I

139 10 5
                                    

-¿Podrás esperar tu vida por mí, Mileidy?

-Volveré a ti.

Cinco años después...

-Según los tribunales... -miró sus papeles- Usted puede salir en unos cuantos meses ya que las acusaciones no muestran nada, no muestran pruebas y la víctima no nos dió indicios de violación, señor John. -decía el hombre trajeado frente a las rejas.

-¿Habla en serio?. - sonrió conmocionado. Extrañado por la noticia.

-Por supuesto.

°°

-¡Por favor, mamá!. -sacudía el suéter de la mujer.

-No, dije que no y es lo último que diré.

-Es una simple fiesta. Además ya soy mayor de edad,soy una adulta.

-Bien. -la miró retante. -Si te sientes muy adulta entonces debes saber que ese tipo de fiestas no son correctas y sólo te traerán problemas.

-Sólo tomaré unos tragos. -se movió divertida pero dejó de hacerlo al ver el rostro serio de su madre. -Sólo un rato. -suplicó.

-¿Sabes qué? Haz lo que quieras. Pero te advierto que si sales en problemas yo no iré a ayudarte.

Mileidy evitó mostrar una sonrisa de victoria y sólo asintió un par de veces antes de ir corriendo a su habitación y ponerse algo lindo.

Hace dos meses que cumplió veinte años,sus padres le regalaron un viaje a Cancún con sus amigos y una gran reprendida por no irse aún de la casa, o conseguir un trabajo, o sacar buenas calificaciones en la universidad.
Hace sólo semanas que sale con un chico del colegio llamado Iván, de hecho a salido con él y una docena más en el último mes.

Tras el encierro de John, ella se a vuelto así. Durante las primeras semanas ella intentaba visitarlo y llevarle algo rico de comer pero con el tiempo debió superarlo y continuar con su vida, así que... Lo abandonó. Lo abandonó pese a que aún lloraba en las noches pensando en él, extrañándolo por dentro de los huesos, sintiéndose muy sola. Por lo que buscó consuelo.

Pasaron los años, y la diferencia entre el amor de Mileidy y el de John, es que el de él nunca se consumió. Después de saber que Mileidy ya no iría a verlo comenzó a escribirle cartas; que nunca le daría, se convirtió en un cuerpo exclusivo de ella, para saciar el deseo de verla o abrazarla comenzó a obligarse a soñarla cada noche, soñar con su rojizo cabello, soñar como eran sus besos, e inventar conversaciones románticas para no sentirse vacío. El problema era que al despertar y saber que nada de eso pasó lo hacía sentirse todavía más solo.

Mileidy, el pequeño cuarto donde duermo es frío y húmedo. La comida cada día sabe peor. Las personas aquí me aterrorizan y no encuentro nada ni nadie con quien hablar de ti, con quien no volverme loco. Lo único que me hace respirar ahora es el hecho de que sé muy dentro de mi que aún existes, y tu existencia provoca mi existencia, porque somos uno mismo.
No me gusta saber qué día es hoy, o qué día será mañana, mi vivir aquí es eterno y saberlo lo hace aún más inquietante.
Te extraño de una manera inhumana, fue como si me hubiesen arrebatado el oxígeno, y ahora sólo estoy buscando otras formas de respirar, pero no es igual. Te necesito.

Esto no es un Juego de Seducción. IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora