofrío se hizo presente en el menor y Tímidamente comenzó a desvestirse.

En aquel cuarto se podían escuchar los gritos del latinoamericano suplicando que parará, sonidos de látigos chocando contra una piel ajena.

Sonidos de una risa burlona y sollozos de alguien adolorido se hacían presentes.

Pasó el tiempo y ambos seguían en aquella habitación la cuál olía a fluidos corporales y un toque de sangre.

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Wenas, aquí otro cap, Bueh, eso ciao!

💫×°×ꍟꌗ꓄ꋪꍟ꒒꒒ꍏ ꌗꂦ꒒ꀤ꓄ꍏꋪꀤꍏ ×°×💫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora