CINCO

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"Cobarde"

Pachirisu miraba arriba, intentando recordar un vieja historia, los demás pokémon lo rodeaban sentados en un círculo.

—Era un frondoso bosque, tan grande que nunca recuerdo haber salido de ahí, justo, en lo que para mí aparentaba el centro del bosque yacía un humilde pueblo, la gente creía en el poder de la naturaleza y la alababan. Generalmente ayudaban a los Pokémon heridos que entraban al pueblo.— Contaba Pachirisu con los ojos brillantes por la ilusión

>>Yo nací en el hueco de un gran árbol junto con mis dos hermanas, crecí en ese bello lugar durante tres años hasta que a un listillo se le ocurrió poner un gimnasio ahí, cientos de entrenadores acudían a diario, multiplicando la población en tan solo un año.

—¿pero eso no sería algo bueno?— comenta Gengar interrumpiendo —Más población, más gente interesada en ayudar al bosque, simple— dijo encogiéndose de hombros

— Eso sería ideal, pero la gente no fue educada de la misma forma, por lo que no tenían la misma manera de pensar, querían un lugar donde vivir, matando lentamente a el bosque con la tala de árboles.— Contestó pachirisu— Todo transcurría de manera normal— continuó relatando con una mirada nostálgica—Esa noche me tocaba recolectar las bayas para la cena.

>> Salí del tronco y me dirigí a donde siempre recolectaba mientras tarareaba una alegre canción, camine en dos patas mientras daba pequeños saltitos, adentrándome en el enorme bosque frente a mi.

>>Al cabo de un rato llegue al árbol, sin embargo, este se encontraba vacío "humanos" pensé mientras soltaba un bufido. Decidí ir al pueblo, pues a ellos no les molestaría darme unas cuantas bayas.

>>Y en efecto, sin ningún problema ellos me dieron las bayas que necesitaba, decidí tomar una nueva ruta, pues, para haber vivido más de tres años en el mismo lugar, conocía muy poco de el entorno que me rodeaba, y estaba dispuesto a cambiar eso, sin percatarme del costo de lo que esto traería, pues pensaba que máximo recibiría una llamada de atención por llegar tarde, sin embargo, ese pequeño paseo terminó costándome mi libertad.

>>Camine admirando el paisaje, escuchando las hojas crujir bajo mis patas, pues era otoño y éstas empezaban desprenderse de las ramas de los árboles. "El camino será duro", lo sabía pero no podía simplemente quedarme ahí parado, mi misión era un nuevo paraíso. Era muy ingenuo, tras haber llegado por la hora y media de caminar, me perdí entre los inmensos árboles. El sol cayó cual costal de rocas.

Cuando desperté el muy maldito ya me había metido a la caja.

—Mis padres no volvieron a saber de mí y no se si siquiera están vivos— Esa fue la última palabra de pachirisu acerca del tema, solo dejando sus palabras en el viento.

Después de esa charla de "sobremesa" me sentía mucho más determinada, esto no era personal, no era solo por mi libertad sino de nuestro valor.

Por más común que sea yo no nací para perder.

—¿Eevee? ¡Eevee!— dijo Staraptor tras aterrizar exaltado

—¡¿Qué?! ¿¡Qué ocurre?!— exclame bajando de las nubes

—¡Porygon!— tomó aire y continuó—porygon está aquí, a tres minutos hacia el sur

—¿pues que esperamos?— preguntó poniéndose de pie de un salto— ¡Es ahora o nunca!—exclamó emocionada

Inmediatamente al finalizar su llamado el grupo salió corriendo en esa dirección.

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Más vale tarde que nunca ¿No?

Fiebre del variocolor (reiniciada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora